lunes, 30 de noviembre de 2020

ESTRELLA FUGAZ

 Hay una tristeza inherente a las cosas
que las hace bellas
y no quiero llegar a comprender nunca.

Hoy he tenido un sueño triste
y he despertado en una cama carente de nada,
en unas sábanas blancas y tristes,
y en el balcón mis plantas me miraban tristes.

He salido a la calle y era pronto.
Los domingos por la mañana
Madrid se pone más bonita que nunca:
pasearla así ha sido como ver una estrella fugaz,
y me ha parecido todo tan triste
que me he puesto la canción más triste de mi cabeza
y he deseado la soledad.

Me he acordado
de todo lo que he olvidado
y he maldecido el paso del tiempo por un momento;
después he leído que la mujer de Cortázar
tenía los ojos azules y apenados,
y el mundo me ha parecido algo más sencillo,
pero también más triste.
Los fantasmas también quieren flores,
pero la gente solo tiene miedo.

He visto a una pareja sentarse separada
en el metro
con los ojos a un centímetro de distancia,
a una niña reírse a carcajadas de una verdad,
dos manos besarse en una terraza,
una tierra abandonada a través de una ventana
y a alguien pensar en otra vida,
y me he puesto triste
al verme en todos ellos.

Después,
he vuelto a casa,
a mi refugio blanco y triste,
a mi paz en calma culpable,
al fin de cada comienzo,
y te he mirado tranquila y bella,
en el sofá y en tu universo
de estrella fugaz,
y he dejado toda la tristeza en la puerta. 

 Elvira Sastre



sábado, 28 de noviembre de 2020

MALDITA ZORRA

Estaba loca:
su tristeza no era de este mundo,
a veces estallaba a reír cuando me lloraba sus penas
y solía enredarse el pelo cuando le iba bien.

Se pintaba los labios antes de dormir:
«quiero estar guapa para mis sueños», me decía.
Luego se levantaba con el rímel corriéndose en sus ojeras,
como en mis mejores fantasías,
y me preguntaba la diferencia entre una nube y una ola.

Yo la observaba en silencio
—un silencio consciente,
pues ella era una de esas mujeres
que te hacen saberte derrotado antes de intentarlo—,
como si tratara de vencerla sin palabras,
como si esa fuera la única forma.
Ilusa.

En ocasiones
todo lo que hay más allá de alguien es superfluo
y todo lo que hay dentro de uno es redundante.
No lo sé,
le hubiera repetido un millón de veces por segundo
que era más guapa que un pájaro sobrevolando el mar
y que sabía más dulce que la caricia de un padre,
pero ella estaba loca,
loca como un silencio en medio de una escala,
y solo me besaba cuando me callaba.
Maldita zorra.

Solía decir que los peces eran gaviotas sin alas
y era imposible tocarla sin que gritara.
Yo lo disfrutaba: era un instrumento delicioso.

Cuando le decía que amaba su libertad
se desnudaba y subía las escaleras del portal sin ropa
mientras me decía que echaba de menos a su madre.

Cuando tenía miedo
se ponía el abrigo y se miraba al espejo,
entonces se reía de mí y se le pasaba.

Cuando tenía hambre
me acariciaba el pelo y me leía un libro
hasta que me quedaba dormida.
No sé qué hacía ella después,
pero cuando me levantaba ella seguía ahí
y mi pelo estaba lleno de flores.

Un día se fue diciendo algo que no entendí,
supongo que por eso empecé a escribir.
Me dijo: no me estoy yendo,
solo soy un fantasma de todo lo que nunca tendrás.
Maldita zorra. Maldita zorra loca.

Estaba loca, joder,  estaba loca.
Tenía en su cabeza una locura preciosa.
¿Cómo no iba a perder la puta razón por ella? 

 Elvira Sastre



jueves, 26 de noviembre de 2020

Únicos. Sí. Lo somos.

 Únicos. Sí. Lo somos.

Las huellas dactilares.

El iris. La retina.

La red venosa palmar.

La geometría de la mano o de la oreja.

Y las huellas podales.

Y la fisonomía de tu rostro.

Y la antropometría.

Y el ADN presente en sangre, orina,

en el sudor, las lágrimas, la piel,

los bulbos del cabello.

Todo esto te hace único.

No hay ni habrá otro ser que tenga

tus huellas dactilares ni tu iris,

ni tu ADN. Nadie. Nunca.

Lo que quiere decir que todos los demás

también son únicos e irrepetibles.

Y ese milagro incomprensible de ser uno

es cosa repetida tantas veces

que se vuelve magia barata.

Somos iguales en el hecho de ser únicos.

Hermosa paradoja intrascendente

que hace insolvente al nombre propio,

y al yo lo deja en el abismo.

 

Juan Bonilla

martes, 24 de noviembre de 2020

Día 16

 

Quisiera haberme hecho
un tatuaje de adolescente
del que ahora me arrepienta.
Tener dibujado un revolver
un símbolo incorrecto
a la vista de todos.
Llevar el error
marcado en el cuerpo
ser un recordatorio en movimiento
de que hay vida después de equivocarse.

 

Tamara Grosso



domingo, 22 de noviembre de 2020

Día 15

 Le escribo poemas de desamor
a mi oficio
que me prometió cosas y no cumplió.
Le escribo poemas de desamor
a los movimientos políticos
en los que busqué refugio y no encontré.
Le escribo poemas de desamor
a mis poemas viejos
que no tienen la fuerza que necesito
que me envíen desde el pasado.
No le escribo esos poemas
a las personas que amé:
para ellas la promesa
de que voy a seguir tratando de ilusionarme
como si no hubiéramos aprendido juntas
que casi todo termina mal. 

Tamara Grosso

viernes, 20 de noviembre de 2020

MONSTRUA

 Deja salir al monstruo,
tu parte salvaje también es muy bonita.
Deja que se exprese tu animal,
lo primario,
la tierra,
coge tu centro y grita,
muévete, baila,
rómpelo con rabia
y sonríe,
eres libre.

Permítete estar con la ira que envuelve tu momento.
Momento en el que tienes que aparentar ser bonita.
Y vuela,
moviendo tus alas con fuerza,
como el animal salvaje que encerraste con tu saber estar.
A los ojos de los demás serás la furia,
para ti eres la creatividad y la expresión.

Clara Chacón

miércoles, 18 de noviembre de 2020

SIN CTRL+Z

Saber decir adiós.
Saber que no hay verdad
que no ceda al empuje de los años.
Saber que ya no soy, ni por asomo,
aquel a quien juraste amor eterno.
Saber que no hay manera, resorte o mecanismo
para volver atrás
y descontar heridas.
Saber que no hay culpables, que el dolor
es una consecuencia natural
de estar vivo.

Saber que esta que dejas es mi vida
y no poder gritar ni detenerte.

David Hernández Sevillano

lunes, 16 de noviembre de 2020

CLASES DE INGLÉS

 


Dos veces por semana
llevo a mis hijos a clases de Inglés.

La academia está lejos.
El saber está lejos, pienso, mientras conduzco
las curvas que transcurren junto al mar.

Ellos miran el mar pero no ven el mar.
Mirar el mar es solo una manera
de no estar aquí ahora,
junto a un padre que toma
otra curva a la izquierda y que tampoco
está aquí.
En silencio, los tres, a la academia.

Luego bajan del coche, apenas se despiden.
Y yo aguardo sentado en un café,
corrigiendo poemas, anotando silencios,
de frente al mar sin ver mar ni naufragios
ni olas ni distancias ni veleros.
Sin ver.
Pensando, sin quererlo, en otro idioma
y en mis hijos.

Una hora después volvemos —sin estarlo— juntos,
de sus clases y el mar
sigue allí a su faena.

Mis hijos y yo y dos idiomas
en los que no decirnos nada.

 

 David Hernández Sevillano

sábado, 14 de noviembre de 2020

Vagabundo

 

En ninguna
parte
de la tierra
me puedo
arraigar

A cada
nuevo
clima
que encuentro
descubro
desfalleciente
que
una vez
ya le estuve
habituado

Y me separo siempre
extranjero

Naciendo
tornado de épocas demasiado
vividas

Gozar un solo
minuto de vida
inicial

Busco un
país inocente

 

Giuseppe Ungaretti



jueves, 12 de noviembre de 2020

Deconstrucción

Pienso que las sirenas de La Odisea cantaban La Odisea,
porque no hay nada más seductor, más terrible,
que la historia de nuestras propias vidas, aquella que no
queremos oír; aquella que daríamos cualquier cosa por escuchar.


Mary Ruefle


martes, 10 de noviembre de 2020

Plegaria al sol

 


¡Oh, sol, eterna luminaria,
riente en el nido y el portal
de los palacios, incendiaria
chispa que fulges inmortal!;

¡oh, tú el del fuego innumerable,
que brillas en el universo
y traspasas la sombra insalvable
dando luz al cautivo allí inmerso!;

que bendices, fecundas y puedes
despertar al arbusto dormido;
que de lo alto, en redes de oro,
tienes los mundos suspendidos.

Tu esplendor dulce y bienhechor
crea calor, dilata el día;
pero no tiene, yo diría,
la fuerza de un rayo de amor.


Ramón Emeterio Betances

domingo, 8 de noviembre de 2020

La mujer del granjero

 


Desde las gachas de avena
inscritas en la lujuria campestre
de su vida doméstica en Illinois,
donde cada hectárea simula ser
una floreciente fábrica de escobas,
se nombran los años: han pasado ya diez
desde que ella se convirtió en su rutina;
en la de él, que esta noche repetirá
cariño, vamos a hacerlo
y en cambio ella callará su creencia
de que la vida debe ofrecer algo
más allá de ese breve lapso luminoso
ofrecido por una cama ronca, incluso
más allá de su forma lenta y ciega de tocarla
como una luz inmensa y pesada,
aquel viejo engaño del amor
que ella sigue anhelando a pesar
de que aún la abandona a su suerte,
se construye de nuevo al fin,
a mentes de distancia de él, cuando habita
su propia identidad en sus propias palabras
odiando las labores domésticas de la casa
que ambos conservan cuando al fin descansan
aislados ambos en sueños distantes
y ella lo observa con atención,
fuerte, inmerso en la sólida burbuja
de su sueño habitual mientras
su juventud es desperdiciada encima
de esa misma cama de matrimonio
y lo imagina, lo anhela lisiado, o poeta,
o hasta solitario, o a veces,
incluso mejor —querido mío— muerto.

Anne Sexton

 



viernes, 6 de noviembre de 2020

El camino descartado


Dos caminos se separaban en un bosque amarillo
y, lamentando no poder recorrerlos ambos
al ser un único viajero, me detuve durante un tiempo
para contemplar el primero esforzando la vista
hasta el punto en que se doblaba sobre la maleza;
tomé después el otro, juzgándolo igualmente atractivo,
pero dueño de un más poderoso reclamo:
su manto de hierba intacta y sus ansias de ser recorrido;
aunque a ese respecto, el acto del tránsito en sí
los había ocupado a ambos en la misma medida,
y los dos yacían igualmente aquella mañana
cubiertos de hojas no pisadas, hojas sin mancillar.
¡Oh, conservé el primero para otro momento!
Aunque, sabiendo que un camino conduce a otro,
dudé sobre si algún día podría volver atrás.
Deberé contar esto suspirando
en algún lugar del futuro, a años de distancia:
dos caminos se separaban en un bosque, y yo—

yo elegí el menos transitado,
ese acto marcó la diferencia.


Robert Frost

miércoles, 4 de noviembre de 2020

La gente que me gusta

 Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.

Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme.
La gente que tiene tacto.

Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.

A estos los llamo mis amigos.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor.

La gente que nunca deja de ser aniñada.

Me gusta la gente que con su energía, contagia.

Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.

Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.

Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.

La gente que lucha contra adversidades.

Me gusta la gente que busca soluciones.

Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.

Me gusta la gente que tiene personalidad.

Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.

La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.

Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.

Mario Benedetti

lunes, 2 de noviembre de 2020

Queda Prohibido

 

¿Qué es lo verdaderamente importante?,
busco en mi interior la respuesta,
y me es tan difícil de encontrar.
Falsas ideas invaden mi mente,
acostumbrada a enmascarar lo que no entiende,
aturdida en un mundo de falsas ilusiones,
donde la vanidad, el miedo, la riqueza,
la violencia, el odio, la indiferencia,
se convierten en adorados héroes.

Me preguntas cómo se puede ser feliz,
cómo entre tanta mentira puede uno convivir,
cada cual es quien se tiene que responder,
aunque para mí, aquí, ahora y para siempre:
queda prohibido llorar sin aprender,
levantarme un día sin saber qué hacer,
tener miedo a mis recuerdos,
sentirme solo alguna vez.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quiero,
abandonarlo todo por tener miedo,
no convertir en realidad mis sueños.

Queda prohibido no demostrarte mi amor,
hacer que pagues mis dudas y mi mal humor,
inventarme cosas que nunca ocurrieron,
recordarte sólo cuando no te tengo.

Queda prohibido dejar a mis amigos,
no intentar comprender lo que vivimos,
llamarles sólo cuando les necesito,
no ver que también nosotros somos distintos.

Queda prohibido no ser yo ante la gente,
fingir ante las personas que no me importan,
hacerme el gracioso con tal de que me recuerden,
olvidar a toda la gente que me quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por mí mismo,
no creer en mi dios y hacer mi destino,
tener miedo a la vida y a sus castigos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.

Queda prohibido echarte de menos sin alegrarme,
olvidar los momentos que me hicieron quererte,
todo porque nuestros caminos han dejado de abrazarse,
olvidar nuestro pasado y pagarlo con nuestro presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen más que la mía,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha,
pensar que con su falta el mundo se termina.

Queda prohibido no crear mi historia,
dejar de dar las gracias a mi familia por mi vida,
no tener un momento para la gente que me necesita,
no comprender que lo que la vida nos da, también nos lo quita.

Alfredo Cuervo Barrero

sábado, 3 de octubre de 2020

La dicha

 


El que abraza a una mujer es Adán. La mujer es Eva.
Todo sucede por primera vez.
He visto una cosa blanca en el cielo. Me dicen que es la luna, pero
qué puedo hacer con una palabra y con una mitología.
Los árboles me dan un poco de miedo. Son tan hermosos.
Los tranquilos animales se acercan para que yo les diga su nombre.
Los libros de la biblioteca no tienen letras. Cuando los abro surgen.
Al hojear el atlas proyecto la forma de Sumatra.
El que prende un fósforo en lo oscuro está inventando el fuego.
En el espejo hay otro que acecha.
El que mira el mar ve a Inglaterra.
El que profiere un verso de Liliencron ha entrado en la batalla.
He soñado a Cartago y a las legiones que desolaron a Cartago.
He soñado la espada y la balanza.
Loado sea el amor en el que no hay poseedor ni poseída, pero los dos se entregan.
Loada sea la pesadilla, que nos revela que podemos crear el infierno.
El que desciende a un río desciende al Ganges.
El que mira un reloj de arena ve la disolución de un imperio.
El que juega con un puñal presagia la muerte de César.
El que duerme es todos los hombres.
En el desierto vi la joven Esfinge, que acaban de labrar.
Nada hay tan antiguo bajo el sol.
Todo sucede por primera vez, pero de un modo eterno.
El que lee mis palabras está inventándolas.

 Jorge Luis Borges

jueves, 1 de octubre de 2020

Hay un hermanamiento

 


La luz del mediodía,
como un pájaro ciego,
se sostiene en lo más alto del aire.
Las raíces del mosto sacan agua
de las profundidades de la tierra.

Hay un hermanamiento,
una especie de familiaridad entre las cosas
que conforman el mundo,
como si cada una cuidara de la otra,
como si la alegría en la que viven inmersas
fuera un logro de todas,
la conquista de una comunidad.

Acercarnos con afecto a las cosas
nos permite intimar con lo sagrado
que permanece en ellas.

La mañana está en deuda con la cosecha de las flores.

Basilio Sánchez

sábado, 13 de junio de 2020

PIECITOS DE NIÑO


 
Piecitos de hambre
piecitos de niño
Piecitos humanos
pequeños y ufanos
pidiendo mojados
tocando mi nano.
Descalzos de amor
y llenos de espanto,
De miedo.
De asfalto.
De sangre.
Y de llanto.

Lucía Muñiz




jueves, 11 de junio de 2020

PROMESAS


     
Te prometí hacerte feliz,
me prometiste hacerme feliz,
mas deberías saber
que todo el amor del mundo no basta
para hallar los límites del alma,
para abrazar la paz de una arboleda,
para cruzar el fuego que no quema,
para sepultar las alas de Ícaro,
que tanto y tanto pesan,
en el fondo del abismo.

Te prometí hacerte feliz,
mas deberías saber
que cada uno ha de aprender
a hacerse feliz a sí mismo.

Yolanda Gelices




martes, 9 de junio de 2020


EL TEMPS PERDUT



El temps no es perd ni es guanya,
transcorre i el vivim, amb vents propicis
de vegades, d'altres cops, amb angoixa.
Tot és incert i, alhora, necessari,
i mai no se sap bé què hi ha rera les dunes
del gran esforç de créixer i de comprendre.
Transcorre el temps:
ningú no el perd ni el guanya.
Transcorre el temps i transcorrem nosaltres.






TIEMPO PERDIDO



El tiempo no se pierde ni se gana,
transcurre y lo vivimos, con vientos propicios
a veces; otras veces, con angustia.
Todo es incierto, y a la vez necesario,
y nunca se sabe qué hay tras de las dunas
del gran esfuerzo de crecer y de comprender.
Transcurre el tiempo:
nadie no lo pierde ni lo gana.
Transcurre el tiempo y transcurrimos nosotros.






MIQUEL MARTÍ I POL




viernes, 5 de junio de 2020

Simulacro


Temo haber vivido mi vida como si ello fuera un simulacro,
como si yo tuviera el don de vivir por mí dos veces,
de haber dejado a un lado la que importa
en prenda de una vez futura,
y haber malgastado en borradores la presente.

De no saber que la vida sucede a medida que sucede,
y que no hay una vida en serio y otra vida de licencia.
Que cada ensayo, cada error, en suma, forman
las constantes y variables del álgebra de la existencia.

Y en esa ecuación que es cosa resuelta estamos,
esbozada débilmente en el margen de un folio en blanco.
Siento no haber sido tan audaz,
de un trazo algo más firme,
haber perdido un tiempo de oro
en pruebas y ensayos.

Y ahora es tarde,
algo tarde,
pues temo ir ya malherido.
Temo haberme consumido
como si yo tuviera el don
de vivir dos veces.

Temo haber vivido mi vida como si ello fuera un simulacro
y he sido un mal actor confiando en la noche del estreno.
Pero qué vida será la que prolongue o dé segundas funciones,
si en ella todo es rol improvisado y relleno.

Temo haberme pasado la vida reuniendo el valor que me falta
y declarando intenciones solemnes frente a un espejo,
dejando las cosas para una mejor ocasión que no llega.
En el fondo he estado siempre en babia y con la mente muy lejos.

Temo haber vivido mi vida como si ello fuera un simulacro,
como si yo tuviera el don de vivir por mí dos veces,
de haber dejado a un lado la que importa en prenda de una vez futura,
y haber malgastado en borradores la presente.

Rafael Berrio

lunes, 1 de junio de 2020

Hablándole al dolor



Ah, dolor, no debería tratarte como a un perro de la calle
que viene hasta la puerta de atrás
buscado unas cáscaras, un hueso pelado.
Debería confiar en ti.

Debería persuadirte
de que entres en casa y asignarte
tu propio rincón,
una alfombra vieja para que te eches,
un cuenco de agua.

Crees que no sé que estuviste viviendo
bajo el porche.
Deseas que tu verdadero lugar esté listo
antes de que llegue el invierno. Necesitas
un nombre,
un collar y una placa. Necesitas
el derecho a advertir a los intrusos,
a considerar
mi casa como tuya,
mi persona como tuya
y a ti mismo, mi perro.

 Denise Levertov

domingo, 31 de mayo de 2020

Inconfeso


Igual que cuando te hacen una radiografía
te preguntas
(perplejo, sorprendido)
“¿Todo eso tengo adentro?”,
asoma algunas veces
entre bruma
algo que no creías dentro de ti.

No se muestra del todo:
solamente insinúa su silueta
o su sombra.

No es “tu” secreto:
es el hueco que llevas
recóndito,
inconfeso
y guardado de ti;
el cajón interior que nunca habías abierto;
el secreto infranqueable
que no se te ha confiado
y está dudando ahora
entre permanecer callado
o revelársete.

 Isidro Saiz de Marco,

miércoles, 27 de mayo de 2020

Y así sangró tu viejo compañero


Después de haber mirado tu retrato
y haberlo dado vuelta, no, después
de haberte visto el saco solitario,
los bolsillos, el taco taciturno,
después de verte el pelo y la mejilla,
has dicho sí señor por los relojes,
has callado un minuto por ti mismo.

Te has vuelto luego por la espalda, así,
mirándote la nuca, el imposible
que allí arranca hacia el aire, te quedaste
duro de frente y al costado hondo
por si sangraba el viejo corazón,
el viejo compañero, el viejo todo.

Te has quedado, don luis, como te digo,
preguntándote el tiempo en que jugabas
a la escondida con el negro, a la
pelota con los otros en el barrio,
preguntándote el tiempo en que solías
gritar, llorar a pulmón pleno, andar
bajo la lluvia, loco de sonrisas,
como si todo comenzase y nada
fuera a acabar de golpe con la muerte.

Te has quedado un minuto como digo,
menos solo que nunca, entre recuerdos,
entre tu vida y luego entre pañuelos,
voces y frases, tangos, cigarrillos,
esa muchacha y luego entre ti mismo.

¡Qué de sueños, don luis y qué de cosas!

Con el revólver fuiste hasta el espejo,
duro de frente y al costado hondo,
y así sangró tu viejo compañero,
tu viejo corazón, tu viejo todo.

Eran las diez de la mañana. Afuera,
bajo el sol, copulaban los gorriones.

Juan Gelman


lunes, 25 de mayo de 2020

Yo tengo unos amigos


Los amigos que tengo hacen vida de barra,
distraen a las perdidas, salen sólo de noche.
Los amigos que tengo maldicen a la vida
apoyados en barras, meciendo copas frías,
perdidos en la noche.
A menudo, de noche,
mis amigos dan fiestas y beben vino amargo,
pues saben que la vida exige tales gestos
a la guardia más joven que vela sus castillos,
su leyenda dorada.
Los amigos que tuve
acosaban de noche a las niñas perdidas,
castigando las barras de los bares siniestros,
castigando las barras.

Los amigos que tuve, si los tuve,
ya no son mis amigos,
que la noche es de nadie y luchamos por ella.
Mis amigos van solos cuando sale la luna
y nos vemos esquivos y a veces nos hablamos.
Alardea cada cual de sus heridas.

Los amigos que tengo, si los tengo,
llevan luz de la luna en sus ojos cansados.
Yo tengo unos amigos que no sé si los tengo,
cometas que van errantes, gente ociosa que esconde
un corazón helado quemándole en el pecho.

Felipe Benítez Reyes

sábado, 23 de mayo de 2020

Nos enseña


Los senderos de la hormiga.
El descanso en la rama de la urraca.
La hiedra del pensamiento que cubre el árbol.
Los gorriones jugando
en esa enredadera de tiempos.
Las estaciones del día, del año, sucediéndonos.
Los hechos que creemos haber decidido.
El deseo en las manos tímidas.
La alegría de una mirada con horizonte.
El recuerdo de un peñasco sobre el abismo.
La sombra del nogal para un ojo ávido.

Nos enseña
a descubrir con el silencio
las palabras que vendrán,
a decirnos:
"He olvidado las mordeduras del tiempo,
he olvidado las monedas de lo oportuno,
olvidé la casa vacía de tu espalda."
Antonio Moro

jueves, 21 de mayo de 2020

Poema de despedida a Luis Sepúlveda


Ignorantes de la luz que circundaba la inocencia
éramos tan felices amor mío
con el calor de nuestras manos juntas
cruzando todos los caminos
y riéndonos de los obstáculos de piedra o granizo
que nos intentaban parar esa carrera irresponsable de la felicidad.
Éramos tan felices
y no nos enterábamos de la dimensión de la vida.
De la invisible amenaza, de la larga sombra del miedo,
no lo sabíamos nosotros, irreverentes.
Amándonos con proyecciones de futuro.
Hoy ya no pienso más allá de mañana cuando espero
tu prueba de vida dicha por otros.

CARMEN YÁÑEZ

martes, 19 de mayo de 2020

Y antes de arrojarlo


Lo levanté mucho más temprano que otros días
porque ahora la entrada es a las ocho.
Desayunamos fuerte;
le puse en la mochila varios lápices y gomas
y dos paquetes de colores, por si acaso.
Lo abrigué completamente
y le prohibí quitarse la chamarra
a pesar de que el sol ya comenzaba a calentarnos.

Con un cordón até a su cuello
un letrero que indicaba que ese niño
era el mío.


Lo acerqué a la puerta
y antes de arrojarlo a la soledad de la primaria
le dije que mi amor por él es infinito.
Se dirigió a la fila,
que es el patíbulo primero que recuerdo,
y vi cómo valientemente
caminó, sin voltear, hacia el salón.

 Dalí Corona

lunes, 18 de mayo de 2020

El modo en que las cosas funcionan



Es recibiendo
o dejando ir.
Ésta es la forma más sencilla
de la corriente: azul
moviéndose a través del azul;
azul a través del púrpura;
los objetos de deseo
abriéndose hacia ellos mismos
sin nosotros; los objetos de fe.
El modo en que las cosas funcionan
es por superación de obstáculos,
debilitamiento o aumento
de la resistencia y beneficiándose
de algo.
El modo en que las cosas funcionan
es que finalmente creemos
que están ahí,
comunes y capaces
de representarse a sí mismas.
Rueda, flujo cinético,
agua que asciende y cae,
lingotes, palancas y llaves,
creo en vosotros,
cerrojo de cilindro, polea,
torno de mano y
grúa, levantad vuestra pequeña cabeza
-creo en vosotros-,
vuestra cabeza es el horizonte para
mi mano. Creo
para siempre en los ganchos.
El modo en que las cosas funcionan
es que finalmente
agarran algo.

 Jorie Graham

viernes, 1 de mayo de 2020

Asamblea


Queridos compañeros carpinteros y ebanistas,
les traigo el saludo solidario de los metafísicos.
También para nosotros la situación se ha hecho insostenible.
los afiliados se niegan a seguir pagando cuotas.
A partir de este momento la lírica no existe,
con el permiso de ustedes la poesía
ha decidido dar por terminadas sus funciones este invierno.
No lo tomen a mal,
pero aún quisiéramos pedirles una cosa,
mis viejos camaradas amigos de los árboles
acuérdense de nosotros cuando canten La Internacional.
Juan Carlos Mestre

viernes, 24 de abril de 2020

DEFENSA DE LA TIERRA (Abril de 2020)




Porque nací en una tierra sin tierra, donde las jaras se apoderaban del monte en cuanto el azadón o el pico se quitaban el sudor o refrescaban la garganta.

Porque nací en una tierra donde las semillas germinaban muy lentamente en la solana de diminutos bancales pidiendo a gritos unas gotas de agua para combatir la sed del mediodía.


Porque crecí en una tierra sin tierra, un incendio en verano era la crónica de una tragedia anunciada para el frío invierno de los tenados.


Porque crecí en una tierra sin tierra que al amanecer miraba las nubes del cielo esperando el milagro del pan y los peces, y los días de lluvia recogía el agua de los canalones en los cubos del futuro, comprendí con dolor el desgarro que sienten las riberas cuando el arroyo empieza a secarse, y aprecié enseguida el valor del fruto maduro en las despensas del hambre.


Porque nací y crecí con gente trabajadora, apegada a la tierra y agradecida, me duelen como propias las heridas envenenadas del planeta y la alarmante asfixia de sus cansados pulmones.


Pero, por venir de donde vengo, también sé que quien no se doblega ante la adversidad acaba venciéndola; que quien con paciencia y tesón siembra, recoge; que quien planta un árbol está empezando a hacer crecer un bosque.

Eduardo Alonso

 Recreación en vídeo del texto por José Luis González Pérez el día del libro 23 de abril de 2020. Biblioteca pública de Lora del Río



 

Texto leído por Monserrat Tomás Hernández en Radio Edu, la radio educativa de la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura.

Lectura del texto en RadioEdu, radio educativa de la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura.


domingo, 19 de abril de 2020

CAMBIO CLIMÁTICO




DICEN QUE YA no llueve cuando toca
                          ni escampa a su debido tiempo.

El río se evapora y emigra para siempre,
                          las nubes guardan gotas frías,
proyectan inundaciones y huracanes.
Crecen agujeros negros
que incuban el centro de la nada.

Dicen que se deshacen los polos y se desbordan los mares,
y bajos sus fondos marinos habitan extrañas criaturas,
gambas gigantes y medusas,
anémonas de mar y arañas acuáticas.

Las hojas ya no saben cuándo dejarse caer
Y los pájaros han comenzado el regreso sin acabar de irse.

Dicen que hará calor.
Donde sembramos manantiales de arena y de ceniza
                          solo nos queda cosechar desiertos.

Amalia Iglesias Serna




viernes, 17 de abril de 2020

miércoles, 15 de abril de 2020

lunes, 13 de abril de 2020

6.


He envidiado a los pájaros,
pero las manos son fuertes,
aman, dan y aceptan.
¡Quiero manos y no quiero alas!

Montserrat Abelló

sábado, 11 de abril de 2020

LO QUE QUEDA DESPUÉS DE LOS VIOLINES





Cuando te olvides de mi nombre,
cuando mi cuerpo sea sólo una sombra
borrándose entre las húmedas paredes de aquel cuarto.
Cuando ya no te llegue el eco de mi voz
ni el resonar cordial de mis palabras,
entonces, te pido que recuerdes que una tarde,
unas horas, fuimos juntos felices y fue hermoso vivir.
Era un domingo en Hampstead, con la frágil primavera
de abril posada sobre los brotes de los castaños.
Pasaban hacia la iglesia apresuradas monjas
irlandesas, niños, endomingados y torpes, de la mano.
Arriba, tras los setos, en la verde penumbra
del parque dos hombres lentamente se besaban.
Tú llegaste, sin que me diera cuenta apareciste y empezamos a hablar
tropezando de risa en las palabras, titubeantes
en el extraño idioma que ni a ti ni a mi pertenecía.
Después te hiciste pequeña entre mis brazos
y la hierba acogió tu oscura cabellera.
A veces las cosas son simples y sencillas
como mirar el mar una tarde en la infancia.
Luego la escalera gris, larga y estrecha,
la alfombra con ceniza y con grasa,
tus pequeños pechos desolados en mi boca.
Sí, a veces es sencillo y es hermoso vivir,
quiero que lo recuerdes, que no olvides
el pasar de aquellas horas, su esperanzado resplandor.
Yo también, lejos de ti, cuando perdida en la memoria
esté la sed de tu sonrisa me acordaré, igual que ahora,
mientras escribo estas palabras para todos aquellos
que un momento, sin promesas ni dádivas, limpiamente se entregan.
Desconociendo razas o razones se funden
en un único cuerpo más dichoso
y luego, calmado ya el instinto
y rezumante de estrenada ternura el corazón,
se separan y cumplen su destino,
sabiendo que quizá sólo por eso
su existir no fue en vano.

JUAN LUIS PANERO

jueves, 9 de abril de 2020

Sola no estás



No es cuestión de palabras,
es un rumor de fondo
queriendo aparecer.
Se entrecruzan las voces
como peces revueltos
dentro del pecho. Duelen,
hacen daño.

Fuera cantan los pájaros
y tú cierras los ojos.
Engaña la quietud del momento.
Pero a ti no te ciega
esta postal de vida retirada.
Sola no estás, el pensamiento
no deja de latir, da golpes, bulle,
igual que si la tierra se moviera.

Tú eres la tierra que se mueve,
que tiembla con el fuego de otra música.
No estás sola.
El río de la historia sobreviene.
un murmullo se acerca.

Has de saber qué dicen esas voces
que ya no se conforman,
mujeres que callaron tanto tiempo,
razones que traen luz:
para nunca estar solas.

Ángeles Mora


martes, 7 de abril de 2020

HAY una natural hermandad


HAY una
natural hermandad entre nosotros
y la tierra, el viento, la luz
que los ojos recogen,
cada vez un poco más cansados.
_____________Tienen
el mismo sabor nuestro, la misma respiración
íntima, y no es un delirio de la santidad
el llamarlos hermanos, sino tan sólo el reconocimiento
de un vínculo natural, limpio. 
________________ Y cuando
esto se comprende, también debe ser fácil entender
que ese vínculo llega hasta el final, que incluso
el dolor, la muerte, la propia nada, son
de la misma materia que nosotros.

JOSÉ CEREIJO


domingo, 5 de abril de 2020

Ítaca

Cuando salgas hacia Ítaca
ruega por que el camino sea largo,
lleno de peripecias y descubrimientos.
A lestrigones y a cíclopes,
o al iracundo Poseidón no temas.
No encontrarás tal cosa en tu camino
si alto es tu pensamiento, y refinada
la emoción que toque tu espíritu y tu cuerpo.
A lestrigones y a cíclopes
o al fiero Poseidón no habrás de hallarlos
a no ser que los lleves en tu corazón,
mientras tu corazón no los ponga frente a ti.
Ruega por que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
cuando arribes –¡con qué placer y alegría!–
a puertos nunca vistos.
Detente en los mercados de Fenicia
y compra allí lindos artículos,
madreperla y coral, ámbar y ébano,
y toda clase de perfumes sensuales,
tantos perfumes sensuales como puedas;
acude a muchas ciudades egipcias
para aprender y aprender de los versados.
Ten siempre a Ítaca en la mente.
Llegar allí es tu destino.
Pero en ningún modo apresures el viaje.
Mejor dejar que dure muchos años,
para que llegues, viejo ya, a la isla,
rico con todo lo que has ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te dé riquezas.
Ítaca te dio un hermoso viaje,
si no es por ella no habrías emprendido el camino,
pero no te dará más.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no se ha burlado.
Así de sabio como te volviste, con tanta experiencia,
entenderás entonces qué querían decir las Ítacas.

viernes, 3 de abril de 2020

Camino al revés


De vez en cuando
camino al revés:
es mi modo de recordar.

Si caminara sólo hacia delante,
te podría contar
cómo es el olvido.



Humberto Ak'abal

miércoles, 1 de abril de 2020

Es cierto


Es cierto que este mundo en que nos falta el aire
Sólo inspira en nosotros un asco manifiesto,
Un deseo de huir sin esperar ya nada,
Y no leemos más los títulos del diario.
Queremos regresar a la antigua morada
Donde el ala de un ángel cubría a nuestros padres,
Queremos recobrar esa moral extraña
Que hasta el postrer instante santifica la vida.
Queremos algo como una fidelidad,
Como una imbricación de dulces dependencias,
Algo que sobrepase la vida y la contenga;
No podemos vivir ya sin la eternidad.
Michel Houellebecq

martes, 31 de marzo de 2020

No vale


Te digo que no vale
meter el sueño azul bajo las sábanas,
pasar de largo, no saber nada,
hacer la vista gorda a lo que pasa,
guardar la sed de estrellas bajo llave.
Te digo que no vale
que el amor pierda el habla,
que la razón se calle,
que la alegría rompa sus palabras,
que la pasión confiese: aquí no hay sangre.
Te digo que no vale
que el gris siempre se salga con la suya,
que el negro se desmande
y diga “cruz y raya” al júbilo del aire.
Vuelvo a la carga y te digo: aquí no cabe
esconder la cabeza bajo el ala,
decir “no sabía”, “estoy al margen”,
”vivo en mi torre, sólo y no sé nada”.
Te digo y te repito que no vale.
Agustín Millares Sall

domingo, 29 de marzo de 2020

Están por todos lados


Los oledores de tragedias están
por todos lados
se levantan a la mañana
y empiezan a encontrar las cosas
mal.
Y se sumergen
en la rabia,
una rabia que dura hasta
que se van a la cama,
e incluso ahí
se retuercen en su
insomnio,
incapaces de sacar
de sus mentes
los pequeños obstáculos
que han hallado.
Se sienten en contra,
es un complot.
Y por estar constantemente
furiosos sienten que
siempre tienen
razón.
Los ves en el tráfico
tocando bocina como salvajes
ante la más leve infracción,
puteando
desparramando sus
insultos.
Los sentís
en las colas
de los bancos,
de los supermercados,
de los cines
presionan
en tu espalda
te pisan los talones
están impacientes por
una furia.
Están por todos lados
y en
todas las cosas,
esas almas
violentamente
infelices.
En realidad están asustados,
como siempre quieren
tener razón
fustigan
sin cesar…
es un mal
una enfermedad de
esa raza.
El primero de ellos
que vi fue
mi padre
y desde entonces
he visto mil padres
malgastando sus vidas
en el odio,
arrojando sus vidas
al pozo ciego
y
gritando
enloquecidos.
Charles Bukowski

miércoles, 25 de marzo de 2020

11 de marzo


«Hay una luz descalza como en los hospitales»
D.J.J. (De Itinerario para náufragos. 1996)
¡Quién
ha sido! ¡Quién ha sido! ¡Quién ha
sido!
La guerra
de este pueblo que no quiso la guerra.
La mañana es espacio
sin espacio; tiempo sin tiempo; aire
sin aire.
Un silencio astillado
entra en los dormitorios, llega a las oficinas y a las fábricas,
a todos los oficios, los mercados, las plazas.
Baña las estaciones, los colegios, los parques,
una luz de hospital, una luz frágil, una claridad blanca
que lo ilumina todo con su presencia ausente.
A ver
quién es capaz de competir ahora
con el erecto miembro de la muerte,
quien le miente a la muerte, quién arroja a la muerte
sus monedas.
Les estalló en las manos la ciudad.
¡Quién
ha sido! ¡Quién ha sido! ¡Quién
ha sido!
El oprobio,
la insidia, una degradación moral sin límite.
Tiempo
sin aire, aire
sin aire, espacio
sin espacio
A veces
nada es tan necesario al hombre como un par de lágrimas
a punto de caer en la desesperación.
Diego Jesús Jímenez

lunes, 23 de marzo de 2020

Madrid: 11 de marzo»


Marzo desnivelado por las cifras
del desaliento. Marzo de muerte,
triste marzo de trenes y extrarradios marchitos,
marzo de sueños rotos y niños deshabitados,
de pronombres sin nombre, de apellidos
quebrados y relojes sin hora, marzo de los teléfonos
enmudecidos.
Mi ciudad asolada. Mis tierras y mis trenes,
asolados, mis ojos y mis manos
y mis brazos,
asolados. Muerte sembrada bajo la luz
de un Madrid lateral
hecho de andenes periféricos, de seres menesterosos,
de mujeres crecidas en la sombra diaria
del tiempo inabarcable del trabajo,
de hombres cultivados
en el silencio anónimo de las factorías,
de humildes bachilleres y de párvulos,
de viejos azorados por noticias de muerte,
de bares conmovidos por la niebla y la sangre,
de juguetes sin niño,
de huérfanos sin ira,
de vacías acequias,
de fogatas sin lumbre.
Madrid de hospitales, de lutos y de marzo.
Capital de la niebla y del dolor. Ciudad de los estanques
del silencio.
Madrid desbaratado y mío. Madrid nuestro.
Como los muertos, nuestro.
Dueño de un mes de marzo
descolorido y turbio, pero nuestro.
Entre muertos y lágrimas,
es más nuestra y cercana la ciudad. También más triste.
Manuel Rico

sábado, 21 de marzo de 2020

La tierra


Un mundo como un árbol desgajado.
Una generación desarraigada.
Unos hombres sin más destino que
apuntalar las ruinas.
Romper el mar
en el mar, como un himen inmenso,
mecen los árboles el silencio verde,
las estrellas crepitan, yo las oigo.
Sólo el hombre está solo. Es que se sabe
vivo y mortal. Es que se siente huir
—ese río del tiempo hacia la muerte—.
Es que quiere quedar. Seguir siguiendo,
subir, a contramuerte, hasta lo eterno.
Le da miedo mirar. Cierra los ojos
para dormir el sueño de los vivos.
Pero la muerte, desde dentro, ve.
Pero la muerte, desde dentro, vela.
Pero la muerte, desde dentro, mata.
El mar —la mar—, como un himen inmenso,
los árboles moviendo el verde aire,
la nieve en llamas de la luz en vilo…
Blas de Otero

martes, 17 de marzo de 2020

AMANECER



Amanece otro día, y va ordenándose
todo lo que se pierde con la noche,
la insaciable riqueza de detalles
que hace al mundo real. Lentas y fieles,
todas las cosas vuelven a su sitio,
súbditas inconscientes del milagro
de ser, de seguir siendo. Únicamente
faltas tú, que prefieres a la gloria
vocinglera del mundo, la infinita
desnudez y reserva de las sombras,
lo que sabe la tierra, y su silencio.

JOSÉ CEREIJO


domingo, 15 de marzo de 2020

Plantar sobre la tierra

Plantar sobre la tierra
los pies. Ya no tener
miedo. Sentir como sube
la savia, arriba, arriba.
Crecer como un árbol.
A su sombra
guarecer alguien que
también se sienta solo, sola
como tú, como yo.

Montserrat Abelló