martes, 31 de marzo de 2020

No vale


Te digo que no vale
meter el sueño azul bajo las sábanas,
pasar de largo, no saber nada,
hacer la vista gorda a lo que pasa,
guardar la sed de estrellas bajo llave.
Te digo que no vale
que el amor pierda el habla,
que la razón se calle,
que la alegría rompa sus palabras,
que la pasión confiese: aquí no hay sangre.
Te digo que no vale
que el gris siempre se salga con la suya,
que el negro se desmande
y diga “cruz y raya” al júbilo del aire.
Vuelvo a la carga y te digo: aquí no cabe
esconder la cabeza bajo el ala,
decir “no sabía”, “estoy al margen”,
”vivo en mi torre, sólo y no sé nada”.
Te digo y te repito que no vale.
Agustín Millares Sall

domingo, 29 de marzo de 2020

Están por todos lados


Los oledores de tragedias están
por todos lados
se levantan a la mañana
y empiezan a encontrar las cosas
mal.
Y se sumergen
en la rabia,
una rabia que dura hasta
que se van a la cama,
e incluso ahí
se retuercen en su
insomnio,
incapaces de sacar
de sus mentes
los pequeños obstáculos
que han hallado.
Se sienten en contra,
es un complot.
Y por estar constantemente
furiosos sienten que
siempre tienen
razón.
Los ves en el tráfico
tocando bocina como salvajes
ante la más leve infracción,
puteando
desparramando sus
insultos.
Los sentís
en las colas
de los bancos,
de los supermercados,
de los cines
presionan
en tu espalda
te pisan los talones
están impacientes por
una furia.
Están por todos lados
y en
todas las cosas,
esas almas
violentamente
infelices.
En realidad están asustados,
como siempre quieren
tener razón
fustigan
sin cesar…
es un mal
una enfermedad de
esa raza.
El primero de ellos
que vi fue
mi padre
y desde entonces
he visto mil padres
malgastando sus vidas
en el odio,
arrojando sus vidas
al pozo ciego
y
gritando
enloquecidos.
Charles Bukowski

miércoles, 25 de marzo de 2020

11 de marzo


«Hay una luz descalza como en los hospitales»
D.J.J. (De Itinerario para náufragos. 1996)
¡Quién
ha sido! ¡Quién ha sido! ¡Quién ha
sido!
La guerra
de este pueblo que no quiso la guerra.
La mañana es espacio
sin espacio; tiempo sin tiempo; aire
sin aire.
Un silencio astillado
entra en los dormitorios, llega a las oficinas y a las fábricas,
a todos los oficios, los mercados, las plazas.
Baña las estaciones, los colegios, los parques,
una luz de hospital, una luz frágil, una claridad blanca
que lo ilumina todo con su presencia ausente.
A ver
quién es capaz de competir ahora
con el erecto miembro de la muerte,
quien le miente a la muerte, quién arroja a la muerte
sus monedas.
Les estalló en las manos la ciudad.
¡Quién
ha sido! ¡Quién ha sido! ¡Quién
ha sido!
El oprobio,
la insidia, una degradación moral sin límite.
Tiempo
sin aire, aire
sin aire, espacio
sin espacio
A veces
nada es tan necesario al hombre como un par de lágrimas
a punto de caer en la desesperación.
Diego Jesús Jímenez

lunes, 23 de marzo de 2020

Madrid: 11 de marzo»


Marzo desnivelado por las cifras
del desaliento. Marzo de muerte,
triste marzo de trenes y extrarradios marchitos,
marzo de sueños rotos y niños deshabitados,
de pronombres sin nombre, de apellidos
quebrados y relojes sin hora, marzo de los teléfonos
enmudecidos.
Mi ciudad asolada. Mis tierras y mis trenes,
asolados, mis ojos y mis manos
y mis brazos,
asolados. Muerte sembrada bajo la luz
de un Madrid lateral
hecho de andenes periféricos, de seres menesterosos,
de mujeres crecidas en la sombra diaria
del tiempo inabarcable del trabajo,
de hombres cultivados
en el silencio anónimo de las factorías,
de humildes bachilleres y de párvulos,
de viejos azorados por noticias de muerte,
de bares conmovidos por la niebla y la sangre,
de juguetes sin niño,
de huérfanos sin ira,
de vacías acequias,
de fogatas sin lumbre.
Madrid de hospitales, de lutos y de marzo.
Capital de la niebla y del dolor. Ciudad de los estanques
del silencio.
Madrid desbaratado y mío. Madrid nuestro.
Como los muertos, nuestro.
Dueño de un mes de marzo
descolorido y turbio, pero nuestro.
Entre muertos y lágrimas,
es más nuestra y cercana la ciudad. También más triste.
Manuel Rico

sábado, 21 de marzo de 2020

La tierra


Un mundo como un árbol desgajado.
Una generación desarraigada.
Unos hombres sin más destino que
apuntalar las ruinas.
Romper el mar
en el mar, como un himen inmenso,
mecen los árboles el silencio verde,
las estrellas crepitan, yo las oigo.
Sólo el hombre está solo. Es que se sabe
vivo y mortal. Es que se siente huir
—ese río del tiempo hacia la muerte—.
Es que quiere quedar. Seguir siguiendo,
subir, a contramuerte, hasta lo eterno.
Le da miedo mirar. Cierra los ojos
para dormir el sueño de los vivos.
Pero la muerte, desde dentro, ve.
Pero la muerte, desde dentro, vela.
Pero la muerte, desde dentro, mata.
El mar —la mar—, como un himen inmenso,
los árboles moviendo el verde aire,
la nieve en llamas de la luz en vilo…
Blas de Otero

martes, 17 de marzo de 2020

AMANECER



Amanece otro día, y va ordenándose
todo lo que se pierde con la noche,
la insaciable riqueza de detalles
que hace al mundo real. Lentas y fieles,
todas las cosas vuelven a su sitio,
súbditas inconscientes del milagro
de ser, de seguir siendo. Únicamente
faltas tú, que prefieres a la gloria
vocinglera del mundo, la infinita
desnudez y reserva de las sombras,
lo que sabe la tierra, y su silencio.

JOSÉ CEREIJO


domingo, 15 de marzo de 2020

Plantar sobre la tierra

Plantar sobre la tierra
los pies. Ya no tener
miedo. Sentir como sube
la savia, arriba, arriba.
Crecer como un árbol.
A su sombra
guarecer alguien que
también se sienta solo, sola
como tú, como yo.

Montserrat Abelló