martes, 2 de marzo de 2021

No importa si olvidaste la maleta

No importa si perdiste el equipaje.

Si tu pecho ha renunciado al frío,
si sabes
que un árbol derribado será leña,
que un hombre que ha caído puede erguirse,
si has aprendido eso, que hay vida

más allá de la vida,

más allá incluso del árbol y del hombre,
no importa
el rostro hostil que tenga cada tarde.

No importan los rastrojos o la espina
que hacen de un espejo una amenaza.
Rebelde e imprevisto,
como una flor que brota en una celda
o un agua que circula bajo tierra,
así te incorporas tú frente a las cosas.

No importan los rechazos.
Tantas veces
entregaron tu nombre a la deshonra
o te arrojaron un verbo que era azote
que aprendiste a esquivar
la piedra de la adúltera.

No estás solo.
Toda ciudad no es sino un enjambre
de gente que ha agachado la cabeza.

Este horizonte más que tierra sólida

será tierra caliza,

pero no importa
si sabes
que tú mismo has cruzado los puentes que temblaban
y has logrado avanzar en lo precario.

No permitas que el ruido te confunda,
aunque persistan los cantos de sirena.
Tú hallaste en el silencio
aquello que era hermoso.
Una abadía
que rinde culto a un dios sin ornamento,
que sabe que vendrá el amanecer.

Si está la vida,
no importan los fracasos.

Algunas noches,
en el calor feliz de la amistad,
o cuando duermes al lado del cuerpo de quien amas,
una rara alegría te asalta como un rayo
y te dices: No importa.

Braulio Ortiz Poole



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