domingo, 28 de febrero de 2021

Gente que busca su bandera

 


Los que dudan, los que huyen,
los amantes furtivos,
los que dejan atrás alguna idea,

los disidentes,
los hombres calumniados,
los que escuchan la voz de su conciencia,
los individuos marcados por su raza,

quienes desafían el orden de algún modo,

los que cruzan una línea incómoda,
los serenos en el campo de batalla,
los templados que no avivan las hogueras,

los que no son de aquí,
los extranjeros, también los desterrados,

los cobardes, los místicos,
los ateos, los que habitan los márgenes,
las mujeres que derriban una cerca,

los hombres demasiado humanos,
los frágiles, los locos,

los nombres vinculados a un escándalo,
los muchachos tomados por la fiebre,
los viejos que aún defienden la palabra,

los apátridas,
aquellos que buscan su bandera,
los que abren un camino diferente.

Escribe sus historias,
di sus nombres.
Aunque los señalen,
también ellos
están haciendo patria.

Braulio Ortiz Poole

viernes, 26 de febrero de 2021

Se ha plantado el invierno…»

 La casa

Se ha plantado el invierno,
y la casa del pueblo,
y los trigales y llanuras, y la serenidad
que conducen los ríos.
Allí, las ventanas al campo, nuestra casa
vacía. Por el corral
andan las yuntas y el esfuerzo
del carro; duermen
las vertederas. El sol
trae aquel aire de la última fiesta: los ruidos
de artificio, las quincallas, la noria
permitida; el turrón, las trompetas
del niño, el buen tema
del baile.
Bajo la chimenea,
la pana del domingo, las baldosas
viviendo aquel momento alegre, aquella pulsación
de los membrillos.
Si hoy volviese a la casa
preguntaría si es a las nueve la procesión, si sale Juan pidiendo
por las calles, si han traído casetas para tirar, si hay toros
por la tarde, si hay banderillas para el anís o si aquel baile
sigue siendo en la plaza y hay amores
inútiles.
Mi habitación, la mesa de nogal, los libros,
la ventana…; allí estarán las Ciencias Naturales, la Geografía
de los jueves, los vientos, las distancias…
Involuntario, duro,
el nombre de Raquel; la habitación de arriba…
Si volviese a la casa
preguntaría que cuándo es el examen; si deja aún Pilar
una rendija del balcón abierta, o si cruza José
al acarreo, o si sube la sangre del jardín, o si es la primavera,
o son los años, o aquel pecho en sus bodas,
o aquella piel herida.
Los baúles cerrados en la cámara,
la ropa negra de los muertos más próximos, la hora de cenar. Los aleros,
los nidos
de los tordos, las sartenes sin uso, los fantasmas, la bicicleta
sin manillar, sin niño por las cuestas.
Preguntaría,
si hoy llegase a la casa, si sigue allí Miguel
esperando a los pájaros; si se juega a las cartas y se fuma.
O si Andrés tiene novia y nos despierta
la voluntad de amar, «cuéntanos lo del beso»;
o si la madre sube y nos sorprende,
contando labradores en el llano, o campanadas sueltas
de la iglesia.
Si volviese a la casa
negaría la paz. Los tiestos ya no tienen
la sangre de la flor, ni sube el griterío de la plaza, ni se encuentra el jornal
para los olivares, ni está abierto el balcón, ni se ha casado Andrés
con Margarita (yuntas y carros, la lentitud
del buey, las cuevas, los rastrojos…)
ni labradores en el llano
a media tarde, levantando la siega.
Si volviese a la casa
negaría la paz, comprendería
lo duro de esta siesta; vencería aquel miedo.

Diego Jesús Jiménez

miércoles, 24 de febrero de 2021

PROPIETARIOS

 


Porque no poseemos nada,
ni siquiera la vaga sombra del futuro
FRANCISCA AGUIRRE

Me pregunto lo que supone tener una casa propia, heredada o comprada, pero propia.
Una casa que nunca has visto vacía,
llena de cuadros y algún que otro álbum monótono
en donde las fotos no varían de escenario.

Una casa que vaya cambiando con los tiempos,
en la que ya no haya lámparas de araña y ahora las bombillas sean de bajo consumo.
Una casa amplia, familiar, de todos.

Me pregunto si alguna vez alguien
imaginó su casa vacía, muda.
Paredes que ya no le pertenecen a nadie,
losas que no darán más bienvenidas
y puertas que no volverán a abrirse.

Me imagino si alguna vez
alguien imaginó su herencia,
un folio en blanco
en dónde no es dueño de nada,
en dónde ni siquiera figura su nombre.

La única herencia que me queda
son un montón de fotos, en casas distintas,
como si fueran de otras épocas,
de familias diferentes
que solo se parecen a nosotros.

Cristina Angélica



lunes, 22 de febrero de 2021

Busco en aquellas casas vacías a la niña que fui.

Busco en aquellas casas vacías a la niña que fui.
Le pregunto si sigue yendo a comprar,
si ha desembalado la caja de la última mudanza
que aún sigue en el trastero.

Hay quien cierra la puerta para irse de vacaciones
y sale con bolsas de basuras.

Hay quien cierra la puerta para no volver
y también sale con bolsas de basura.

Los recuerdos permanecen en las bolsas, resistentes,
los guardamos para que no les entre el polvo.

He querido volver a tocar el timbre de alguna de esas puertas.

Nunca lo hago.
Nadie abre.

Cristina Angélica


sábado, 20 de febrero de 2021

Ariadna (Una elegía para mi padre muerto)

 

A María Moya Fombellida

Miro la catenaria
como si tú aún
tomaras el tranvía.

Y miro, sin mirar, el cielo; huele
a pájaros y a nube,
a tabaco, a café.

Y me queman los ojos
y pienso en esos trenes de carbón
y en avivar el fuego y en Ariadna,
como si ella pudiera,
ahora que eres pan para la tierra,
mostrar el laberinto con un hilo.

Sandro Luna

jueves, 18 de febrero de 2021

LA MANO DE MI PADRE


Observando la palma de tu mano

veo las penurias del pasado y del futuro.

Observando la palma de tu mano

veo el firmamento de mi infancia,

cuando aún podía volar hasta la luna

y todos mis sueños serían una realidad.


¡Padre! El tiempo ha pasado

he regresado de los sueños a la vida.

He sostenido en mis manos los añicos

de mis sueños destrozados.

Los he molido para protegerme,

los he afilado para mantenerme viva,

los trituré nuevamente,

para ser capaz aún

de amar, tener esperanzas.


¡Padre! Si mi vida nuevamente se hiciera

sé que tú recogerías los pedazos,

a pesar de que te cortarían la palma de tu mano,

a pesar de que te herirían profundamente.


Nguyen Bao Chan


martes, 16 de febrero de 2021

BURBUJA INMOBILIARIA

 

Y soplaré y soplaré y tu casa derribaré
LOS TRES CERDITOS

Los niños no entienden el telediario.
Imaginan su casa en una pompa de jabón,
billetes impermeables, espuma,
el mundo construido sobre burbujas.

No entienden que cuando explotan
todos se lavan las manos.

Cristina Angélica



domingo, 14 de febrero de 2021

2019


¿Qué será de aquellos
dos niños que me pedían limosnas en un restaurante?
Ahora en cuarentena
irán a la playa a pedirle a las sirenas
un abrazo maternal que los ahogue
mientras el mundo se esconde y nadie los procura.
Tengo la barriga llena.
Me pregunto si pensarán en mí.
Siento náuseas,
no tengo
el derecho de escribir
sobre su hambre.

Nelmaries Medina Rodríguez


viernes, 12 de febrero de 2021

Niña pequeña

A Lara Paredes

Si yo no puedo verme,
me miraré en ti;
niña pequeña
que no sabes contar
aunque en los dedos lleves
el misterio del mundo.

Sandro Luna


miércoles, 10 de febrero de 2021

Fogatas

 

Prefieres la mirada pacífica del trigo,
la férrea resistencia del geranio,
el acero que hierve en las aceras…
¿Cuánto dura
la extraña persuasión de lo incurable,
la mano a tientas que en la luz escarba
los signos verticales de la aurora?
Sobre los huecos, sobre la ceniza
tu paso es un azar de lejanías,
la longitud de onda de unos ojos
que en espectro invisible parpadean
allí donde estremeces los sentidos.
Búscame sobre el verde y la cadencia
y encenderemos juntos la fogata
de la tierra baldía y la hojarasca
─lo que primero prende─
de la rígida piel de los archivos.
Con la infracción del tacto de lo leve
abrázame en el aire de tantos espejismos.

Quiero rozar la gracia
de la caligrafía de la bruma.
Abandonarme a ciegas, consecuente,
en los brazos enérgicos del aire
que tambalean certezas sinuosas.

Efi Cubero

lunes, 8 de febrero de 2021

Alcornoques

 

Hay un olor que impregna la hojarasca
de palabra quemada,
lo que mantiene a raya tu propio y terco fuego.
De sobras sabes de su resistencia
ante el aire que arrasa y que devora.
La corteza protege
de ser ese papel vuelto una pira
sobre el bosque abrasado. De nuevo
llega la ebriedad viva del descorche,
la roja desnudez desprotegida,
el emergente desollado anhelo
listo para enfrentarse a otra grafía
de la rugosa albura imprevisible.
Bajo las hojas vive el enigma de todo.
El tono, el ritmo de esas mismas hojas
que escarban sin saber si son raíces
que invierten su función de labrantío.

Efi Cubero

sábado, 6 de febrero de 2021

FORTUNA

 

Por años, disfrutar del error

y de su enmienda,

haber podido hablar, caminar libre,

no existir mutilada,

no entrar o sí en iglesias,

leer, oír la música querida,

ser en la noche un ser como en el día.

No ser casada en un negocio,

medida en cabras,

sufrir gobierno de parientes

o legal lapidación.

No desfilar ya nunca

y no admitir palabras

que pongan en la sangre

limaduras de hierro.

Descubrir por ti misma

otro ser no previsto

en el puente de la mirada.

Ser humano y mujer, ni más ni menos.


Ida Vitale

jueves, 4 de febrero de 2021

Restaurante vegetariano

 A los vegetales se entra
con hambre de animal longevo y apacible, y lentamente
se acaba
la lechuga.

A la carne se va distinto, se ingresa a ella
con ansia orgánica, casi disputándola
como si fuera carne
del día de la resurrección, y se acaba
el bife.

Recuerdas:
para que tú vivieras
tu familia depredaba la tierra para ti,
pollos patos reses cuyes cabritos carne
para convalecer y durar.

El alimento en la boca te relaciona
con el mundo. Hay días de felino
y días de paquidermo. Hoy sean bienvenidas
las benéficas ensaladas, la suave soya y las frutas
aunque tarde:
ya cincuenta años que comes carne
y estás eructando miedo.

Pero hay días que no tienes carnes ni vegetales
sino arena en la lengua. Te explicas: tal vez has comido
una sequedad inicial, insidiosa, de pecho, y nunca
se acaba, el desierto
nunca se acaba.

 José Watanabe




martes, 2 de febrero de 2021

Si te sientes como una bayeta

 

Si te sientes como una bayeta
como una colilla 
como una cáscara,
no riegues tu tristeza,
no existe tu fracaso
(¡El fracaso es el suyo!)
el del que te usó para limpiarse
y te tiró como bayeta vieja,
el que aspiró tu energía,
te disfrutó y pisó como a colilla usada, 
el que mordió tu fruto
y tiró lo que quedó de ti:
la monda y lironda cáscara de terciopelo.
Si eres bayeta,
colilla
o cáscara
¡siémbrate en ti!
y vuelve a florecer en un cuadro,
en un poema, 
o si cáscara,
en el manjar de un niño hambriento.
(Así hice yo)
Gloria Fuertes