martes, 27 de marzo de 2018

Aren en paz



Pensé poner mi corazón, con una cinta
morada, encima de la montaña más alta de Europa,
para que, al levantar la frente al cielo, los hombres
viesen su dolor hecho carne, humanado.
yo mismo mis dos manos, y asentarlas
sobre la losa de una iglesia en ruinas:
así orarían por los desolados.
de guerra, clamaría por los campos
la paz del hombre, el hambre de Dios vivo,
la verdadera sed de ser eternos.
─ellos, en son de sol; ellas, de blanco─,
detrás acude la esperanza con
una cinta amarilla entre las manos.
para la muerte. Queden estos hombres.
Asome el sol. Desnazca sobre Europa
la noche. Echadme tierra. Arad en paz.


Pensé mutilarme ambas manos, desmantelarme
Después, como un cadáver puesto en pie
Noches y días suben a mis labios
Miradme bien, y ved que estoy dispuesto

Blas de Otero

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