jueves, 28 de marzo de 2019

Promesas que cumplir


Nací en el sur de Europa, donde todos los pueblos se quedaron.
Soy hija del camino, el azar y la distancia.
Amo el decir callado de los que piensan hondo
y el tintineo feliz de quienes sueñan.
En cada surco encuentro una nueva llanura
en cada madrugada semillas del crepúsculo.

Defiendo la memoria como la patria íntima
el único dominio con vino de justicia.
Reniego del rugido de expertos bien pagados
al servicio de réditos que nunca son el nuestro.
No tengo fe en la cháchara de este tiempo de máscaras
me ocasiona urticaria la versión oficial.

Soy partidaria
del fuego que consume, pero también calienta.
He aprendido que todo en la vida tiene un precio
con dinero se paga el de la bisutería.
Me gustan las palabras cansadas del camino
ésas que a vida o muerte se empeñan en decir.

¿Soy épica o hermética?
¿Versicular o clara?
¿2.0 o mística?
Quién sabe. Nadie es buen sastre propio.
Escribo porque intuyo que mi ambición mayor
es volver a nacer.

A veces me he atrevido a asomarme a la sima
la oscura, la lejana, la misteriosa: yo
y ha llenado mi ánimo una certeza insólita
yo no existo –es verdad– pero el tiempo tampoco
sólo es ausencia limpia en un cielo de arena
indiferente a mí que día a día se ilumina.

Allí quiero que mires cuando yo ya esté lejos
para gritar con fuerza todo vuelve a empezar.

Raquel Lanseros

lunes, 25 de marzo de 2019

Corazón partidario



Mi corazón, lo sabes,
no está con el que triunfa o que lo espera,
con el juramento mercader
que acecha el buen provecho,
se agazapa, salta sobre la utilidad, que es su querida,
busca ganancia en el abrazo,
obtiene renta de las mariposas y pone rédito a la luz,
cobra recibo por los amaneceres milagrosos,
por cambiante gracia del color
de una invisible rosa apresurada,
dulce y apresurada
como si fuese un hombre o una llama
o una felicidad humana: sí.
Mi corazón no está con el hombre que sabe
de la verdad todo lo necesario
para olvidar el resto de ella,
satisfecho del viento, poderoso del humo,
canciller de la niebla,
rey acaso, pero nunca de sí.

Carlos Bousoño

sábado, 23 de marzo de 2019

Campo de batalla


Campo de batalla, de Ángel González

Hoy voy a describir el campo
de batalla
tal como yo lo vi, una vez decidida
la suerte de los hombres que lucharon
muchos hasta morir,
otros
hasta seguir viviendo todavía.
No hubo elección:
murió quien pudo,
quien no pudo morir continuó andando,
los árboles nevaban lentos frutos;
era verano, invierno, todo un año
o más quizá, era la vida
entera
aquel enorme día de combate.
Por el Oeste el viento traía sangre,
por el Este la tierra era ceniza,
el Norte entero estaba
bloqueado
por alambradas secas y por gritos,
y únicamente el Sur,
tan sólo
el Sur,
se ofrecía ancho y libre a nuestros ojos.
Pero el Sur no existía:
ni agua, ni luz, ni sombra, ni ceniza
llenaban su oquedad, su hondo vacío:
el Sur era un inmenso precipicio,
un abismo sin fin de donde,
lentos,
los poderosos buitres ascendían.
Nadie escuchó la voz del capitán
porque tampoco el capitán hablaba.
Nadie enterró a los muertos.
Nadie dijo:
“dale a mi novia esto si la encuentras
un día”
Tan sólo alguien remató a un caballo
que, con el vientre abierto,
agonizante,
llenaba con su espanto el aire en sombra:
el aire que la noche amenazaba.
Quietos, pegados a la dura
tierra,
cogidos entre el pánico y la nada,
los hombres esperaban el momento
último,
sin oponerse ya,
sin rebeldía.
Algunos se murieron,
como dije,
y los demás, tendidos, derribados,
pegados a la tierra en paz al fin,
esperan
ya no sé qué
-quizá que alguien les diga:
“amigos, podéis iros, el combate…”
Entre tanto,
es verano otra vez,
y crece el trigo
en el que fue ancho campo de batalla.

Ángel González

miércoles, 13 de marzo de 2019

Soy




Soy el que sabe que no es menos vano
que el vano observador que en el espejo
de silencio y cristal sigue el reflejo
o el cuerpo (da lo mismo) del hermano.

Soy, tácitos amigos, el que sabe
que no hay otra venganza que el olvido
ni otro perdón. Un dios ha concedido
al odio humano esta curiosa llave.

Soy el que pese a tan ilustres modos
de errar, no ha descifrado el laberinto
singular y plural, arduo y distinto,

del tiempo, que es de uno y es de todos.
Soy el que es nadie, el que no fue una espada
en la guerra. Soy eco, olvido, nada.

Jorge Luis Borges

lunes, 11 de marzo de 2019

El instante





¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño
de espadas que los tártaros soñaron,
dónde los fuertes muros que allanaron,
dónde el Árbol de Adán y el otro Leño?

El presente está solo. La memoria
erige el tiempo. Sucesión y engaño
es la rutina del reloj. El año
no es menos vano que la vana historia.

Entre el alba y la noche hay un abismo
de agonías, de luces, de cuidados;
el rostro que se mira en los gastados

espejos de la noche no es el mismo.
El hoy fugaz es tenue y es eterno;
otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.


Jorge Luis Borges

sábado, 9 de marzo de 2019

La victoria



En un libro de versos salpicado
por el amor, por la tristeza, por el mundo,
mis hijos dibujaron señoras amarillas,
elefantes que avanzan sobre paraguas rojos,
pájaros detenidos al borde de una página,
invadieron la muerte,
el gran camello azul descansa sobre la palabra ceniza,
una mejilla se desliza por la soledad de mis huesos,
el candor vence al desorden de la noche.


Juan Gelman

jueves, 7 de marzo de 2019

SEGUIMOS VIVOS



El mundo se derrumba,
ya lo dijo Ilsa.

Sus límites hace tiempo que dejaron de ser unión
para convertirse en frontera,
el cielo perdió su azul
y la violencia llena ahora de gris la mirada
de quien osa mirar hacia arriba,
los golpes vienen de tantas direcciones
que el dolor ya casi no sorprende,
quienes se autoproclaman defensores del país
lo destruyen con cada palabra
—malditos aquellos que usan la palabra para engañar—.

Pero también es cierto
que millones de voces unidas
cantando lo mismo
suenan mejor que una mentira,
que una sonrisa de alguien a quien le han robado todo
vale mucho más que un billete en primera clase,
que no hay nada más poderoso
y bonito
que dos manos unidas en un terremoto.

Porque seguimos vivos,
de pie y todos juntos,
y eso les escuece.
Porque mientras ellos asesinan
surgen héroes que se atreven a plantarles cara
pese a que ellos les reciban con la mano abierta.
Pero la verdad es que tienen miedo
porque cuanto más aprietan la soga
menos manos les quedan para ahogarnos,
y llegará el día en el que se queden sin cuerda
y no tendrán quien les salve.

Que tiene más vida
el alma de quien no tiene nada
porque se lo han quitado
que el alma de quien tiene todo
porque lo ha robado.
Y al final de eso se trata,
de estar vivo.

Porque el mundo se derrumba

pero nosotros nos enamoramos.



Elvira Sastre




martes, 5 de marzo de 2019

LOS POETAS TRABAJAN DE NOCHE


Los poetas trabajan de noche
cuando el tiempo no les urge,
cuando se calla el ruido de la multitud
y termina el linchamiento de las horas.
Los poetas trabajan en la oscuridad
como halcones nocturnos o ruiseñores
de canto dulcísimo
Y TEMEN OFENDER A DIOS.
Pero los poetas, en su silencio,
hacen mucho más ruido
que una dorada cúpula de estrellas.



ALDA MERINI

domingo, 3 de marzo de 2019

SOU FEITA DE RETALHOS


SOU FEITA DE RETALHOS

Sou feita de retalhos. Pedacinhos coloridos de cada vida que passa pela minha e que vou costurando na alma. Nem sempre bonitos, nem sempre felizes, mas me acrescentam e me fazem ser quem eu sou.

Em cada encontro, em cada contato, vou ficando maior… Em cada retalho, uma vida, uma lição, um carinho, uma saudade… Que me tornam mais pessoa, mais humana, mais completa.

E penso que é assim mesmo que a vida se faz: de pedaços de outras gentes que vão se tornando parte da gente também. E a melhor parte é que nunca estaremos prontos, finalizados… Haverá sempre um retalho novo para adicionar à alma.

Portanto, obrigada a cada um de vocês, que fazem parte da minha vida e que me permitem engrandecer minha história com os retalhos deixados em mim. Que eu também possa deixar pedacinhos de mim pelos caminhos e que eles possam ser parte das suas histórias.

E que assim, de retalho em retalho, possamos nos tornar, um dia, um imenso bordado de ‘nós’.

 Cris Pizzimenti

viernes, 1 de marzo de 2019

NO SÉ NÃO SEI




NÃO SEI

Não sei…
se a vida é curta
ou longa demais para nós.

Mas sei que nada do que vivemos
tem sentido,
se não tocarmos o coração das pessoas.

Muitas vezes basta ser:
colo que acolhe,
braço que envolve,
palavra que conforta,
silêncio que respeita,
alegria que contagia,
lágrima que corre,
olhar que sacia,
amor que promove.

E isso não é coisa de outro mundo:
é o que dá sentido à vida.

É o que faz com que ela
não seja nem curta,
nem longa demais,
mas que seja intensa,
verdadeira e pura…
enquanto durar.


Cora Coralina