jueves, 4 de marzo de 2021

Cuando una ya no tiene fuerzas para escribir, tiene que recordar.

 

Cuando una ya no tiene fuerzas para escribir, tiene que recordar.
Cuando una ya no tiene fuerzas para fotografiar,
tiene que ver con los ojos del alma.
Cuando una ya no tiene fuerzas para leer,
tiene que estar lleno de narraciones.
Cuando una ya no tiene fuerzas para hablar,
tiene que resonar.
Cuando una ya no tiene fuerzas para andar, tiene que volar.
Y cuando llegue la hora,
una tiene que desprenderse de los recuerdos,
de los ojos del alma, dejar de soñar,
callarse y plegar las alas.
Pero pase lo que pase, sigue la narración, sigue.

Eeva Kilpi



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