Y cuando ya no quede nada
tendré siempre el recuerdo
de
lo que no se cumplió nunca.
Cuando me miren con áspera
piedad
yo siempre tendré
lo que la vida no pudo
ofrecerme.
Creedme:
todo lo que pensáis que fue destrozo y
pérdida
no ha sido más que conjetura.
Y cuando ya no
quede nada
siempre tendré lo que me fue negado.
No os
confundáis: con lo que nunca tuve
puedo llenar el mundo palmo a
palmo.
Tanto miedo tenéis que no habéis advertido
la
riqueza que se oculta en la pérdida.
Desdichados,
poca
ganancia es la vuestra
si nunca habéis perdido nada.
Yo sí
he perdido:
yo tengo, como el náufrago,
toda la tierra
esperándome.
Francisca Aguirre
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