Prefieres la mirada pacífica del
trigo,
la férrea resistencia del geranio,
el acero que
hierve en las aceras…
¿Cuánto dura
la extraña
persuasión de lo incurable,
la mano a tientas que en la luz
escarba
los signos verticales de la aurora?
Sobre los
huecos, sobre la ceniza
tu paso es un azar de lejanías,
la
longitud de onda de unos ojos
que en espectro invisible
parpadean
allí donde estremeces los sentidos.
Búscame
sobre el verde y la cadencia
y encenderemos juntos la fogata
de
la tierra baldía y la hojarasca
─lo que primero prende─
de
la rígida piel de los archivos.
Con la infracción del tacto de
lo leve
abrázame en el aire de tantos espejismos.
Quiero rozar la gracia
de la caligrafía de la
bruma.
Abandonarme a ciegas, consecuente,
en los brazos
enérgicos del aire
que tambalean certezas sinuosas.
Efi Cubero
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