Yo prefiero quedar en la penumbra;
quedarme en el secreto de las cosas.
Me gusta introducirme en las criaturas.
Errar como una idea.
Extraño como el arte.
Anónimo,
incierto
y olvidado.
Naciendo, nuevamente,
en cada día.
Adonis
jueves, 31 de diciembre de 2009
lunes, 28 de diciembre de 2009
El viajero
He dejado
-viajero.
mi rostro sobre el vidrio de mi lámpara.
Mi mapa es una tierra sin creador.
La negación de todo, mi evangelio
Adonis
-viajero.
mi rostro sobre el vidrio de mi lámpara.
Mi mapa es una tierra sin creador.
La negación de todo, mi evangelio
Adonis
lunes, 21 de diciembre de 2009
La vida nos sorprende
La vida nos sorprende,
nos pilla de improviso
con la cama deshecha
y la comida puesta,
a punto de vivir,
sencillamente...
Nos acorrala en cada nueva esquina,
en cada tren perdido,
en cada paso dado,
en cada beso.
La vida nos sujeta, nos arrulla,
nos aborda sin más, nos interroga,
nos deja sin aliento, nos ahoga,
nos arrastra,
nos eleva,
nos desploma...
Y al final, sin avisar,
nos abandona.
Marisa de la Peña
nos pilla de improviso
con la cama deshecha
y la comida puesta,
a punto de vivir,
sencillamente...
Nos acorrala en cada nueva esquina,
en cada tren perdido,
en cada paso dado,
en cada beso.
La vida nos sujeta, nos arrulla,
nos aborda sin más, nos interroga,
nos deja sin aliento, nos ahoga,
nos arrastra,
nos eleva,
nos desploma...
Y al final, sin avisar,
nos abandona.
Marisa de la Peña
viernes, 18 de diciembre de 2009
NOCHES DEL MES DE JUNIO
(A Luis Cernuda)
Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.
Eran las noches incurables
y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.
Cuántas veces me acuerdo
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas, las lágrimas
por ser más que un hombre, cuánto quise
morir
o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es como la esperábamos.
Jaime Gil de Biedma
Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.
Eran las noches incurables
y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.
Cuántas veces me acuerdo
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas, las lágrimas
por ser más que un hombre, cuánto quise
morir
o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es como la esperábamos.
Jaime Gil de Biedma
miércoles, 16 de diciembre de 2009
LA MAÑANA ANTERIOR A LA BATALLA
La lucha hoy, mi fin está muy cerca,
y firme es la sentencia de mis horas:
lo supe ayer, andando al mediodía
por un jardín desierto y con mil flores.
Cantando, prendí rosas en mi pecho
y, asiendo unas cerezas, ya la Muerte
sopló sobre el jardín desde el nordeste
y heló toda belleza con su aliento.
Miré ante mí y, horror, vi mi fantasma,
con furia golpeada la cabeza:
la fruta de mi boca en sangre espesa
se había transformado, y ya la rosa
marchita olía, hasta que en raudas lágrimas
pareció que los muertos florecían.
Robert Graves, Junto a las brasas (1916)r
y firme es la sentencia de mis horas:
lo supe ayer, andando al mediodía
por un jardín desierto y con mil flores.
Cantando, prendí rosas en mi pecho
y, asiendo unas cerezas, ya la Muerte
sopló sobre el jardín desde el nordeste
y heló toda belleza con su aliento.
Miré ante mí y, horror, vi mi fantasma,
con furia golpeada la cabeza:
la fruta de mi boca en sangre espesa
se había transformado, y ya la rosa
marchita olía, hasta que en raudas lágrimas
pareció que los muertos florecían.
Robert Graves, Junto a las brasas (1916)r
lunes, 14 de diciembre de 2009
Revolución
Siempre habrá nieve altanera
que vista el monte de armiño
y agua humilde que trabaje
en la presa del molino.
Y siempre habrá un sol también
—un sol verdugo y amigo—
que trueque en llanto la nieve
y en nube el agua del río.
León Felipe
que vista el monte de armiño
y agua humilde que trabaje
en la presa del molino.
Y siempre habrá un sol también
—un sol verdugo y amigo—
que trueque en llanto la nieve
y en nube el agua del río.
León Felipe
viernes, 11 de diciembre de 2009
El mundo
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
Eduardo Galeano
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
Eduardo Galeano
viernes, 4 de diciembre de 2009
NOVIEMBRE
Las vidas que se enredan con tu vida,
sin principio ni fin: gente que cruza
las calles de tu alma y que sonríe,
que se sienta a tu lado, que entrecruza
palabras, casi nunca de amor, gestos banales,
un día y otro día, años tal vez,
en una ficción de eternidad; las gentes
y las calles, ese rincón de tantas tardes
en un café, los amigos de entonces,
los de ahora, que tan lejos te miran,
los nombres como llaves que no abren
ninguna cerradura, alguna vez los vuelves
a pronunciar en sueños, gente
que ha doblado una esquina y que regresa
o no regresa nunca o trae en la mano
extrañas flores de un jardín remoto,
las vidas que entretejen en tu vida
sus cintas de colores: el azul de unos ojos,
las manos que tuviste entre las tuyas,
palabras de una noche susurrada,
desconocidas vidas que han seguido su vida
lejos de ti, y en ti, hasta que un día
-se casó, ha muerto, nos vemos a menudo-
te das cuenta de que fueron sólo
anónima ceniza que esparce y desordena
sobre el mar de tus días
el impaciente viento de noviembre.
Luis García Martín
sin principio ni fin: gente que cruza
las calles de tu alma y que sonríe,
que se sienta a tu lado, que entrecruza
palabras, casi nunca de amor, gestos banales,
un día y otro día, años tal vez,
en una ficción de eternidad; las gentes
y las calles, ese rincón de tantas tardes
en un café, los amigos de entonces,
los de ahora, que tan lejos te miran,
los nombres como llaves que no abren
ninguna cerradura, alguna vez los vuelves
a pronunciar en sueños, gente
que ha doblado una esquina y que regresa
o no regresa nunca o trae en la mano
extrañas flores de un jardín remoto,
las vidas que entretejen en tu vida
sus cintas de colores: el azul de unos ojos,
las manos que tuviste entre las tuyas,
palabras de una noche susurrada,
desconocidas vidas que han seguido su vida
lejos de ti, y en ti, hasta que un día
-se casó, ha muerto, nos vemos a menudo-
te das cuenta de que fueron sólo
anónima ceniza que esparce y desordena
sobre el mar de tus días
el impaciente viento de noviembre.
Luis García Martín
miércoles, 2 de diciembre de 2009
¿Y por qué te hago falta?
“¿Y por qué te hago falta?"
(Laura, 3 años)
¿Qué por qué me haces falta?
Pues ¿quién me llevaría
a la rama más alta del verano?
¿Con quién aprendería a pronunciar
correctamente las palabras verdes?
¿Cómo iba a saber yo cuándo un 8 está triste?
¿Y el nombre de una nube? ¿Quién podría
enseñarme el camino
para volver a aquel domingo en que sonaba
la música feliz del arco iris?
¿Cómo me entendería con las cerillas?, dime.
Y si nevara -sobre todo, esto-
¿cómo distinguiría yo la nieve
mayúscula y minúscula para no hacer el tonto?
Miguel D´Ors
(Laura, 3 años)
¿Qué por qué me haces falta?
Pues ¿quién me llevaría
a la rama más alta del verano?
¿Con quién aprendería a pronunciar
correctamente las palabras verdes?
¿Cómo iba a saber yo cuándo un 8 está triste?
¿Y el nombre de una nube? ¿Quién podría
enseñarme el camino
para volver a aquel domingo en que sonaba
la música feliz del arco iris?
¿Cómo me entendería con las cerillas?, dime.
Y si nevara -sobre todo, esto-
¿cómo distinguiría yo la nieve
mayúscula y minúscula para no hacer el tonto?
Miguel D´Ors
lunes, 30 de noviembre de 2009
TODO EL INSTANTE
Varón urgente
hembra repentina
no pierdan tiempo
quiéranse
dejen todo en el beso
palpen la carne nueva
gasten el coito único
destrúyanse
sabiendo
que el tiempo pasará
que está pasando
que ya ha pasado para
los dos
urgente viejo
anciana repentina.
Mario Benedetti
hembra repentina
no pierdan tiempo
quiéranse
dejen todo en el beso
palpen la carne nueva
gasten el coito único
destrúyanse
sabiendo
que el tiempo pasará
que está pasando
que ya ha pasado para
los dos
urgente viejo
anciana repentina.
Mario Benedetti
jueves, 26 de noviembre de 2009
Que Dios nos libre
Que Dios nos libre de los comerciantes
sólo buscan el lucro personal
que nos libre de Romeo y Julieta
sólo buscan la dicha personal
líbrenos de poetas y prosistas
que sólo buscan fama personal
líbrenos de los Héroes de Iquique
líbrenos de los Padres de la Patria
no queremos estatuas personales
si todavía tiene poder el Señor
que nos libre de todos esos demonios
y que también nos libre de nosotros mismos
en cada uno de nosotros hay
una alimaña que nos chupa la médula
un comerciante ávido de lucro
un Romeo demente que sólo sueña con poseer a Julieta
un héroe teatral
en convivencia con su propia estatua
Dios nos libre de todos estos demonios
si todavía sigue siendo Dios.
Nicanor Parra
sólo buscan el lucro personal
que nos libre de Romeo y Julieta
sólo buscan la dicha personal
líbrenos de poetas y prosistas
que sólo buscan fama personal
líbrenos de los Héroes de Iquique
líbrenos de los Padres de la Patria
no queremos estatuas personales
si todavía tiene poder el Señor
que nos libre de todos esos demonios
y que también nos libre de nosotros mismos
en cada uno de nosotros hay
una alimaña que nos chupa la médula
un comerciante ávido de lucro
un Romeo demente que sólo sueña con poseer a Julieta
un héroe teatral
en convivencia con su propia estatua
Dios nos libre de todos estos demonios
si todavía sigue siendo Dios.
Nicanor Parra
martes, 24 de noviembre de 2009
Desde Irak
Respóndeme, político, ¿por qué
quieres desfigurar la faz del mundo?
¿Por qué quieres cortar
las cabezas azules de mis templos?
¿Por qué quieres
salpicar con mi sangre
a tu pueblo inocente?
¿No sabes que si envías
la muerte a visitarme
volverá sobre ti, boomerang en retorno?
¿Por qué quieres
matar mi casa
romper mi niño
quemar mi perro?
Blanca Andreu
quieres desfigurar la faz del mundo?
¿Por qué quieres cortar
las cabezas azules de mis templos?
¿Por qué quieres
salpicar con mi sangre
a tu pueblo inocente?
¿No sabes que si envías
la muerte a visitarme
volverá sobre ti, boomerang en retorno?
¿Por qué quieres
matar mi casa
romper mi niño
quemar mi perro?
Blanca Andreu
domingo, 22 de noviembre de 2009
VIVIR
Vivir
es comprender el cuerpo que habitamos,
conocer el complejo de sus ríos internos,
el fluir de sus aguas hacia el mar
de otro cuerpo,
de otras horas y días,
de otro azar.
Vivir
es la aventura secreta de descubrir el mundo
que se esconde en las últimas células
en el cuarto que te inventa de noche
cuando atraviesas el muro que te impide
ser otro cuerpo,
otras horas y días,
otro azar.
Vivir
es la palabra y su espejo.
Cinta Montagut
es comprender el cuerpo que habitamos,
conocer el complejo de sus ríos internos,
el fluir de sus aguas hacia el mar
de otro cuerpo,
de otras horas y días,
de otro azar.
Vivir
es la aventura secreta de descubrir el mundo
que se esconde en las últimas células
en el cuarto que te inventa de noche
cuando atraviesas el muro que te impide
ser otro cuerpo,
otras horas y días,
otro azar.
Vivir
es la palabra y su espejo.
Cinta Montagut
viernes, 20 de noviembre de 2009
Marine
Quiso apagar incendios con el fuego.
Murió en la selva de Vietnam
y en vano.
José Emilio Pacheco
Murió en la selva de Vietnam
y en vano.
José Emilio Pacheco
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Pido
Prisionera de un pánico invencible,
y aunque sé de la inutilidad de todo sueño,
desde esa cárcel torturante que es la vida,
pido la autonomía total del hombre
y el derecho a no justificar para nada
su existencia.
Clara Janés
y aunque sé de la inutilidad de todo sueño,
desde esa cárcel torturante que es la vida,
pido la autonomía total del hombre
y el derecho a no justificar para nada
su existencia.
Clara Janés
lunes, 16 de noviembre de 2009
A solas soy alguien
A solas soy alguien
A solas soy alguien.
En la calle, nadie.
A solas medito,
siento que me crezco.
Le hablo a Dios. Responde
cóncavo el silencio.
Pero aguanta siempre,
firme frente al hueco,
este su seguro
servidor sin miedo.
A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.
En la calle reinan
timbres, truenos, trenes
de anuncios y focos,
de absurdos papeles.
Pasan gabardinas
pasan hombres "ene".
Todos son hombres como uno,
pobres diablos: gente.
En la calle, nadie
vale lo que vale,
pero a solas, todos
resultamos alguien.
A solas existo,
a solas me siento,
a solas parezco
rico de secretos.
En la calle, todos
me hacen más pequeño
y al sumarme a ellos,
la suma da cero.
A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.
A solas soy alguien,
entiendo a los otros.
Lo que existe fuera,
dentro de mi doblo.
En la calle, todos
nos sentimos solos,
nos sentimos nadie,
nos sentimos locos.
A solas soy alguien.
En la calle, nadie.
Gabriel Celaya
A solas soy alguien.
En la calle, nadie.
A solas medito,
siento que me crezco.
Le hablo a Dios. Responde
cóncavo el silencio.
Pero aguanta siempre,
firme frente al hueco,
este su seguro
servidor sin miedo.
A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.
En la calle reinan
timbres, truenos, trenes
de anuncios y focos,
de absurdos papeles.
Pasan gabardinas
pasan hombres "ene".
Todos son hombres como uno,
pobres diablos: gente.
En la calle, nadie
vale lo que vale,
pero a solas, todos
resultamos alguien.
A solas existo,
a solas me siento,
a solas parezco
rico de secretos.
En la calle, todos
me hacen más pequeño
y al sumarme a ellos,
la suma da cero.
A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.
A solas soy alguien,
entiendo a los otros.
Lo que existe fuera,
dentro de mi doblo.
En la calle, todos
nos sentimos solos,
nos sentimos nadie,
nos sentimos locos.
A solas soy alguien.
En la calle, nadie.
Gabriel Celaya
viernes, 13 de noviembre de 2009
VII
He sido un iniciado
de los hondos misterios de Eleusis.
Porque he creído en ellos,
en sus dogmas,
los he quebrado ardientemente con mi lengua.
La verdad se compone con los trozos
de cada corazón y cada labio.
Lo que falte,
tal vez,
nos haya sido escrito en las entrañas
oscuras de la tierra.
José Antonio Moreno Jurado
de los hondos misterios de Eleusis.
Porque he creído en ellos,
en sus dogmas,
los he quebrado ardientemente con mi lengua.
La verdad se compone con los trozos
de cada corazón y cada labio.
Lo que falte,
tal vez,
nos haya sido escrito en las entrañas
oscuras de la tierra.
José Antonio Moreno Jurado
miércoles, 11 de noviembre de 2009
Meditación en el umbral
No, no es la solución
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy
ni apurar el arsénico de Madame Bovary
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo
antes de liarse el manto a la cabeza
y comenzar a actuar.
Ni concluir las leyes geométricas, contando
las vigas de la celda de castigo
como lo hizo Sor Juana. No es la solución
escribir, mientras llegan las visitas,
en la sala de estar de la familia Austen
ni encerrarse en el ático
de alguna residencia de la Nueva Inglaterra
y soñar, con la Biblia de los Dickinson,
debajo de una almohada de soltera.
Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Mesalina ni María Egipciaca
ni Magdalena ni Clemencia Isaura.
Otro modo de ser humano y libre.
Otro modo de ser.
Rosario Castellanos
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy
ni apurar el arsénico de Madame Bovary
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo
antes de liarse el manto a la cabeza
y comenzar a actuar.
Ni concluir las leyes geométricas, contando
las vigas de la celda de castigo
como lo hizo Sor Juana. No es la solución
escribir, mientras llegan las visitas,
en la sala de estar de la familia Austen
ni encerrarse en el ático
de alguna residencia de la Nueva Inglaterra
y soñar, con la Biblia de los Dickinson,
debajo de una almohada de soltera.
Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Mesalina ni María Egipciaca
ni Magdalena ni Clemencia Isaura.
Otro modo de ser humano y libre.
Otro modo de ser.
Rosario Castellanos
lunes, 9 de noviembre de 2009
Dime que era verdad
Dime que era verdad aquel sendero
que se perdía entre la paz de un prado;
aquel otero puro que he mirado
yo tantas veces con candor primero.
Dime que era verdad aquel lucero
que se incendia casi a nuestro lado.
Di que es verdad que vale un mundo amado
y un cuerpo roto en un vivir sincero.
Di que es verdad que vale haber sufrido
y haber estado entre la mar sombría;
que vale haber luchado, haber perdido.
Haber vencido a la melancolía,
haber estado en el dolor, dormido,
sin despertar, cuando llegaba el día.
Carlos Bousoño
que se perdía entre la paz de un prado;
aquel otero puro que he mirado
yo tantas veces con candor primero.
Dime que era verdad aquel lucero
que se incendia casi a nuestro lado.
Di que es verdad que vale un mundo amado
y un cuerpo roto en un vivir sincero.
Di que es verdad que vale haber sufrido
y haber estado entre la mar sombría;
que vale haber luchado, haber perdido.
Haber vencido a la melancolía,
haber estado en el dolor, dormido,
sin despertar, cuando llegaba el día.
Carlos Bousoño
viernes, 6 de noviembre de 2009
IV
Pues no tiene sentido votar en la asamblea
ni juzgar a los hombres entre los heliastas.
Ni conseguir honores como dogmas
que castran voluntades cuando miran.
Ni ser de una ciudad, ni reclamar la tierra
como una posesión de luz inveterada.
Ni atesorar en vano en la cintura
la enredadera inútil de la muerte.
No puede haber fronteras entre la mar y el viento,
ni entre el árbol, la rama, los juncos y los montes.
No puede haber frontera entre los labios
del hombre con el hombre. Neciamente,
la guerra es la mirada flotante de un cadáver
escupida en la hiedra que surge en sus entrañas.
Mirad después el mar: la suave curva
lame el dulce pretil de las bahías.
J. Antonio Moreno Jurado
ni juzgar a los hombres entre los heliastas.
Ni conseguir honores como dogmas
que castran voluntades cuando miran.
Ni ser de una ciudad, ni reclamar la tierra
como una posesión de luz inveterada.
Ni atesorar en vano en la cintura
la enredadera inútil de la muerte.
No puede haber fronteras entre la mar y el viento,
ni entre el árbol, la rama, los juncos y los montes.
No puede haber frontera entre los labios
del hombre con el hombre. Neciamente,
la guerra es la mirada flotante de un cadáver
escupida en la hiedra que surge en sus entrañas.
Mirad después el mar: la suave curva
lame el dulce pretil de las bahías.
J. Antonio Moreno Jurado
lunes, 2 de noviembre de 2009
LLUVIA
Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.
Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturosa
le reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado.
Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto
patio que ya no existe. La mojada
tarde me trae la voz, la voz deseada,
de mi padre que vuelve y...
que no ha muerto.
J.L. BORGES
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.
Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturosa
le reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado.
Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto
patio que ya no existe. La mojada
tarde me trae la voz, la voz deseada,
de mi padre que vuelve y...
que no ha muerto.
J.L. BORGES
domingo, 1 de noviembre de 2009
Acerca del vivir
I
El vivir no admite bromas.
Has de vivir con toda seriedad,
como una ardilla, por ejemplo;
es decir, sin esperar nada fuera y más allá del vivir;
es decir, toda tu tarea se resume en una palabra:
VIVIR.
Has de tomar en serio el vivir.
Es decir, hasta tal punto y de tal manera
que aun teniendo los brazos atados a la espalda,
y la espalda pegada al paredón,
o bien llevando grandes gafas
y luciendo bata blanca en un laboratorio,
has de saber morir por los hombres.
Y además por hombres que quizás nunca viste,
y además sin que nadie te obligue a hacerlo,
y además sabiendo que la cosa más real y bella es
VIVIR.
Es decir:
has de tomar tan en serio el vivir
que a los setenta años, por ejemplo,
si fuera necesario plantarías olivos
sin pensar que algún día serían para tus hijos;
debes hacerlo, amigo, debes hacerlo,
no porque, aunque la temas, no creas en la muerte,
sino porque vivir es tu tarea.
II
Sucede, por ejemplo,
que estamos muy enfermos;
que hemos de soportar una difícil operación;
que cabe la posibilidad
de que no volvemos a levantarnos de la blanca mesa.
Aunque sea imposible no sentir
la tristeza de partir antes de tiempo,
seguiremos riendo con el último chiste,
mirando por la ventana para ver
si el tiempo sigue lluvioso,
esperando con impaciencia
las últimas noticias de prensa.
Sucede, por ejemplo, que estamos en el frente,
por algo, por ejemplo, que vale la pena que se luche.
Nada más comenzar el ataque, al primer movimiento,
Puede caerse cara a tierra, y morir.
Todo esto hemos de aceptarlo con singular valor,
y a pesar de todo, preocuparnos apasionadamente
por esa guerra que puede durar años y años.
Sucede
que estamos en la cárcel.
Sucede
que nos acercamos
a los cincuenta años,
y que falten dieciocho más
para ver abrirse las puertos de hierro.
Sin embargo, hemos de seguir viviendo con los de fuera,
con los hombres, los animales, los conflictos y los vientos,
es decir, con todo el mundo exterior que se halla
tras el muro de nuestros sufrimientos;
es decir: estemos donde estemos
hemos de vivir
como si nunca hubiésemos de morir.
III
Se enfriará este mundo,
una estrella entre las estrellas;
por otra parte una de las más pequeñas del universo,
es decir, una gota brillante en el terciopelo azul,
es decir, este inmenso mundo nuestro.
Se enfriará este mundo un día,
algún día se deslizará
en la ciega tiniebla del infinito
-no como una bola de nieve,
no como una nube muerta-,
como una nuez vacía.
Desde ahora mismo se ha de sufrir por todo esto,
ha de sentirse su tristeza desde ahora,
tanto ha de amarse el mundo en todo instante,
se le ha de amar tan conscientemente
que se pueda decir: "HE VIVIDO".
Nazim Hikmet
El vivir no admite bromas.
Has de vivir con toda seriedad,
como una ardilla, por ejemplo;
es decir, sin esperar nada fuera y más allá del vivir;
es decir, toda tu tarea se resume en una palabra:
VIVIR.
Has de tomar en serio el vivir.
Es decir, hasta tal punto y de tal manera
que aun teniendo los brazos atados a la espalda,
y la espalda pegada al paredón,
o bien llevando grandes gafas
y luciendo bata blanca en un laboratorio,
has de saber morir por los hombres.
Y además por hombres que quizás nunca viste,
y además sin que nadie te obligue a hacerlo,
y además sabiendo que la cosa más real y bella es
VIVIR.
Es decir:
has de tomar tan en serio el vivir
que a los setenta años, por ejemplo,
si fuera necesario plantarías olivos
sin pensar que algún día serían para tus hijos;
debes hacerlo, amigo, debes hacerlo,
no porque, aunque la temas, no creas en la muerte,
sino porque vivir es tu tarea.
II
Sucede, por ejemplo,
que estamos muy enfermos;
que hemos de soportar una difícil operación;
que cabe la posibilidad
de que no volvemos a levantarnos de la blanca mesa.
Aunque sea imposible no sentir
la tristeza de partir antes de tiempo,
seguiremos riendo con el último chiste,
mirando por la ventana para ver
si el tiempo sigue lluvioso,
esperando con impaciencia
las últimas noticias de prensa.
Sucede, por ejemplo, que estamos en el frente,
por algo, por ejemplo, que vale la pena que se luche.
Nada más comenzar el ataque, al primer movimiento,
Puede caerse cara a tierra, y morir.
Todo esto hemos de aceptarlo con singular valor,
y a pesar de todo, preocuparnos apasionadamente
por esa guerra que puede durar años y años.
Sucede
que estamos en la cárcel.
Sucede
que nos acercamos
a los cincuenta años,
y que falten dieciocho más
para ver abrirse las puertos de hierro.
Sin embargo, hemos de seguir viviendo con los de fuera,
con los hombres, los animales, los conflictos y los vientos,
es decir, con todo el mundo exterior que se halla
tras el muro de nuestros sufrimientos;
es decir: estemos donde estemos
hemos de vivir
como si nunca hubiésemos de morir.
III
Se enfriará este mundo,
una estrella entre las estrellas;
por otra parte una de las más pequeñas del universo,
es decir, una gota brillante en el terciopelo azul,
es decir, este inmenso mundo nuestro.
Se enfriará este mundo un día,
algún día se deslizará
en la ciega tiniebla del infinito
-no como una bola de nieve,
no como una nube muerta-,
como una nuez vacía.
Desde ahora mismo se ha de sufrir por todo esto,
ha de sentirse su tristeza desde ahora,
tanto ha de amarse el mundo en todo instante,
se le ha de amar tan conscientemente
que se pueda decir: "HE VIVIDO".
Nazim Hikmet
jueves, 29 de octubre de 2009
¿PUEDES?
¿Puedes venderme el aire que pasa entre tus dedos
y te golpea la cara y te despeina?
¿Tal vez podrías venderme cinco pesos de viento,
o más, quizás venderme una tormenta?
¿Acaso el aire fino
me venderías, el aire
(no todo) que recorre
en tu jardín corolas y corolas,
en tu jardín para los pájaros,
diez pesos de aire fino?
El aire gira y pasa
en una mariposa.
Nadie lo tiene, nadie.
¿Puedes venderme cielo,
el cielo azul a veces,
o gris también a veces,
una parcela de tu cielo,
el que compraste, piensas tú, con los árboles
de tu huerto, como quien compra el techo con la casa?
¿Puedes venderme un dólar
de cielo, dos kilómetros
de cielo, un trozo, el que tú puedas,
de tu cielo?
El cielo está en las nubes.
Altas las nubes pasan.
Nadie las tiene, nadie.
¿Puedes venderme lluvia, el agua
que te ha dado tus lágrimas y te moja la lengua?
¿Puedes venderme un dólar de agua
de manantial, una nube preñada,
crespa y suave como una cordera,
o bien agua llovida en la montaña,
o el agua de los charcos
abandonados a los perros,
o una legua de mar, tal vez un lago,
cien dólares de lago?
El agua cae, rueda.
El agua rueda, pasa.
Nadie la tiene, nadie.
¿Puedes venderme tierra, la profunda
noche de las raíces; dientes
de dinosaurios y la cal
dispersa de lejanos esqueletos?
¿Puedes venderme selvas ya sepultadas, aves muertas,
peces de piedra, azufre
de los volcanes, mil millones de años
en espiral subiendo? ¿Puedes
venderme tierra, puedes
venderme tierra, puedes?
La tierra tuya es mía.
Todos los pies la pisan.
Nadie la tiene, nadie
y te golpea la cara y te despeina?
¿Tal vez podrías venderme cinco pesos de viento,
o más, quizás venderme una tormenta?
¿Acaso el aire fino
me venderías, el aire
(no todo) que recorre
en tu jardín corolas y corolas,
en tu jardín para los pájaros,
diez pesos de aire fino?
El aire gira y pasa
en una mariposa.
Nadie lo tiene, nadie.
¿Puedes venderme cielo,
el cielo azul a veces,
o gris también a veces,
una parcela de tu cielo,
el que compraste, piensas tú, con los árboles
de tu huerto, como quien compra el techo con la casa?
¿Puedes venderme un dólar
de cielo, dos kilómetros
de cielo, un trozo, el que tú puedas,
de tu cielo?
El cielo está en las nubes.
Altas las nubes pasan.
Nadie las tiene, nadie.
¿Puedes venderme lluvia, el agua
que te ha dado tus lágrimas y te moja la lengua?
¿Puedes venderme un dólar de agua
de manantial, una nube preñada,
crespa y suave como una cordera,
o bien agua llovida en la montaña,
o el agua de los charcos
abandonados a los perros,
o una legua de mar, tal vez un lago,
cien dólares de lago?
El agua cae, rueda.
El agua rueda, pasa.
Nadie la tiene, nadie.
¿Puedes venderme tierra, la profunda
noche de las raíces; dientes
de dinosaurios y la cal
dispersa de lejanos esqueletos?
¿Puedes venderme selvas ya sepultadas, aves muertas,
peces de piedra, azufre
de los volcanes, mil millones de años
en espiral subiendo? ¿Puedes
venderme tierra, puedes
venderme tierra, puedes?
La tierra tuya es mía.
Todos los pies la pisan.
Nadie la tiene, nadie
martes, 27 de octubre de 2009
POSIBILIDADES
Prefiero el cine.
Prefiero los gatos.
Prefiero los robles a orillas del río.
Prefiero Dickens a Dostoievski.
Prefiero que me guste la gente
a amar a la humanidad.
Prefiero tener en la mano hilo y aguja.
Prefiero no afirmar
que la razón es la culpable de todo.
Prefiero las excepciones.
Prefiero salir antes.
Con los médicos prefiero hablar de otra cosa.
Prefiero las viejas ilustraciones.
Prefiero lo ridículo de escribir poemas
a lo ridículo de no escribirlos.
En el amor prefiero los aniversarios
que se celebran todos los días.
Prefiero a los moralistas
que no me prometen nada.
Prefiero la bondad del sabio a la del demasiado crédulo.
Prefiero la tierra vestida de civil.
Prefiero los países conquistados a los conquistadores.
Prefiero tener reservas.
Prefiero el infierno del caos al infierno del orden.
Prefiero los cuentos de Grimm a las primeras planas
del periódico.
Prefiero las hojas sin flores a la flor sin hojas.
Prefiero los perros con la cola sin cortar.
Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros.
Prefiero los cajones.
Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado
a muchas otras que tampoco he dicho.
Prefiero el cero solo
al que hace cola en una cifra.
Prefiero el tiempo de los insectos al tiempo de las estrellas.
Prefiero tocar madera.
Prefiero no preguntar cuánto me queda y cuándo.
Prefiero tomar en cuenta incluso la posibilidad
de que todo tiene una razón de ser.
Wislawa Szymborska (Polonia)
Prefiero los gatos.
Prefiero los robles a orillas del río.
Prefiero Dickens a Dostoievski.
Prefiero que me guste la gente
a amar a la humanidad.
Prefiero tener en la mano hilo y aguja.
Prefiero no afirmar
que la razón es la culpable de todo.
Prefiero las excepciones.
Prefiero salir antes.
Con los médicos prefiero hablar de otra cosa.
Prefiero las viejas ilustraciones.
Prefiero lo ridículo de escribir poemas
a lo ridículo de no escribirlos.
En el amor prefiero los aniversarios
que se celebran todos los días.
Prefiero a los moralistas
que no me prometen nada.
Prefiero la bondad del sabio a la del demasiado crédulo.
Prefiero la tierra vestida de civil.
Prefiero los países conquistados a los conquistadores.
Prefiero tener reservas.
Prefiero el infierno del caos al infierno del orden.
Prefiero los cuentos de Grimm a las primeras planas
del periódico.
Prefiero las hojas sin flores a la flor sin hojas.
Prefiero los perros con la cola sin cortar.
Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros.
Prefiero los cajones.
Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado
a muchas otras que tampoco he dicho.
Prefiero el cero solo
al que hace cola en una cifra.
Prefiero el tiempo de los insectos al tiempo de las estrellas.
Prefiero tocar madera.
Prefiero no preguntar cuánto me queda y cuándo.
Prefiero tomar en cuenta incluso la posibilidad
de que todo tiene una razón de ser.
Wislawa Szymborska (Polonia)
domingo, 25 de octubre de 2009
¡Lucha!
¡Lucha siempre!
¡Lucha más!
¡Lucha aún!
Y aunque todo se derrumbe y aunque todo se te acabe,
lucha, lucha, lucha siempre,
con tus últimas reservas, con tus últimos alientos,
con el cuerpo, con el alma, con los dientes, con las uñas,
y si mueres,
muere un poco más allá de tu fracaso.
Compañero,
vence el hambre, vence al frío,
a la angustia, a la tristeza, al cansancio o al desdén.
Ríe o llora,
canta, reza, grita o gime,
¡pero lucha, lucha, siempre!
Compañero,
persevera en tu creencia y defiéndela de todo;
cae y vuelve a levantarte con la proa enhiesta y firme,
y aunque todo se derrumbe y aunque todo se te acabe,
¡adelante!
lucha, lucha, lucha siempre,
con el cuerpo, con el alma, con los dientes, con las uñas,
con tus últimas reservas, con tus últimos alientos.
Y si mueres,
muere un poco más allá de tu fracaso,
que otras vidas brotarán sobre tu tumba,
y otras voces se alzarán en tu silencio.
Jesús Amado Recalde
¡Lucha más!
¡Lucha aún!
Y aunque todo se derrumbe y aunque todo se te acabe,
lucha, lucha, lucha siempre,
con tus últimas reservas, con tus últimos alientos,
con el cuerpo, con el alma, con los dientes, con las uñas,
y si mueres,
muere un poco más allá de tu fracaso.
Compañero,
vence el hambre, vence al frío,
a la angustia, a la tristeza, al cansancio o al desdén.
Ríe o llora,
canta, reza, grita o gime,
¡pero lucha, lucha, siempre!
Compañero,
persevera en tu creencia y defiéndela de todo;
cae y vuelve a levantarte con la proa enhiesta y firme,
y aunque todo se derrumbe y aunque todo se te acabe,
¡adelante!
lucha, lucha, lucha siempre,
con el cuerpo, con el alma, con los dientes, con las uñas,
con tus últimas reservas, con tus últimos alientos.
Y si mueres,
muere un poco más allá de tu fracaso,
que otras vidas brotarán sobre tu tumba,
y otras voces se alzarán en tu silencio.
Jesús Amado Recalde
viernes, 23 de octubre de 2009
EL PRISIONERO DE LA GRAN VÍA
Si superas
que no me dejan los días de fiesta
ponerme el taparrabos nuevo
donde bordaste mis iniciales
temblándote los dedos de vieja.
Si supieras
Que tengo la garganta enmohecida
porque no puedo salirme a las plazas
y ensayar mis gritos de guerra.
Que no puedo pasearme por las grandes vías
el torso desnudo, desafiando al invierno
y enseñando mis tatuajes
a los niños de esta ciudad.
Si pudieras verme
fiel esclavo de los tendidos,
vociferante hincha en los estadios,
compadre incondicional de los mesones.
Madre, si pudieras verme.
Francisco Zamora Loboch
que no me dejan los días de fiesta
ponerme el taparrabos nuevo
donde bordaste mis iniciales
temblándote los dedos de vieja.
Si supieras
Que tengo la garganta enmohecida
porque no puedo salirme a las plazas
y ensayar mis gritos de guerra.
Que no puedo pasearme por las grandes vías
el torso desnudo, desafiando al invierno
y enseñando mis tatuajes
a los niños de esta ciudad.
Si pudieras verme
fiel esclavo de los tendidos,
vociferante hincha en los estadios,
compadre incondicional de los mesones.
Madre, si pudieras verme.
Francisco Zamora Loboch
martes, 20 de octubre de 2009
Nosotros los hombres
Vengo a buscarte, hermano, porque traigo el poema,
que es traer el mundo a las espaldas.
Soy como un perro que ruge a solas, ladra
a las fieras del odio y de la angustia,
echa a rodar la vida en mitad de la noche.
Traigo sueños, tristezas, alegrías, mansedumbres,
democracias quebradas como cántaros,
religiones mohosas hasta el alma,
rebeliones en germen echando lenguas de humo,
árboles que no tienen
suficientes resinas amorosas.
Estamos sin amor, hermano mío,
y esto es como estar ciegos en mitad de la tierra.
Jorge Debravo
que es traer el mundo a las espaldas.
Soy como un perro que ruge a solas, ladra
a las fieras del odio y de la angustia,
echa a rodar la vida en mitad de la noche.
Traigo sueños, tristezas, alegrías, mansedumbres,
democracias quebradas como cántaros,
religiones mohosas hasta el alma,
rebeliones en germen echando lenguas de humo,
árboles que no tienen
suficientes resinas amorosas.
Estamos sin amor, hermano mío,
y esto es como estar ciegos en mitad de la tierra.
Jorge Debravo
jueves, 15 de octubre de 2009
Glosas a Heráclito
1
Nadie se baña dos veces en el mismo río.
Excepto los muy pobres.
2
Los más dialécticos, los multimillonarios:
nunca se bañan dos veces en el mismo
traje de baño.
3
Nadie se mete dos veces en el mismo lío.
(Excepto los marxistas-leninistas).
4
Nada es lo mismo, nada
permanece.
Menos
la Historia y la morcilla de mi tierra:
se hacen las dos con sangre, se repiten.
Ángel González
Nadie se baña dos veces en el mismo río.
Excepto los muy pobres.
2
Los más dialécticos, los multimillonarios:
nunca se bañan dos veces en el mismo
traje de baño.
3
Nadie se mete dos veces en el mismo lío.
(Excepto los marxistas-leninistas).
4
Nada es lo mismo, nada
permanece.
Menos
la Historia y la morcilla de mi tierra:
se hacen las dos con sangre, se repiten.
Ángel González
martes, 13 de octubre de 2009
EL VALIENTE
No es ése, es el otro.
El valiente está quieto.
Ni se defiende ni ataca.
Ni mata ni muere;
éste es el valiente.
El que llamáis cobarde.
El que no triunfa, gana.
El que no muerde, vence.
Ése que calla, tiene la razón.
El que confía hasta en el hombre malo,
el que se clava al cuerno del amor,
¡ése es el valiente!
Gloria Fuertes
El valiente está quieto.
Ni se defiende ni ataca.
Ni mata ni muere;
éste es el valiente.
El que llamáis cobarde.
El que no triunfa, gana.
El que no muerde, vence.
Ése que calla, tiene la razón.
El que confía hasta en el hombre malo,
el que se clava al cuerno del amor,
¡ése es el valiente!
Gloria Fuertes
miércoles, 7 de octubre de 2009
Yo no te pido
Yo no te pido que me bajes
una estrella azul
solo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.
Yo no te pido que me firmes
diez papeles grises para amar
sólo te pido que tu quieras
las palomas que suelo mirar.
De lo pasado no lo voy a negar
el futuro algún día llegará
y del presente
que le importa a la gente
si es que siempre van a hablar.
Sigue llenando este minuto
de razones para respirar
no me complazcas no te niegues
no hables por hablar.
Yo no te pido que me bajes
una estrella azul
sólo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.
Mario Benedetti
una estrella azul
solo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.
Yo no te pido que me firmes
diez papeles grises para amar
sólo te pido que tu quieras
las palomas que suelo mirar.
De lo pasado no lo voy a negar
el futuro algún día llegará
y del presente
que le importa a la gente
si es que siempre van a hablar.
Sigue llenando este minuto
de razones para respirar
no me complazcas no te niegues
no hables por hablar.
Yo no te pido que me bajes
una estrella azul
sólo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.
Mario Benedetti
martes, 6 de octubre de 2009
GRACIAS A LA VIDA
GRACIAS A LA VIDA que me ha dado tanto.....
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abedecedario
Con él las palabras que pienso y declaro
Madre amigo hermano y luz alumbrando,
La ruta del alma del que estoy amando.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo,
Cuando miro al fondo de tus ojos claros.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto,
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto
Violeta Parra
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abedecedario
Con él las palabras que pienso y declaro
Madre amigo hermano y luz alumbrando,
La ruta del alma del que estoy amando.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo,
Cuando miro al fondo de tus ojos claros.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto,
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto
Violeta Parra
lunes, 5 de octubre de 2009
Oda
Para ser grande, sê inteiro: nada
Teu exagera ou exclui.
Sê todo em cada coisa. Põe quanto és
No mínimo que fazes.
Assim em cada lago a lua toda
Brilha, porque alta vive
(Ricardo Reis)
Para ser grande, sé entero: nada
Tuyo exageres o excluyas.
Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres
En lo mínimo que hagas,
Por eso la luna brilla toda
En cada lago, porque alta vive.
(Ricardo Reis)
Fernando Pessoa
martes, 29 de septiembre de 2009
Si preguntan por mí…
Si preguntan por mí…
diles que salí a cobrar la vieja deuda
que no pude esperar que a la vida
se le diera la gana de llegar
a mi puerta.
Diles que salí definitivamente
a dar la cara sin pinturas
y sin trajes el cuerpo.
Si preguntan por mí…
diles que apagué el fuego,
dejé la olla limpia y desnuda la cama,
me cansé de esperar la esperanza
y fui a buscarla.
Diles que no me llamen…
Quité el disco que entretenía en boleros
el beso y el abrazo
la copa estrellé contra el espejo
porque necesitaba convertir
el vino en sangre
ya que jamás se dio el milagro
de convertirse el agua en vino.
Si preguntan por mí…
diles que salí a cobrar la deuda
que tenían conmigo el amor,
el fuego, el pan, la sábana y el vino,
que eché llave a la puerta
y no regreso.
¡Definitivamente diles
que me mudé de casa!
Beatriz Zuluaga
diles que salí a cobrar la vieja deuda
que no pude esperar que a la vida
se le diera la gana de llegar
a mi puerta.
Diles que salí definitivamente
a dar la cara sin pinturas
y sin trajes el cuerpo.
Si preguntan por mí…
diles que apagué el fuego,
dejé la olla limpia y desnuda la cama,
me cansé de esperar la esperanza
y fui a buscarla.
Diles que no me llamen…
Quité el disco que entretenía en boleros
el beso y el abrazo
la copa estrellé contra el espejo
porque necesitaba convertir
el vino en sangre
ya que jamás se dio el milagro
de convertirse el agua en vino.
Si preguntan por mí…
diles que salí a cobrar la deuda
que tenían conmigo el amor,
el fuego, el pan, la sábana y el vino,
que eché llave a la puerta
y no regreso.
¡Definitivamente diles
que me mudé de casa!
Beatriz Zuluaga
miércoles, 23 de septiembre de 2009
Exilio
Voz del exilio, voz de pozo cegado,
voz huérfana, gran voz que se levanta
como hierba furiosa o pezuña de bestia,
voz sorda del exilio,
hoy ha brotado como una espesa sangre
reclamando mansamente su lugar
en algún sitio del mundo.
Hoy ha llamado en mí
el griterío de las aves que pasan en verde algarabía
sobre los cafetales, sobre las ceremoniosas hojas del banano,
sobre las heladas espumas que bajan de los páramos,
golpeando y sonando
y arrastrando consigo la pulpa del café
y las densas flores de los cámbulos.
Hoy, algo se ha detenido dentro de mí,
un espeso remanso hace girar,
de pronto, lenta, dulcemente,
rescatados en la superficie agitada de sus aguas,
ciertos días, ciertas horas del pasado,
a los que se aferra furiosamente
la materia más secreta y eficaz de mi vida.
Flotan ahora como troncos de tierno balso,
en serena evidencia de fieles testigos
y a ellos me acojo en este largo presente de exilado.
En el café, en casa de amigos, tornan con dolor desteñido
Teruel, Jarama, Madrid, Irún, Somosierra, Valencia
y luego Perpignan, Arreglen, Dakar, Marsella.
A su rabia me uno, a su miseria
y olvido así quién soy, de dónde vengo,
hasta cuando una noche
comienza el golpeteo de la lluvia
y corre el agua por las calles en silencio
y un olor húmedo y cierto
me regresa a las grandes noches del Tolima
en donde un vasto desorden de aguas
grita hasta el alba su vocerío vegetal;
su destronado poder, entre las ramas del sombrío,
chorrea aún en la mañana
acallando el borboteo espeso de la miel
en los pulidos calderos de cobre.
Y es entonces cuando peso mi exilio
y miro la irrescatable soledad de lo perdido
por lo que de anticipada muerte me corresponde
en cada hora, en cada día de ausencia
que lleno con asuntos y con seres
cuya extranjera condición me empuja
hacia la cal definitiva
de un sueño que roerá sus propias vestiduras,
hechas de una corteza de materias
desterradas por los años y el olvido.
Álvaro Mutis
voz huérfana, gran voz que se levanta
como hierba furiosa o pezuña de bestia,
voz sorda del exilio,
hoy ha brotado como una espesa sangre
reclamando mansamente su lugar
en algún sitio del mundo.
Hoy ha llamado en mí
el griterío de las aves que pasan en verde algarabía
sobre los cafetales, sobre las ceremoniosas hojas del banano,
sobre las heladas espumas que bajan de los páramos,
golpeando y sonando
y arrastrando consigo la pulpa del café
y las densas flores de los cámbulos.
Hoy, algo se ha detenido dentro de mí,
un espeso remanso hace girar,
de pronto, lenta, dulcemente,
rescatados en la superficie agitada de sus aguas,
ciertos días, ciertas horas del pasado,
a los que se aferra furiosamente
la materia más secreta y eficaz de mi vida.
Flotan ahora como troncos de tierno balso,
en serena evidencia de fieles testigos
y a ellos me acojo en este largo presente de exilado.
En el café, en casa de amigos, tornan con dolor desteñido
Teruel, Jarama, Madrid, Irún, Somosierra, Valencia
y luego Perpignan, Arreglen, Dakar, Marsella.
A su rabia me uno, a su miseria
y olvido así quién soy, de dónde vengo,
hasta cuando una noche
comienza el golpeteo de la lluvia
y corre el agua por las calles en silencio
y un olor húmedo y cierto
me regresa a las grandes noches del Tolima
en donde un vasto desorden de aguas
grita hasta el alba su vocerío vegetal;
su destronado poder, entre las ramas del sombrío,
chorrea aún en la mañana
acallando el borboteo espeso de la miel
en los pulidos calderos de cobre.
Y es entonces cuando peso mi exilio
y miro la irrescatable soledad de lo perdido
por lo que de anticipada muerte me corresponde
en cada hora, en cada día de ausencia
que lleno con asuntos y con seres
cuya extranjera condición me empuja
hacia la cal definitiva
de un sueño que roerá sus propias vestiduras,
hechas de una corteza de materias
desterradas por los años y el olvido.
Álvaro Mutis
lunes, 21 de septiembre de 2009
El fulgor del relámpago
Hay cosas que la vida te da cuando ya apenas
podías esperarlas, y su luz
maravillosa, elemental, purísima,
te hace feliz de pronto. Y desgraciado,
pues comprendes que no te corresponde
ese milagro ahora y que no debes
a ciegas entregarte a lo que era
propio tal vez de otro momento tuyo,
de un momento anterior, cuando tenías
fuerzas para ser libre.
Mas déjate llevar, y vive esa hermosura
con coraje, sin miedo. A qué pensar
en lo que te conviene. Es muy fugaz la dicha.
No la desprecies. Tómala. Y apura
el fulgor del relámpago.
Después,
tiempo tendrás para seguir muriéndote.
Eloy Sánchez Rosillo
podías esperarlas, y su luz
maravillosa, elemental, purísima,
te hace feliz de pronto. Y desgraciado,
pues comprendes que no te corresponde
ese milagro ahora y que no debes
a ciegas entregarte a lo que era
propio tal vez de otro momento tuyo,
de un momento anterior, cuando tenías
fuerzas para ser libre.
Mas déjate llevar, y vive esa hermosura
con coraje, sin miedo. A qué pensar
en lo que te conviene. Es muy fugaz la dicha.
No la desprecies. Tómala. Y apura
el fulgor del relámpago.
Después,
tiempo tendrás para seguir muriéndote.
Eloy Sánchez Rosillo
martes, 15 de septiembre de 2009
Ensueño
Para fugarnos de la tierra
un libro es el mejor bajel;
y se viaja mejor en el poema
que en el más brioso y rápido corcel
Aun el más pobre puede hacerlo,
nada por ello ha de pagar:
el alma en el transporte de su sueño
se nutre sólo de silencio y paz.
Emily Dickinson
un libro es el mejor bajel;
y se viaja mejor en el poema
que en el más brioso y rápido corcel
Aun el más pobre puede hacerlo,
nada por ello ha de pagar:
el alma en el transporte de su sueño
se nutre sólo de silencio y paz.
Emily Dickinson
miércoles, 12 de agosto de 2009
Ahora vamos envueltos en consignas hermosas
Las mañanas cambiaron su signo conocido.
Ahora el agua, su tibieza, su magia soñolienta
es diferente.
Ahora oigo desde que mi piel conoce que es de día,
cantos de tiempos clandestinos
sonando audaces, altos desde la mesa de noche
y me levanto y salgo y veo "compas" atareados
lustrando sus botas o alistándose para el día
bajo el sol.
Ya no hay oscuridad, ni barricadas,
ni abuso del espejo retrovisor
para ver si me siguen.
Ahora mi aire de siempre es mas mi aire
y este olor a tierra mojada y los lago s allá
y las montañas
pareciera que han vuelto a posarse en su lugar,
a enraizarse, a sembrarse de nuevo.
Ya no huele a quemado,
y no es la muerte una conocida presencia
esperando a la vuelta de cualquier esquina.
He recuperado mis flores amarillas
y estos malinches de mayo son mas rojos
y se desparraman de gozo
reventados contra el rojinegro de las banderas.
Ahora vamos envueltos en consignas hermosas,
desafiando pobrezas,
esgrimiendo voluntades contra malos augurios
y esta sonrisa cubre el horizonte,
se grita en valles y lagunas,
lava lagrimas y se protege con nuevos fusiles.
Ya se unió la Historia al paso triunfal de los guerreros
y yo invento palabras con que cantar,
nuevas formas de amar,
vuelvo a ser,
soy otra vez,
por fin otra vez,
soy.
Gioconda Belli
Ahora el agua, su tibieza, su magia soñolienta
es diferente.
Ahora oigo desde que mi piel conoce que es de día,
cantos de tiempos clandestinos
sonando audaces, altos desde la mesa de noche
y me levanto y salgo y veo "compas" atareados
lustrando sus botas o alistándose para el día
bajo el sol.
Ya no hay oscuridad, ni barricadas,
ni abuso del espejo retrovisor
para ver si me siguen.
Ahora mi aire de siempre es mas mi aire
y este olor a tierra mojada y los lago s allá
y las montañas
pareciera que han vuelto a posarse en su lugar,
a enraizarse, a sembrarse de nuevo.
Ya no huele a quemado,
y no es la muerte una conocida presencia
esperando a la vuelta de cualquier esquina.
He recuperado mis flores amarillas
y estos malinches de mayo son mas rojos
y se desparraman de gozo
reventados contra el rojinegro de las banderas.
Ahora vamos envueltos en consignas hermosas,
desafiando pobrezas,
esgrimiendo voluntades contra malos augurios
y esta sonrisa cubre el horizonte,
se grita en valles y lagunas,
lava lagrimas y se protege con nuevos fusiles.
Ya se unió la Historia al paso triunfal de los guerreros
y yo invento palabras con que cantar,
nuevas formas de amar,
vuelvo a ser,
soy otra vez,
por fin otra vez,
soy.
Gioconda Belli
lunes, 10 de agosto de 2009
OTRO TIEMPO VENDRÁ...
Otro tiempo vendrá distinto a éste.
Y alguien dirá:
«Hablaste mal. Debiste haber contado
otras historias:
violines estirándose indolentes
en una noche densa de perfumes,
bellas palabras calificativas
para expresar amor ilimitado,
amor al fin sobre las cosas
todas.»
Pero hoy,
cuando es la luz del alba
como la espuma sucia
de un día anticipadamente inútil,
estoy aquí,
insomne, fatigado, velando
mis armas derrotadas,
y canto
todo lo que perdí: por lo que muero.
Ángel González
Y alguien dirá:
«Hablaste mal. Debiste haber contado
otras historias:
violines estirándose indolentes
en una noche densa de perfumes,
bellas palabras calificativas
para expresar amor ilimitado,
amor al fin sobre las cosas
todas.»
Pero hoy,
cuando es la luz del alba
como la espuma sucia
de un día anticipadamente inútil,
estoy aquí,
insomne, fatigado, velando
mis armas derrotadas,
y canto
todo lo que perdí: por lo que muero.
Ángel González
jueves, 6 de agosto de 2009
Resumen
Resumiendo
digamos que oscilamos
entre dicha y desdicha
casi como decir
entre el cielo y la tierra
aunque el cielo de ahora y el de siempre
se ausente sin aviso
las ideas se van volviendo sólidas
sensaciones primarias
palabras todavía en borrador
corazones que laten como máquinas
¿serán nuestros o de otros?
este llanto de invierno no es lo mismo
que el sudor del verano
el dolor es un precio / no sabemos
el costo inalcanzable de la sabiduría
pensamos y pensamos duramente
y una pasión extraña nos invade
cada vez más tenaz
pero más triste
resumiendo
no somos los que somos
ni menos los que fuimos
tenemos un desorden en el alma
pero vale la pena sostenerla
con las manos / los ojos / la memoria
tratemos por lo menos de engañarnos
como si el buen amor
fuera la vida.
Mario Benedetti
digamos que oscilamos
entre dicha y desdicha
casi como decir
entre el cielo y la tierra
aunque el cielo de ahora y el de siempre
se ausente sin aviso
las ideas se van volviendo sólidas
sensaciones primarias
palabras todavía en borrador
corazones que laten como máquinas
¿serán nuestros o de otros?
este llanto de invierno no es lo mismo
que el sudor del verano
el dolor es un precio / no sabemos
el costo inalcanzable de la sabiduría
pensamos y pensamos duramente
y una pasión extraña nos invade
cada vez más tenaz
pero más triste
resumiendo
no somos los que somos
ni menos los que fuimos
tenemos un desorden en el alma
pero vale la pena sostenerla
con las manos / los ojos / la memoria
tratemos por lo menos de engañarnos
como si el buen amor
fuera la vida.
Mario Benedetti
domingo, 2 de agosto de 2009
Líneas de Fuga
Huir lejos del odio y sus madrigueras
encendidos de pasión y búsquedas.
Huir por desesperaciones y refugios
con un equipaje de amor y desasosiego.
Huir hacia una hora sin puntos cardinales,
como equilibristas por el fino cordel de la cordura
o como mendigos que persiguen
un merecido corazón sobre la tierra.
Huir guiados por brújulas rotas.
Huir confiando en la fuga.
Huir para encontrarnos.
David Eloy Rodríguez
encendidos de pasión y búsquedas.
Huir por desesperaciones y refugios
con un equipaje de amor y desasosiego.
Huir hacia una hora sin puntos cardinales,
como equilibristas por el fino cordel de la cordura
o como mendigos que persiguen
un merecido corazón sobre la tierra.
Huir guiados por brújulas rotas.
Huir confiando en la fuga.
Huir para encontrarnos.
David Eloy Rodríguez
jueves, 30 de julio de 2009
ahora
ahora
en esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada
Alejandra Pizarnik
en esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada
Alejandra Pizarnik
lunes, 27 de julio de 2009
Con indecisa pluma voy poniendo
Con indecisa pluma voy poniendo
indecisas palabras. (Quiero darte
un poco de mi espíritu). Es difícil
llenar tanto papel con unas líneas
capaces de emoción. A cada paso
se bifurca el camino y aparecen
otros nunca pensados; sólo uno,
que no sabré encontrar, es el preciso.
Escribo, pues, errando las ideas
y sus vanas palabras. (Se parece
bastante este oficio a esa otra busca
más rica, que es la vida. La ventaja
de la ficción consiste en que, si quiero,
rompo la hoja. Puedo repetirme).
Víctor Botas
indecisas palabras. (Quiero darte
un poco de mi espíritu). Es difícil
llenar tanto papel con unas líneas
capaces de emoción. A cada paso
se bifurca el camino y aparecen
otros nunca pensados; sólo uno,
que no sabré encontrar, es el preciso.
Escribo, pues, errando las ideas
y sus vanas palabras. (Se parece
bastante este oficio a esa otra busca
más rica, que es la vida. La ventaja
de la ficción consiste en que, si quiero,
rompo la hoja. Puedo repetirme).
Víctor Botas
jueves, 23 de julio de 2009
Hay que vivir sin imposturas
Hay que vivir sin imposturas
Vivir de modo que con el tiempo
Nos lleguemos a ganar el amor del espacio,
y oigamos la voz del futuro.
Hay que dejar blancos
En el destino y no en el papel
y en los márgenes anotar
Pasajes y capítulos de la vida entera.
Debemos sumirnos en el anónimo
Y ocultar en él nuestros pasos
Tal como se oculta el paisaje
Tras una niebla espesa.
Otros siguiendo tus huellas, frescas
Recorrerán tu camino palmo a palmo,
Pero tú mismo no debes distinguir
La derrota de la victoria
No debes renunciar ni a una brizna de ti mismo.
Tú debes estar vivo.
Solamente vivir
Hasta el final.
Boris Pasternak
Vivir de modo que con el tiempo
Nos lleguemos a ganar el amor del espacio,
y oigamos la voz del futuro.
Hay que dejar blancos
En el destino y no en el papel
y en los márgenes anotar
Pasajes y capítulos de la vida entera.
Debemos sumirnos en el anónimo
Y ocultar en él nuestros pasos
Tal como se oculta el paisaje
Tras una niebla espesa.
Otros siguiendo tus huellas, frescas
Recorrerán tu camino palmo a palmo,
Pero tú mismo no debes distinguir
La derrota de la victoria
No debes renunciar ni a una brizna de ti mismo.
Tú debes estar vivo.
Solamente vivir
Hasta el final.
Boris Pasternak
sábado, 18 de julio de 2009
El poema es siempre una evidencia
El poema es siempre una evidencia
como el calor que despierta a la semilla
como el aire que sostiene al pájaro
como el niño que susurra "mira" durante el sueño
como la lucha que nace de la opresión
como la risa que calienta las solitarias celdas de las casas
como el conocimiento que crea la intención
como la intención que obliga a la acción
como la gota de rocío que hace estallar la montaña
como la verdad fabricada en el troquel de la mentira
como la bala que es arrojada de nuevo dentro del fusil
como las palabras que se llenan de la fuerza del sentimiento
como la mano dirigida por la amistad y la atención
Nuestra tarea es siempre una evidencia
como la lucha que eleva nuestra vida
a su dignidad humana
Claes Andersson
como el calor que despierta a la semilla
como el aire que sostiene al pájaro
como el niño que susurra "mira" durante el sueño
como la lucha que nace de la opresión
como la risa que calienta las solitarias celdas de las casas
como el conocimiento que crea la intención
como la intención que obliga a la acción
como la gota de rocío que hace estallar la montaña
como la verdad fabricada en el troquel de la mentira
como la bala que es arrojada de nuevo dentro del fusil
como las palabras que se llenan de la fuerza del sentimiento
como la mano dirigida por la amistad y la atención
Nuestra tarea es siempre una evidencia
como la lucha que eleva nuestra vida
a su dignidad humana
Claes Andersson
jueves, 16 de julio de 2009
Se habla de la esperanza últimamente.
Se habla de la esperanza últimamente.
Alguien la vio pasar por los suburbios de París,
allá hacia el año mil novecientos cuarenta y tantos.
Poco después aparecieron huellas de su vuelo en Roma.
También es cierto que desde las Antillas voló un día,
tan alta, que su sombra cubrió pueblos enteros,
acarició los montes y los ríos,
cruzó sobre las olas,
saltó a otros continentes, parecía. . .
Años más tarde,
un profesor ilustre
dedujo de unas plumas mancilladas,
halladas entre sangre
cerca de un arrozal,
en el Sudeste asiático,
que ahí estaba ella:
en el sitio y la hora de la ira.
No en el lugar del pacto,
no en el de la renuncia.
Jamás en el dominio
de la conformidad.
Donde la vida se doblega, nunca.
Ángel González
Alguien la vio pasar por los suburbios de París,
allá hacia el año mil novecientos cuarenta y tantos.
Poco después aparecieron huellas de su vuelo en Roma.
También es cierto que desde las Antillas voló un día,
tan alta, que su sombra cubrió pueblos enteros,
acarició los montes y los ríos,
cruzó sobre las olas,
saltó a otros continentes, parecía. . .
Años más tarde,
un profesor ilustre
dedujo de unas plumas mancilladas,
halladas entre sangre
cerca de un arrozal,
en el Sudeste asiático,
que ahí estaba ella:
en el sitio y la hora de la ira.
No en el lugar del pacto,
no en el de la renuncia.
Jamás en el dominio
de la conformidad.
Donde la vida se doblega, nunca.
Ángel González
domingo, 12 de julio de 2009
Declaración de amor
Pregunto si llevo corazón
cuando despierto el peligro entre sus muslos,
si me equivoca
cuando preparo la única trinchera
en su garganta.
Yo sé que la guerra es probable;
sobre todo hoy
porque ha nacido un geranio.
Por favor, no apuntéis al cielo
con vuestras armas:
se asustan los gorriones,
es primavera,
llueve,
y está el campo pensativo.
Por favor,
derretiréis la luna que da sobre los pobres.
No tengo miedo,
no soy cobarde,
haría todo por mi patria;
pero no habléis tanto de cohetes atómicos,
que sucede una cosa terrible:
lo he besado poco.
Carilda Oliver Labra
cuando despierto el peligro entre sus muslos,
si me equivoca
cuando preparo la única trinchera
en su garganta.
Yo sé que la guerra es probable;
sobre todo hoy
porque ha nacido un geranio.
Por favor, no apuntéis al cielo
con vuestras armas:
se asustan los gorriones,
es primavera,
llueve,
y está el campo pensativo.
Por favor,
derretiréis la luna que da sobre los pobres.
No tengo miedo,
no soy cobarde,
haría todo por mi patria;
pero no habléis tanto de cohetes atómicos,
que sucede una cosa terrible:
lo he besado poco.
Carilda Oliver Labra
viernes, 10 de julio de 2009
OTRAS VECES
Quisiera estar en otra parte,
mejor en otra piel,
y averiguar si desde allí la vida,
por las ventanas de otros ojos,
se ve así de grotesca algunas tardes.
Me gustaría mucho conocer
el efecto abrasivo del tiempo en otras vísceras,
comprobar si el pasado
impregna los tejidos del mismo zumo acre,
si todos los recuerdos en todas las memorias
desprenden este olor
a fruta madura mustia y a jazmín podrido.
Desearía mirarme
con las pupilas duras de aquel que más me odia,
para que así el desprecio
destruya los despojos
de todo lo que nunca enterrará el olvido.
Ángel González
mejor en otra piel,
y averiguar si desde allí la vida,
por las ventanas de otros ojos,
se ve así de grotesca algunas tardes.
Me gustaría mucho conocer
el efecto abrasivo del tiempo en otras vísceras,
comprobar si el pasado
impregna los tejidos del mismo zumo acre,
si todos los recuerdos en todas las memorias
desprenden este olor
a fruta madura mustia y a jazmín podrido.
Desearía mirarme
con las pupilas duras de aquel que más me odia,
para que así el desprecio
destruya los despojos
de todo lo que nunca enterrará el olvido.
Ángel González
miércoles, 8 de julio de 2009
MUERTE EN EL OLVIDO
Yo sé que existo
porque tu me imaginas.
Soy alto porque tu me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...
Ángel González
porque tu me imaginas.
Soy alto porque tu me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...
Ángel González
lunes, 6 de julio de 2009
NINGUNA LEY LLEGA HASTA AQUÍ.
Ninguna orden, ningún estado,
ningún gobierno.
Hasta aquí no llega la cacería.
Desnudos y salvajes y sin nombre
colmamos la noche
de aullidos de perros cimarrones.
Y aunque sabemos
que nunca será suficiente
gozamos hasta apurar el goce,
la piel y las entrañas.
Mendigos por las costillas de la tierra
dispuestos a ver lo imposible
con los ojos más abiertos del mundo.
David Eloy Rodríguez
ningún gobierno.
Hasta aquí no llega la cacería.
Desnudos y salvajes y sin nombre
colmamos la noche
de aullidos de perros cimarrones.
Y aunque sabemos
que nunca será suficiente
gozamos hasta apurar el goce,
la piel y las entrañas.
Mendigos por las costillas de la tierra
dispuestos a ver lo imposible
con los ojos más abiertos del mundo.
David Eloy Rodríguez
sábado, 4 de julio de 2009
EL PROBLEMA AHORA
Ell problema ahora
es que hay muchos vigilantes
y pocos locos.
El problema ahora
es que la jaula está
en el interior del pájaro.
David Eloy Rodríguez
es que hay muchos vigilantes
y pocos locos.
El problema ahora
es que la jaula está
en el interior del pájaro.
David Eloy Rodríguez
miércoles, 24 de junio de 2009
EL CLUB DE LOS UTOPISTAS
¿Quiénes somos?
los indigentes del poder
e indigestos para los poderosos
los que tienen la garganta atada al corazón
los que hacen habitables las comisarías
los no llamados a la cena de la OMC
los que tiran un verso y enseñan mil manos
los que desayunan café con sueños
los que tienen correo electrónico
y siguen escribiendo cartas de amor
los que tienen menos y no quieren para ellos más
los que abren los brazos y no los cierran sobre cuellos
los que escriben día con luna y presente con libertad
los que para dar ruedas de prensa deben ir al hospital
los enfermos de neoliberalismo
y que nos recetarán otros mundos
los que saben esperar y ya no aguantan
los que pagan las facturas y reciben las fracturas
los que inhalan poesía y detestan el CO2
los que asumen errores y no insisten en ellos
los que rechazan las balas
los que derriban gigantes y construyen molinos
los que desobedecen a las porras
y se escudan en los hechos
los que crean redes políticas
y no se enredan en el politiqueo
los balsámicos balseros de la sensata locura
los Utopistas: nosotras y nosotros.
Me gusta este Club.
Ángel Calle
los indigentes del poder
e indigestos para los poderosos
los que tienen la garganta atada al corazón
los que hacen habitables las comisarías
los no llamados a la cena de la OMC
los que tiran un verso y enseñan mil manos
los que desayunan café con sueños
los que tienen correo electrónico
y siguen escribiendo cartas de amor
los que tienen menos y no quieren para ellos más
los que abren los brazos y no los cierran sobre cuellos
los que escriben día con luna y presente con libertad
los que para dar ruedas de prensa deben ir al hospital
los enfermos de neoliberalismo
y que nos recetarán otros mundos
los que saben esperar y ya no aguantan
los que pagan las facturas y reciben las fracturas
los que inhalan poesía y detestan el CO2
los que asumen errores y no insisten en ellos
los que rechazan las balas
los que derriban gigantes y construyen molinos
los que desobedecen a las porras
y se escudan en los hechos
los que crean redes políticas
y no se enredan en el politiqueo
los balsámicos balseros de la sensata locura
los Utopistas: nosotras y nosotros.
Me gusta este Club.
Ángel Calle
lunes, 22 de junio de 2009
Amazonía
No es una sala de estar
no es una capilla para el velorio
no es esa la cama de tierra que lo parío
ni es un catre pa'que descanse
ni es la selva que defiende
con sus restos
Es el no lugar de la lengua
alborotada que me grita:
ningún otro genocidio, carajo!
Ricardo Landa
no es una capilla para el velorio
no es esa la cama de tierra que lo parío
ni es un catre pa'que descanse
ni es la selva que defiende
con sus restos
Es el no lugar de la lengua
alborotada que me grita:
ningún otro genocidio, carajo!
Ricardo Landa
viernes, 19 de junio de 2009
La pura verdad
Si ustedes lo permiten,
prefiero seguir viviendo.
Después de todo y de pensarlo bien, no tengo
motivos para quejarme o protestar:
siempre he vivido en la gloria: nada
importante me ha faltado.
Es cierto que nunca quise imposibles; enamorado
de las cosas de este mundo con inconsciencia y dolor
y miedo y apremio.
Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría; tuve
sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables.
Me averguenza verme cubierto de pretensiones; una gallina torpe,
melancólica, débil, poco interesante,
un abanico de plumas que el viento desprecia,
caminito que el tiempo ha borrado.
Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin
darme cuenta, voy iniciando
una madurez equilibrada, capaz de enloquecer a
cualquiera o aburrir de golpe.
Mis errores han sido olvidados definitivamente; mi
memoria ha muerto y se queja
con otros dioses varados en el sueño y los malos sentimientos.
El perecedero, el sucio, el futuro, supo acobardarme,
pero lo he derrotado
para siempre; sé que futuro y memoria se vengarán algun día.
Pasaré desapercibido, con falsa humildad, como la
Cenicienta, aunque algunos
me recuerden con cariño o descubran mi zapatito
y también vayan muriendo.
No descarto la posibilidad
de la fama y del dinero; las bajas pasiones y la inclemencia.
La crueldad no me asusta y siempre viví deslumbrado
por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne perfecta.
Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud
y en mi destino y en la buena suerte:
sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido
y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra desidia.
Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una palabra;
compartir este calor, esta fatalidad que quieta no
sirve y se corrompe.
Puedo hablar y escuchar la luz
y el color de la piel amada y enemiga y cercana.
Tocar el sueño y la impureza,
nacer con cada temblor gastado en la huida
Tropiezos heridos de muerte;
esperanza y dolor y cansancio y ganas.
Estar hablando, sostener
esta victoria, este puño; saludar, despedirme
Sin jactancias puedo decir
que la vida es lo mejor que conozco.
Paco Urondo
prefiero seguir viviendo.
Después de todo y de pensarlo bien, no tengo
motivos para quejarme o protestar:
siempre he vivido en la gloria: nada
importante me ha faltado.
Es cierto que nunca quise imposibles; enamorado
de las cosas de este mundo con inconsciencia y dolor
y miedo y apremio.
Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría; tuve
sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables.
Me averguenza verme cubierto de pretensiones; una gallina torpe,
melancólica, débil, poco interesante,
un abanico de plumas que el viento desprecia,
caminito que el tiempo ha borrado.
Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin
darme cuenta, voy iniciando
una madurez equilibrada, capaz de enloquecer a
cualquiera o aburrir de golpe.
Mis errores han sido olvidados definitivamente; mi
memoria ha muerto y se queja
con otros dioses varados en el sueño y los malos sentimientos.
El perecedero, el sucio, el futuro, supo acobardarme,
pero lo he derrotado
para siempre; sé que futuro y memoria se vengarán algun día.
Pasaré desapercibido, con falsa humildad, como la
Cenicienta, aunque algunos
me recuerden con cariño o descubran mi zapatito
y también vayan muriendo.
No descarto la posibilidad
de la fama y del dinero; las bajas pasiones y la inclemencia.
La crueldad no me asusta y siempre viví deslumbrado
por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne perfecta.
Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud
y en mi destino y en la buena suerte:
sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido
y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra desidia.
Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una palabra;
compartir este calor, esta fatalidad que quieta no
sirve y se corrompe.
Puedo hablar y escuchar la luz
y el color de la piel amada y enemiga y cercana.
Tocar el sueño y la impureza,
nacer con cada temblor gastado en la huida
Tropiezos heridos de muerte;
esperanza y dolor y cansancio y ganas.
Estar hablando, sostener
esta victoria, este puño; saludar, despedirme
Sin jactancias puedo decir
que la vida es lo mejor que conozco.
Paco Urondo
miércoles, 17 de junio de 2009
Deberíamos
Deberíamos nacer ancianos,
despiertos, capaces de decidir
nuestro destino en la Tierra,
saber desde la primera encrucijada
qué camino tomar
y que irresponsable sólo sea
el deseo de ir más lejos.
Después, hacernos al caminar,
aún más y más jóvenes,
maduros y fuertes alcanzar
las puertas de la creación,
traspasarlas y entrar enamorados
a la adolescencia,
ser niños cuando nazcan nuestros hijos.
Igual serían siempre más viejos que nosotros,
nos enseñarían a hablar,
y nos mecerían para dormirnos,
desapareceríamos cada vez más,
seríamos cada vez más pequeños,
como un granito de uva, de arveja o de trigo...
Ana Blandiana
despiertos, capaces de decidir
nuestro destino en la Tierra,
saber desde la primera encrucijada
qué camino tomar
y que irresponsable sólo sea
el deseo de ir más lejos.
Después, hacernos al caminar,
aún más y más jóvenes,
maduros y fuertes alcanzar
las puertas de la creación,
traspasarlas y entrar enamorados
a la adolescencia,
ser niños cuando nazcan nuestros hijos.
Igual serían siempre más viejos que nosotros,
nos enseñarían a hablar,
y nos mecerían para dormirnos,
desapareceríamos cada vez más,
seríamos cada vez más pequeños,
como un granito de uva, de arveja o de trigo...
Ana Blandiana
domingo, 14 de junio de 2009
Me sirve no me sirve
La esperanza tan dulce
tan pulida tan triste
la promesa tan leve
no me sirve
no me sirve tan mansa
la esperanza
la rabia tan sumisa
tan débil tan humilde
el furor tan prudente
no me sirve
no me sirve tan sabia
tanta rabia
el grito tan exacto
si el tiempo lo permite
alarido tan pulcro
no me sirve
no me sirve tan bueno
tanto trueno
el coraje tan docil
la bravura tan chirle
la intrepidez tan lenta
no me sirve
no me sirve tan fría
la osadía
sí me sirve la vida
que es vida hasta morirse
el corazon alerta
sí me sirve
me sirve cuando avanza
la confianza
me sirve tu mirada
que es generosa y firme
y tu silencio franco
sí me sirve
me sirve la medida
de tu vida
me sirve tu futuro
que es un presente libre
y tu lucha de siempre
sí me sirve
me sirve tu batalla
sin medalla
me sirve la modestia
de tu orgullo posible
y tu mano segura
sí me sirve
me sirve tu sendero
compañero.
Mario Benedetti
tan pulida tan triste
la promesa tan leve
no me sirve
no me sirve tan mansa
la esperanza
la rabia tan sumisa
tan débil tan humilde
el furor tan prudente
no me sirve
no me sirve tan sabia
tanta rabia
el grito tan exacto
si el tiempo lo permite
alarido tan pulcro
no me sirve
no me sirve tan bueno
tanto trueno
el coraje tan docil
la bravura tan chirle
la intrepidez tan lenta
no me sirve
no me sirve tan fría
la osadía
sí me sirve la vida
que es vida hasta morirse
el corazon alerta
sí me sirve
me sirve cuando avanza
la confianza
me sirve tu mirada
que es generosa y firme
y tu silencio franco
sí me sirve
me sirve la medida
de tu vida
me sirve tu futuro
que es un presente libre
y tu lucha de siempre
sí me sirve
me sirve tu batalla
sin medalla
me sirve la modestia
de tu orgullo posible
y tu mano segura
sí me sirve
me sirve tu sendero
compañero.
Mario Benedetti
miércoles, 10 de junio de 2009
Desde aquí
Desde aquí
vigilamos
el eccema de violencia que cubre el mundo
los movimientos de los ejércitos
y el hambre
algo de la desesperación que hay en el mundo
algo del sufrimiento
algo del dolor que chirría en los cuerpos
en la carne quemada
Vigilamos
nada más.
Uffe Harder
vigilamos
el eccema de violencia que cubre el mundo
los movimientos de los ejércitos
y el hambre
algo de la desesperación que hay en el mundo
algo del sufrimiento
algo del dolor que chirría en los cuerpos
en la carne quemada
Vigilamos
nada más.
Uffe Harder
lunes, 8 de junio de 2009
Último brindis
Lo queramos o no
Sólo tenemos tres alternativas:
El ayer, el presente y el mañana.
Y ni siquiera tres
Porque como dice el filósofo
El ayer es ayer
Nos pertenece sólo en el recuerdo:
A la rosa que ya se deshojó
No se le puede sacar otro pétalo.
Las cartas por jugar
Son solamente dos:
El presente y el día de mañana.
Y ni siquiera dos
Porque es un hecho bien establecido
Que el presente no existe
Sino en la medida en que se hace pasado
Y ya pasó...,
como la juventud.
En resumidas cuentas
Sólo nos va quedando el mañana:
Yo levanto mi copa
Por ese día que no llega nunca
Pero que es lo único
De lo que realmente disponemos.
Nicanor Parra
Sólo tenemos tres alternativas:
El ayer, el presente y el mañana.
Y ni siquiera tres
Porque como dice el filósofo
El ayer es ayer
Nos pertenece sólo en el recuerdo:
A la rosa que ya se deshojó
No se le puede sacar otro pétalo.
Las cartas por jugar
Son solamente dos:
El presente y el día de mañana.
Y ni siquiera dos
Porque es un hecho bien establecido
Que el presente no existe
Sino en la medida en que se hace pasado
Y ya pasó...,
como la juventud.
En resumidas cuentas
Sólo nos va quedando el mañana:
Yo levanto mi copa
Por ese día que no llega nunca
Pero que es lo único
De lo que realmente disponemos.
Nicanor Parra
viernes, 5 de junio de 2009
Hablas de la civilización, y de que no debe ser
Hablas de la civilización, y de que no debe ser,
o de que no debe ser así.
Dices que todos sufren, o la mayoría de todos,
Con las cosas humanas por estar tal como están.
Dices que si fueran diferentes sufrirían menos,
Dices que si fueran como tú quieres sería mejor.
Te escucho sin oír.
Si las cosas fuesen diferentes, serían diferentes: esto es todo.
Si las cosas fuesen como tú quieres, serían sólo como tú quieres.
¡Ay de ti y de todos los que pasan la vida
queriendo inventar la máquina de la felicidad!
Fernando Pessoa
o de que no debe ser así.
Dices que todos sufren, o la mayoría de todos,
Con las cosas humanas por estar tal como están.
Dices que si fueran diferentes sufrirían menos,
Dices que si fueran como tú quieres sería mejor.
Te escucho sin oír.
Si las cosas fuesen diferentes, serían diferentes: esto es todo.
Si las cosas fuesen como tú quieres, serían sólo como tú quieres.
¡Ay de ti y de todos los que pasan la vida
queriendo inventar la máquina de la felicidad!
Fernando Pessoa
miércoles, 3 de junio de 2009
CONTRA JAIME GIL DE BIEDMA
De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación —y ya es decir—,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colemena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.
Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
—seguro de gustar— es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.
Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.
A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!
Jaime Gil de Biedma
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación —y ya es decir—,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colemena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.
Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
—seguro de gustar— es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.
Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.
A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!
Jaime Gil de Biedma
lunes, 1 de junio de 2009
Aprender a mirar
Aprender a mirar de otra manera.
Aprender a confíar de un nuevo modo.
Aprender a esperar
como si el mundo se estuviera haciendo.
Aprender,aprender...
Aprender todo desde el entusiasmo
sin apoyar el corazón en lenguas muertas.
Aprender a vivir
continuamente:
ser los discípulos
de un profesor que no da títulos
que ejerce una sabiduría
provisoria y mudable:
ser los aficionados al conocimiento
los aprendices
para siempre
los que se morirán
ignorantes
de casi todo.
Francisca Aguirre
Aprender a confíar de un nuevo modo.
Aprender a esperar
como si el mundo se estuviera haciendo.
Aprender,aprender...
Aprender todo desde el entusiasmo
sin apoyar el corazón en lenguas muertas.
Aprender a vivir
continuamente:
ser los discípulos
de un profesor que no da títulos
que ejerce una sabiduría
provisoria y mudable:
ser los aficionados al conocimiento
los aprendices
para siempre
los que se morirán
ignorantes
de casi todo.
Francisca Aguirre
jueves, 28 de mayo de 2009
Qué será ser tú
Este es el enigma, la atracción sobrecogedora
de conocer, el irresistible afán de echar el ancla
en ti, de poseerte
Qué será la perplejidad de ser tú
Qué, el misterio, la dolencia de ser tú y saber
Qué el estupor de ser tú, verdaderamente tú y
con tus ojos, verme
Qué será percibir que yo te ame
Qué será siendo tú, oírmelo decir
Qué, entonces, sentir lo que sentirías tú.
Ana Rosetti
de conocer, el irresistible afán de echar el ancla
en ti, de poseerte
Qué será la perplejidad de ser tú
Qué, el misterio, la dolencia de ser tú y saber
Qué el estupor de ser tú, verdaderamente tú y
con tus ojos, verme
Qué será percibir que yo te ame
Qué será siendo tú, oírmelo decir
Qué, entonces, sentir lo que sentirías tú.
Ana Rosetti
martes, 26 de mayo de 2009
CÓMO NO ME VAS A QUERER
Cómo no me vas a querer
si soy un bombero heroico
que acaba de salvar a un gato
al que se le incendiaban
Seis de sus siete vidas.
Cómo no me vas a querer
si soy el capitán de la nave
que se posa suavemente
en una América del sur
de un planeta lejano.
Cómo no me vas a querer
si acabo de ganar
-por amplio margen-
la Vuelta a Colombia en bicicleta
y el Tour de Francia.
Y definitivamente
cómo no me vas a querer
si soy capaz de soñar todos los sueños,
incluso el más lindo de todos:
soñar que tú me amas.
Jairo Aníbal Niño
si soy un bombero heroico
que acaba de salvar a un gato
al que se le incendiaban
Seis de sus siete vidas.
Cómo no me vas a querer
si soy el capitán de la nave
que se posa suavemente
en una América del sur
de un planeta lejano.
Cómo no me vas a querer
si acabo de ganar
-por amplio margen-
la Vuelta a Colombia en bicicleta
y el Tour de Francia.
Y definitivamente
cómo no me vas a querer
si soy capaz de soñar todos los sueños,
incluso el más lindo de todos:
soñar que tú me amas.
Jairo Aníbal Niño
domingo, 24 de mayo de 2009
Te busco en la fuerza del futuro
Sola yo, amor,
y vos quién sabe dónde;
tu recuerdo me mece como al maíz el viento
y te traigo en el tiempo,
recorro los caminos,
me río a carcajadas
y somos los dos juntos
otra vez,
junto al agua.
Y somos los dos juntos
otra vez,
bajo el cielo estrellado
en el monte,
de noche.
Yo, amor, he aprendido a coser con tu nombre,
voy juntando mis días, mis minutos, mis horas
con tu hilo de letras.
Me he vuelto alfarera
y he creado vasijas para guardar momentos.
Me he soltado en tormenta
y trueno y lloro de rabia por no tenerte cerca,
en viento me he cambiado,
en brisa, en agua fresca
y azoto, mojo, salto
buscándote en el tiempo
de un futuro que tiene
la fuerza de tu fuerza.
Gioconda Belli
y vos quién sabe dónde;
tu recuerdo me mece como al maíz el viento
y te traigo en el tiempo,
recorro los caminos,
me río a carcajadas
y somos los dos juntos
otra vez,
junto al agua.
Y somos los dos juntos
otra vez,
bajo el cielo estrellado
en el monte,
de noche.
Yo, amor, he aprendido a coser con tu nombre,
voy juntando mis días, mis minutos, mis horas
con tu hilo de letras.
Me he vuelto alfarera
y he creado vasijas para guardar momentos.
Me he soltado en tormenta
y trueno y lloro de rabia por no tenerte cerca,
en viento me he cambiado,
en brisa, en agua fresca
y azoto, mojo, salto
buscándote en el tiempo
de un futuro que tiene
la fuerza de tu fuerza.
Gioconda Belli
lunes, 18 de mayo de 2009
Sirena
Tengo la convicción de que no existes
y sin embargo te oigo cada noche
te invento a veces con mi vanidad
o mi desolación o mi modorra
del infinito mar viene su asombro
lo escucho como un salmo y pese a todo
tan convencido estoy de que no existes
que te aguardo en mi sueño para luego.
Mario Benedetti
y sin embargo te oigo cada noche
te invento a veces con mi vanidad
o mi desolación o mi modorra
del infinito mar viene su asombro
lo escucho como un salmo y pese a todo
tan convencido estoy de que no existes
que te aguardo en mi sueño para luego.
Mario Benedetti
domingo, 17 de mayo de 2009
Sabor de vendimia
Recuerdo el terror de las primeras arrugas.
Pensar: Ahora sí. Ya me llegó la hora.
Las líneas de la risa marcadas sobre mi cara
aun en medio de la más absoluta seriedad.
Yo, frente al espejo,
intentando disolverlas con mis manos,
alisándome las mejillas, una y otra vez,
sin resultado.
Luego fue la mirada furtiva de mi reflejo en los escaparates
preguntarme si la luz del día las haría más evidentes,
si el que me observaba desde la otra acera
estaría censurando mi incapacidad de mantenerme joven,
incólume ante el paso del tiempo.
Viví esas primeras marcas de la edad
con la vergüenza de quien ha fallado.
Como una estudiante que reprueba el examen
y debe caminar por la calle
con las malas notas expuestas ante todos.
Las mujeres nos sentimos culpables de envejecer,
como si pasada la juventud de la belleza,
apenas nos quedara que ofrecer,
y debiéramos hacer mutis;
salir y dejar espacio a las jóvenes,
a los rostros y cuerpos inocentes
que aun no han cometido el pecado
de vivir más allá de los treinta o los cuarenta.
No sé cuando dispuse rebelarme.
No aceptar que sólo se me concedieran como válidos
los diez o veinte años con piel de manzana;
sentirme orgullosa de las señales de mi madurez.
Ahora,
gracias a estos razonamientos
cada vez me detengo menos frente al espejo.
Paso por alto la aparición de inevitables líneas
en el mapa de vida del rostro.
Después de todo, el alma,
afortunadamente,
es como el vino.
Que me beba quien me ame,
que me saboree.
Gioconda Belli
Pensar: Ahora sí. Ya me llegó la hora.
Las líneas de la risa marcadas sobre mi cara
aun en medio de la más absoluta seriedad.
Yo, frente al espejo,
intentando disolverlas con mis manos,
alisándome las mejillas, una y otra vez,
sin resultado.
Luego fue la mirada furtiva de mi reflejo en los escaparates
preguntarme si la luz del día las haría más evidentes,
si el que me observaba desde la otra acera
estaría censurando mi incapacidad de mantenerme joven,
incólume ante el paso del tiempo.
Viví esas primeras marcas de la edad
con la vergüenza de quien ha fallado.
Como una estudiante que reprueba el examen
y debe caminar por la calle
con las malas notas expuestas ante todos.
Las mujeres nos sentimos culpables de envejecer,
como si pasada la juventud de la belleza,
apenas nos quedara que ofrecer,
y debiéramos hacer mutis;
salir y dejar espacio a las jóvenes,
a los rostros y cuerpos inocentes
que aun no han cometido el pecado
de vivir más allá de los treinta o los cuarenta.
No sé cuando dispuse rebelarme.
No aceptar que sólo se me concedieran como válidos
los diez o veinte años con piel de manzana;
sentirme orgullosa de las señales de mi madurez.
Ahora,
gracias a estos razonamientos
cada vez me detengo menos frente al espejo.
Paso por alto la aparición de inevitables líneas
en el mapa de vida del rostro.
Después de todo, el alma,
afortunadamente,
es como el vino.
Que me beba quien me ame,
que me saboree.
Gioconda Belli
sábado, 16 de mayo de 2009
Huelga
Quiero una huelga donde vayamos todos.
Una huelga de brazos, de piernas, de cabellos,
una huelga naciendo en cada cuerpo.
Quiero una huelga
de obreros de palomas
de choferes de flores
de técnicos de niños
de médicos de mujeres.
Quiero una huelga grande,
que hasta el amor alcance.
Una huelga donde todo se detenga,
el reloj las fábricas
el plantel los colegios
el bus los hospitales
la carretera los puertos.
Una huelga de ojos, de manos y de besos.
Una huelga donde respirar no sea permitido,
una huelga donde nazca el silencio
para oír los pasos del tirano que se marcha.
Gioconda Belli
Una huelga de brazos, de piernas, de cabellos,
una huelga naciendo en cada cuerpo.
Quiero una huelga
de obreros de palomas
de choferes de flores
de técnicos de niños
de médicos de mujeres.
Quiero una huelga grande,
que hasta el amor alcance.
Una huelga donde todo se detenga,
el reloj las fábricas
el plantel los colegios
el bus los hospitales
la carretera los puertos.
Una huelga de ojos, de manos y de besos.
Una huelga donde respirar no sea permitido,
una huelga donde nazca el silencio
para oír los pasos del tirano que se marcha.
Gioconda Belli
jueves, 14 de mayo de 2009
De todos modos
De todos modos,
mientras a pocos metros un hombre es apaleado hasta morir,
a este lado de las cosas, el comercio de ropa de moda
inaugura nuevas tiendas por toda la ciudad.
Pronto estará todo lleno de ellas,
y caminaremos con naturalidad
entre estanterías repletas y cajas registradoras.
La enfermedad es la fiebre que nos hace escribir "normalidad"
en las páginas de una contabilidad extraña.
Julia Otxoa
mientras a pocos metros un hombre es apaleado hasta morir,
a este lado de las cosas, el comercio de ropa de moda
inaugura nuevas tiendas por toda la ciudad.
Pronto estará todo lleno de ellas,
y caminaremos con naturalidad
entre estanterías repletas y cajas registradoras.
La enfermedad es la fiebre que nos hace escribir "normalidad"
en las páginas de una contabilidad extraña.
Julia Otxoa
martes, 12 de mayo de 2009
Padrenuestro latinoamericano
Padre nuestro que estás en los cielos,
con las golondrinas y con los misiles,
quiero que vuelvas antes de que olvides
cómo se llega al sur de Río Grande.
Padre nuestro que estás en el exilio,
casi nunca te acuerdas de los míos;
de todos modos, dondequiera que estés,
santificado sea tu nombre,
no quienes santifican en tu nombre
cerrando un ojo para no ver las uñas sucias de la miseria.
En junio de mil nueve setenta y cinco
ya no sirve pedirte "venga a nos el tu reino",
porque tu reino también está aquí abajo,
metido en los rencores y en el miedo,
en las vacilaciones y en la mugre,
en la desilusión y en la modorra,
en este ansia de verte pese a todo.
Cuando hablaste del rico, la aguja y el camello
y te votamos todos, por unanimidad, para la gloria,
también alzó la mano el indio silencioso
que te respetaba pero se resistía a pensar "hágase tu voluntad".
Sin embargo, una vez, cada tanto,
tu voluntad se mezcla con la mía;
la domina, la enciende, la duplica,
más arduo es conocer cuál es mi voluntad
cuando creo de veras lo que digo creer,
así en tu omnipresencia como en mi soledad,
así en la tierra como en el cielo,
siempre estaré más segura de la tierra que piso
que del cielo intratable que me ignora.
Pero, ¿quién sabe?, no voy a decidir
que tu poder se haga o se deshaga.
Tu voluntad igual se está haciendo en el viento,
en el Ande de nieve,
en el pájaro que fecunda a su pájara,
en los cancilleres que murmuran "Yes, sir",
en cada mano que se convierte en puño.
Claro, no estoy segura si me gusta el estilo
que tu voluntad elige para hacerse;
lo digo con irreverencia y gratitud,
dos emblemas que pronto serán la misma cosa.
Lo digo, sobre todo, pensando en el pan nuestro de cada día
y de cada pedacito de día.
Ayer nos lo quitaste, dánosle hoy.
O al menos el derecho de darnos nuestro pan,
no sólo el que era símbolo de algo,
sino el de miga y cáscara,
el pan nuestro.
Y ya que nos quedan pocas esperanzas y deudas
perdónanos, si puedes, nuestras deudas,
pero no nos perdones la esperanza;
no nos perdones nunca nuestros créditos.
A más tardar mañana saldremos a cobrar a los fallutos,
tangibles y sonrientes forajidos.
A los que tienen garras para el arpa.
Poco importa que nuestros acreedores perdonen
así como nosotros, una vez, por error,
perdonamos a nuestros deudores.
Todavía nos deben como un siglo de insomnios y garrote,
como tres mil kilómetros de injurias,
como veinte medallas a Somoza,
como una sola Guatemala muerta.
Y no nos dejes caer en la tentación
de olvidar o vender este pasado,
o arrendar una sola hectárea de su olvido,
ahora que es la hora de saber quiénes somos
y han de cruzar el río el dólar y su amor contra-reembolso
arráncanos del alma el último mendigo
y líbranos de todo mal de conciencia.
Amén.
Mario Benedetti
con las golondrinas y con los misiles,
quiero que vuelvas antes de que olvides
cómo se llega al sur de Río Grande.
Padre nuestro que estás en el exilio,
casi nunca te acuerdas de los míos;
de todos modos, dondequiera que estés,
santificado sea tu nombre,
no quienes santifican en tu nombre
cerrando un ojo para no ver las uñas sucias de la miseria.
En junio de mil nueve setenta y cinco
ya no sirve pedirte "venga a nos el tu reino",
porque tu reino también está aquí abajo,
metido en los rencores y en el miedo,
en las vacilaciones y en la mugre,
en la desilusión y en la modorra,
en este ansia de verte pese a todo.
Cuando hablaste del rico, la aguja y el camello
y te votamos todos, por unanimidad, para la gloria,
también alzó la mano el indio silencioso
que te respetaba pero se resistía a pensar "hágase tu voluntad".
Sin embargo, una vez, cada tanto,
tu voluntad se mezcla con la mía;
la domina, la enciende, la duplica,
más arduo es conocer cuál es mi voluntad
cuando creo de veras lo que digo creer,
así en tu omnipresencia como en mi soledad,
así en la tierra como en el cielo,
siempre estaré más segura de la tierra que piso
que del cielo intratable que me ignora.
Pero, ¿quién sabe?, no voy a decidir
que tu poder se haga o se deshaga.
Tu voluntad igual se está haciendo en el viento,
en el Ande de nieve,
en el pájaro que fecunda a su pájara,
en los cancilleres que murmuran "Yes, sir",
en cada mano que se convierte en puño.
Claro, no estoy segura si me gusta el estilo
que tu voluntad elige para hacerse;
lo digo con irreverencia y gratitud,
dos emblemas que pronto serán la misma cosa.
Lo digo, sobre todo, pensando en el pan nuestro de cada día
y de cada pedacito de día.
Ayer nos lo quitaste, dánosle hoy.
O al menos el derecho de darnos nuestro pan,
no sólo el que era símbolo de algo,
sino el de miga y cáscara,
el pan nuestro.
Y ya que nos quedan pocas esperanzas y deudas
perdónanos, si puedes, nuestras deudas,
pero no nos perdones la esperanza;
no nos perdones nunca nuestros créditos.
A más tardar mañana saldremos a cobrar a los fallutos,
tangibles y sonrientes forajidos.
A los que tienen garras para el arpa.
Poco importa que nuestros acreedores perdonen
así como nosotros, una vez, por error,
perdonamos a nuestros deudores.
Todavía nos deben como un siglo de insomnios y garrote,
como tres mil kilómetros de injurias,
como veinte medallas a Somoza,
como una sola Guatemala muerta.
Y no nos dejes caer en la tentación
de olvidar o vender este pasado,
o arrendar una sola hectárea de su olvido,
ahora que es la hora de saber quiénes somos
y han de cruzar el río el dólar y su amor contra-reembolso
arráncanos del alma el último mendigo
y líbranos de todo mal de conciencia.
Amén.
Mario Benedetti
domingo, 10 de mayo de 2009
Pero vengo
Más de una vez me siento expulsado y con ganas
de volver al exilio que me expulsa
y entonces me parece que ya no pertenezco
a ningún sitio, a nadie.
¿Será en indicio de que nunca más
podré no ser un exiliado?
¿Qué aquí o allá o en cualquier parte
siempre habrá alguien que vigile y piense,
éste a qué viene?
Y vengo sin embargo tal vez a compartir cansancio y vértigo
desamparo y querencia
también a recibir mi cuota de rencores
mi reflexiba comisión de amor
en verdad a qué vengo
no lo sé con certeza
pero vengo.
Mario Benedetti
de volver al exilio que me expulsa
y entonces me parece que ya no pertenezco
a ningún sitio, a nadie.
¿Será en indicio de que nunca más
podré no ser un exiliado?
¿Qué aquí o allá o en cualquier parte
siempre habrá alguien que vigile y piense,
éste a qué viene?
Y vengo sin embargo tal vez a compartir cansancio y vértigo
desamparo y querencia
también a recibir mi cuota de rencores
mi reflexiba comisión de amor
en verdad a qué vengo
no lo sé con certeza
pero vengo.
Mario Benedetti
jueves, 7 de mayo de 2009
Pausa
De vez en cuando hay que hacer
una pausa
contemplarse a sí mismo
sin la fruición cotidiana
examinar el pasado
rubro por rubro
etapa por etapa
baldosa por baldosa
y no llorarse las mentiras
sino cantarse las verdades.
Mario Benedetti
una pausa
contemplarse a sí mismo
sin la fruición cotidiana
examinar el pasado
rubro por rubro
etapa por etapa
baldosa por baldosa
y no llorarse las mentiras
sino cantarse las verdades.
Mario Benedetti
martes, 5 de mayo de 2009
La forma exacta
Sé que sería posible construir el mundo exacto
Las ciudades podrían ser claras y limpias
Por el canto de los lugares y de las fuentes
El cielo el mar y la tierra están esperando
Para saciar el hambre mundana
La tierra donde estamos -si nadie la traicionara- ofrecería
A cada uno la libertad y el reino cada día
-en la concha en la flor en el hombre en el fruto
Si nada se debilita esta forma es la exacta
Y en el todo se integra como la palabra en el verso
Sé que sería posible construir la forma exacta
De una ciudad humana que fuese
Fiel a la perfección del Universo
Por eso reinicio sin cesar a partir de la página en blanco
Y éste es mi oficio de poeta para la reconstrucción del mundo.
Sophia de Mello
Las ciudades podrían ser claras y limpias
Por el canto de los lugares y de las fuentes
El cielo el mar y la tierra están esperando
Para saciar el hambre mundana
La tierra donde estamos -si nadie la traicionara- ofrecería
A cada uno la libertad y el reino cada día
-en la concha en la flor en el hombre en el fruto
Si nada se debilita esta forma es la exacta
Y en el todo se integra como la palabra en el verso
Sé que sería posible construir la forma exacta
De una ciudad humana que fuese
Fiel a la perfección del Universo
Por eso reinicio sin cesar a partir de la página en blanco
Y éste es mi oficio de poeta para la reconstrucción del mundo.
Sophia de Mello
domingo, 3 de mayo de 2009
La tierra natal
No la llevamos en oscuros amuletos,
Ni escribimos arrebatados suspiros sobre ella,
No perturba nuestro amargo sueño,
Ni nos parece el paraíso prometido.
En nuestra alma no la convertimos
En objeto que se compra o se vende.
Por ella, enfermos, indigentes, errantes
Ni siquiera la recordamos.
Sí, para nosotros es tierra en los zapatos.
Sí, para nosotros es piedra entre los dientes.
Y molemos, arrancamos, aplastamos
Esa tierra que con nada se mezcla.
Pero en ella yacemos y somos ella,
Y por eso, dichosos, la llamamos nuestra.
Ana Ajmátova
Ni escribimos arrebatados suspiros sobre ella,
No perturba nuestro amargo sueño,
Ni nos parece el paraíso prometido.
En nuestra alma no la convertimos
En objeto que se compra o se vende.
Por ella, enfermos, indigentes, errantes
Ni siquiera la recordamos.
Sí, para nosotros es tierra en los zapatos.
Sí, para nosotros es piedra entre los dientes.
Y molemos, arrancamos, aplastamos
Esa tierra que con nada se mezcla.
Pero en ella yacemos y somos ella,
Y por eso, dichosos, la llamamos nuestra.
Ana Ajmátova
miércoles, 29 de abril de 2009
NIÑOS E IZQUIERDA
Quien dice a los niños
Tenéis que pensar como la derecha
es de derechas
Quien dice a los niños
Tenéis que pensar como la izquierda
es de derechas
Quien dice a los niños
no tenéis que pensar en nada
es de derechas
Quien dice a los niños
Es igual lo que penséis
es de derechas
Quien dice a los niños
aquello que piensa
y les dice también
que puede que esté equivocado
es quizá
de izquierdas
Erich Fried
Tenéis que pensar como la derecha
es de derechas
Quien dice a los niños
Tenéis que pensar como la izquierda
es de derechas
Quien dice a los niños
no tenéis que pensar en nada
es de derechas
Quien dice a los niños
Es igual lo que penséis
es de derechas
Quien dice a los niños
aquello que piensa
y les dice también
que puede que esté equivocado
es quizá
de izquierdas
Erich Fried
Miedo y duda
No dudes
del que
te diga
que tiene miedo
pero ten miedo
del que
te diga
que no tiene ninguna duda.
Erich Fried
del que
te diga
que tiene miedo
pero ten miedo
del que
te diga
que no tiene ninguna duda.
Erich Fried
lunes, 20 de abril de 2009
Bienaventurado El Hombre (salmo 1)
Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido ni
asiste a sus mítines
ni se sienta a la mesa con los gánsters
ni con los Generales en el Consejo de Guerra
Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano
ni delata a su compañero de colegio
Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios comerciales
ni escucha sus radios
ni cree en sus slogans
Será como un árbol plantado junto a una fuente.
Ernesto Cardenal
asiste a sus mítines
ni se sienta a la mesa con los gánsters
ni con los Generales en el Consejo de Guerra
Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano
ni delata a su compañero de colegio
Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios comerciales
ni escucha sus radios
ni cree en sus slogans
Será como un árbol plantado junto a una fuente.
Ernesto Cardenal
viernes, 17 de abril de 2009
LOS OLVIDADOS
Ellos han escrito en las paredes
toda la historia de esta tierra y de sus días:
la han sacado del hierro y la semilla;
de cada huelga
y desde cada herida.
Han mantenido su confianza en el futuro
contra la muerte y los calabozos.
Han sufrido golpes y torturas
Partiendo panes
y esperanzas entre todos.
Cada trozo de presente que pisamos,
tiene mucho de la sangre, de los huesos,
de aquellos que nos precedieron
en el amor, la lucha
y en el tiempo.
Por eso reivindico la memoria
de todos aquellos que cayeron
y de quienes se ven arrinconados:
los que no tienen nada porque
todo lo dieron.
QUINTÍN CABRERA
toda la historia de esta tierra y de sus días:
la han sacado del hierro y la semilla;
de cada huelga
y desde cada herida.
Han mantenido su confianza en el futuro
contra la muerte y los calabozos.
Han sufrido golpes y torturas
Partiendo panes
y esperanzas entre todos.
Cada trozo de presente que pisamos,
tiene mucho de la sangre, de los huesos,
de aquellos que nos precedieron
en el amor, la lucha
y en el tiempo.
Por eso reivindico la memoria
de todos aquellos que cayeron
y de quienes se ven arrinconados:
los que no tienen nada porque
todo lo dieron.
QUINTÍN CABRERA
martes, 7 de abril de 2009
BALADA IMPRECATORIA CONTRA LOS LISTOS
Ahí pasan los listos.
Siempre de prisa, alertas, husmeando
la más leve oportunidad de poner a prueba
sus talentos, sus mañas,
su destreza al parecer sin límites.
Vienen, van, se reúnen, discuten, parten.
Sonrientes regresan con renovadas fuerzas.
Piensan que han logrado convencer,
toman a sonreír, nos ponen las manos
sobre los hombros, nos protegen, nos halagan,
despliegan diligentes su abanico de promesas
y de nuevo se esfuman como vinieron,
con su aura de inocencia satisfecha
que los denuncia a leguas.
Jamás aceptarán que a nadie persuadieron.
Porque cruzan por la vida
sin haber visto nada,
sin haber escuchado nada,
sin dudas ni perplejidades.
Su misma certeza los aniquila.
Pero, a su vez, también sus víctimas
suelen olvidarlos, confundirlos en la memoria
con otros listos, sus hermanos,
tan semejantes, tan deprisa siempre,
tratando de ocultar a todas luces
el exiguo torbellino que los alienta
a guisa de corazón.
Todo cuidado, toda prudencia,
de nada valen con ellos,
ni vienen a cuento.
Su efímera empresa, al final,
ningún daño logra hacernos.
Los listos, os lo aseguro, son inofensivos.
Es más, cuando me pregunto
adónde irán los listos cuando mueren,
me viene la sospecha de si el limbo
no fue creado también para acogerlos,
sosegarlos y permitirles rumiar,
por una eternidad prescrita desde lo alto,
la fútil madeja de su inocua cuquería.
Ignoremos a los listos y dejémoslos
transitar al margen de nuestros asuntos
y de nuestra natural compasión
a mejores fines destinada.
De los listos no habla el Sermón de la Montaña.
Esta advertencia del Señor, debería bastarnos.
Álvaro Mutis (1923)
Siempre de prisa, alertas, husmeando
la más leve oportunidad de poner a prueba
sus talentos, sus mañas,
su destreza al parecer sin límites.
Vienen, van, se reúnen, discuten, parten.
Sonrientes regresan con renovadas fuerzas.
Piensan que han logrado convencer,
toman a sonreír, nos ponen las manos
sobre los hombros, nos protegen, nos halagan,
despliegan diligentes su abanico de promesas
y de nuevo se esfuman como vinieron,
con su aura de inocencia satisfecha
que los denuncia a leguas.
Jamás aceptarán que a nadie persuadieron.
Porque cruzan por la vida
sin haber visto nada,
sin haber escuchado nada,
sin dudas ni perplejidades.
Su misma certeza los aniquila.
Pero, a su vez, también sus víctimas
suelen olvidarlos, confundirlos en la memoria
con otros listos, sus hermanos,
tan semejantes, tan deprisa siempre,
tratando de ocultar a todas luces
el exiguo torbellino que los alienta
a guisa de corazón.
Todo cuidado, toda prudencia,
de nada valen con ellos,
ni vienen a cuento.
Su efímera empresa, al final,
ningún daño logra hacernos.
Los listos, os lo aseguro, son inofensivos.
Es más, cuando me pregunto
adónde irán los listos cuando mueren,
me viene la sospecha de si el limbo
no fue creado también para acogerlos,
sosegarlos y permitirles rumiar,
por una eternidad prescrita desde lo alto,
la fútil madeja de su inocua cuquería.
Ignoremos a los listos y dejémoslos
transitar al margen de nuestros asuntos
y de nuestra natural compasión
a mejores fines destinada.
De los listos no habla el Sermón de la Montaña.
Esta advertencia del Señor, debería bastarnos.
Álvaro Mutis (1923)
jueves, 26 de marzo de 2009
Y ESCRIBIR TU SILENCIO SOBRE EL AGUA
No sé si es sombra en el cristal, si es sólo
calor que empaña un brillo. Nadie sabe
si es de vuelo este pájaro o de llanto,
nadie le oprime con su mano, nunca
le he sentido latir, y está cayendo
como sombra de lluvia dentro y dulce
del bosque de la sangre, hasta dejarla
casi acuñada y vegetal, tranquila.
No sé. Siempre es así. Tu voz me llega
como el aire de marzo en un espejo,
como el paso que mueve una cortina
detrás de la mirada. Mira, vivo
oscuro y casi andado. No sé cómo
podré llegar, buscándote, hasta el centro
de nuestro corazón, y allí decirte,
madre, que yo he de hacer en tanto viva
que no te quedes huérfana de hijo,
que no te quedes sola, allá en tu cielo,
que no te falte yo como me faltas.
Luis Rosales
calor que empaña un brillo. Nadie sabe
si es de vuelo este pájaro o de llanto,
nadie le oprime con su mano, nunca
le he sentido latir, y está cayendo
como sombra de lluvia dentro y dulce
del bosque de la sangre, hasta dejarla
casi acuñada y vegetal, tranquila.
No sé. Siempre es así. Tu voz me llega
como el aire de marzo en un espejo,
como el paso que mueve una cortina
detrás de la mirada. Mira, vivo
oscuro y casi andado. No sé cómo
podré llegar, buscándote, hasta el centro
de nuestro corazón, y allí decirte,
madre, que yo he de hacer en tanto viva
que no te quedes huérfana de hijo,
que no te quedes sola, allá en tu cielo,
que no te falte yo como me faltas.
Luis Rosales
miércoles, 25 de marzo de 2009
Si Dios fuera una mujer
¿y si Dios fuera una mujer?
-Juan Gelman
¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.
Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce,
su pubis no de piedra,
sus pechos no de mármol,
sus labios no de yeso.
Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos SIDA o pánico
nos contagiaría su inmortalidad.
Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos,
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.
Ay Dios mío, Dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería,
qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia.
Mario Benedetti
-Juan Gelman
¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.
Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce,
su pubis no de piedra,
sus pechos no de mármol,
sus labios no de yeso.
Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos SIDA o pánico
nos contagiaría su inmortalidad.
Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos,
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.
Ay Dios mío, Dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería,
qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia.
Mario Benedetti
sábado, 21 de marzo de 2009
Defensa de la alegría
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
M. Benedetti.
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
M. Benedetti.
viernes, 13 de marzo de 2009
No me arrepiento de nada
Desde la mujer que soy,
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.
No sé por qué
la vida entera he pasado
rebelándome contra ellas.
Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables,
por extraño maleficio,
me inspiran.
Reniego de sus buenos oficios;
de los llantos a escondidas del esposo,
del pudor de su desnudez
bajo la planchada y almidonada ropa interior.
Estas mujeres, sin embargo,
me miran desde el interior de los espejos,
levantan su dedo acusador
y, a veces, cedo a sus miradas de reproche
y quiero ganarme la aceptación universal,
ser la "niña buena", la "mujer decente"
la Gioconda irreprochable.
Sacarme diez en conducta
con el partido, el estado, las amistades,
mi familia, mis hijos y todos los demás seres
que abundantes pueblan este mundo nuestro.
En esta contradicción inevitable
entre lo que debió haber sido y lo que es,
he librado numerosas batallas mortales,
batallas a mordiscos de ellas contra mí
—ellas habitando en mí queriendo ser yo misma—
transgrediendo maternos mandamientos,
desgarro adolorida y a trompicones
a las mujeres internas
que, desde la infancia, me retuercen los ojos
porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas, hombres hermosos,
y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada,
e hice el amor sobre escritorios
—en horas de oficina—
y rompí lazos inviolables
y me atreví a gozar
el cuerpo sano y sinuoso
con que los genes de todos mis ancestros
me dotaron.
No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones.
No me arrepiento de nada, como dijo Edith Piaf.
Pero en los pozos oscuros en que me hundo,
cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos,
siento las lágrimas pujando;
veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
blandiendo condenas contra mi felicidad.
Impertérritas niñas buenas me circundan
y danzan sus canciones infantiles contra mí
contra esta mujer
hecha y derecha,
plena.
Esta mujer de pechos en pecho
y caderas anchas
que, por mi madre y contra ella,
me gusta ser.
Gioconda Belli
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.
No sé por qué
la vida entera he pasado
rebelándome contra ellas.
Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables,
por extraño maleficio,
me inspiran.
Reniego de sus buenos oficios;
de los llantos a escondidas del esposo,
del pudor de su desnudez
bajo la planchada y almidonada ropa interior.
Estas mujeres, sin embargo,
me miran desde el interior de los espejos,
levantan su dedo acusador
y, a veces, cedo a sus miradas de reproche
y quiero ganarme la aceptación universal,
ser la "niña buena", la "mujer decente"
la Gioconda irreprochable.
Sacarme diez en conducta
con el partido, el estado, las amistades,
mi familia, mis hijos y todos los demás seres
que abundantes pueblan este mundo nuestro.
En esta contradicción inevitable
entre lo que debió haber sido y lo que es,
he librado numerosas batallas mortales,
batallas a mordiscos de ellas contra mí
—ellas habitando en mí queriendo ser yo misma—
transgrediendo maternos mandamientos,
desgarro adolorida y a trompicones
a las mujeres internas
que, desde la infancia, me retuercen los ojos
porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas, hombres hermosos,
y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada,
e hice el amor sobre escritorios
—en horas de oficina—
y rompí lazos inviolables
y me atreví a gozar
el cuerpo sano y sinuoso
con que los genes de todos mis ancestros
me dotaron.
No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones.
No me arrepiento de nada, como dijo Edith Piaf.
Pero en los pozos oscuros en que me hundo,
cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos,
siento las lágrimas pujando;
veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
blandiendo condenas contra mi felicidad.
Impertérritas niñas buenas me circundan
y danzan sus canciones infantiles contra mí
contra esta mujer
hecha y derecha,
plena.
Esta mujer de pechos en pecho
y caderas anchas
que, por mi madre y contra ella,
me gusta ser.
Gioconda Belli
domingo, 8 de marzo de 2009
Quisiera estar solo en el sur
Quizá mis lentos ojos no verán más el sur
de ligeros paisajes dormidos en el aire,
con cuerpos a la sombra de ramas como flores
o huyendo en un galope de caballos furiosos.
El sur es un desierto que llora mientras canta.
Y esa voz no se extingue como pájaro muerto;
hacia el mar encamina sus deseos amargos,
abriendo un eco débil que vive lentamente.
En el sur tan distante quiero estar confundido.
La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;
su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.
Su oscuridad, su luz, son bellezas iguales.
Luis Cernuda
de ligeros paisajes dormidos en el aire,
con cuerpos a la sombra de ramas como flores
o huyendo en un galope de caballos furiosos.
El sur es un desierto que llora mientras canta.
Y esa voz no se extingue como pájaro muerto;
hacia el mar encamina sus deseos amargos,
abriendo un eco débil que vive lentamente.
En el sur tan distante quiero estar confundido.
La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;
su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.
Su oscuridad, su luz, son bellezas iguales.
Luis Cernuda
jueves, 5 de marzo de 2009
PEREGRINO
PEREGRINO
¿Volver? Vuelva el que tenga,
tras largos años, tras un largo viaje,
cansancio del camino y la codicia
de su tierra, su casa, sus amigos,
del amor que al regreso fiel le espere.
Mas ¿tú? ¿volver? Regresar no piensas,
sino seguir libre adelante,
disponible por siempre, mozo o viejo,
sin hijo que te busque, como a Ulises,
sin Itaca que aguarde y sin Penélope.
Sigue, sigue adelante y no regreses,
fiel hasta el fin del camino y tu vida,
no eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra antes no hollada,
tus ojos frente a lo antes nunca visto.
Luis Cernuda
¿Volver? Vuelva el que tenga,
tras largos años, tras un largo viaje,
cansancio del camino y la codicia
de su tierra, su casa, sus amigos,
del amor que al regreso fiel le espere.
Mas ¿tú? ¿volver? Regresar no piensas,
sino seguir libre adelante,
disponible por siempre, mozo o viejo,
sin hijo que te busque, como a Ulises,
sin Itaca que aguarde y sin Penélope.
Sigue, sigue adelante y no regreses,
fiel hasta el fin del camino y tu vida,
no eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra antes no hollada,
tus ojos frente a lo antes nunca visto.
Luis Cernuda
lunes, 2 de marzo de 2009
Con las mismas manos de acariciarte..
Con las mismas manos de acariciarte estoy construyendo una escuela.
Llegué casi al amanecer, con las que pensé que serían ropas de trabajo,
Pero los hombres y los muchachos que, en sus harapos esperaban
Todavía me dijeron señor.
Están en un caserón a medio derruir,
Con unos cuantos catres y palos: allí pasan las noches
Ahora, en vez de dormir bajo los puentes o en los portales.
Uno sabe leer, y lo mandaron a buscar cuando
supieron que yo tenía biblioteca.
(Es alto, luminoso, y usa una barbita en el insolente rostro mulato.)
Pasé por el que será el comedor escolar, hoy sólo señalado por una zapata
Sobre la cual mi amigo traza con su dedo en el aire ventanales y puertas.
Atrás estaban las piedras, y un grupo de muchachos
Las trasladaban en veloces carretillas. Yo pedí una
Y me eché a aprender el trabajo elemental de los hombres elementales.
Luego tuve mi primera pala y tomé el agua silvestre de los trabajadores,
Y, fatigado, pensé en ti, en aquella vez
Que estuviste recogiendo una cosecha hasta que la vista se te nublaba
Como ahora a mí,
¡Qué lejos estábamos de las cosas verdaderas,
Amor, qué lejos -como uno de otro!
La conversación y el almuerzo
Fueron merecidos, y la amistad del pastor
Hasta hubo una pareja de enamorados
Que se ruborizaban cuando los señalábamos, riendo,
Fumando, después del café.
No hay momento
En que no piense en ti.
Hoy quizás más,
Y mientras ayude a construir esta escuela
Con las mismas manos de acariciarte.
Roberto Fernández Retamar
Llegué casi al amanecer, con las que pensé que serían ropas de trabajo,
Pero los hombres y los muchachos que, en sus harapos esperaban
Todavía me dijeron señor.
Están en un caserón a medio derruir,
Con unos cuantos catres y palos: allí pasan las noches
Ahora, en vez de dormir bajo los puentes o en los portales.
Uno sabe leer, y lo mandaron a buscar cuando
supieron que yo tenía biblioteca.
(Es alto, luminoso, y usa una barbita en el insolente rostro mulato.)
Pasé por el que será el comedor escolar, hoy sólo señalado por una zapata
Sobre la cual mi amigo traza con su dedo en el aire ventanales y puertas.
Atrás estaban las piedras, y un grupo de muchachos
Las trasladaban en veloces carretillas. Yo pedí una
Y me eché a aprender el trabajo elemental de los hombres elementales.
Luego tuve mi primera pala y tomé el agua silvestre de los trabajadores,
Y, fatigado, pensé en ti, en aquella vez
Que estuviste recogiendo una cosecha hasta que la vista se te nublaba
Como ahora a mí,
¡Qué lejos estábamos de las cosas verdaderas,
Amor, qué lejos -como uno de otro!
La conversación y el almuerzo
Fueron merecidos, y la amistad del pastor
Hasta hubo una pareja de enamorados
Que se ruborizaban cuando los señalábamos, riendo,
Fumando, después del café.
No hay momento
En que no piense en ti.
Hoy quizás más,
Y mientras ayude a construir esta escuela
Con las mismas manos de acariciarte.
Roberto Fernández Retamar
sábado, 28 de febrero de 2009
Emigrante
Vuelvo a mis calles vacías
Y siempre estaré allí
Aún escuchando lenguaje bereber
Aún en el castigo
De una noche
Extremadamente cálida
Porque tú
Océano irrepetible
Irreverente
Me llevas a la
Memoria de la
Volatilidad y alegría
De mi pueblo
No estoy
Es verdad
Pero mi corazón aúlla
En el recuerdo de su canto
Y ahora sé
Que estoy en cuarentena
Sé que salí
Desnudo o en harapos
Con un nudo en la garganta
Pero volveré tranquilo
Con mis muertos
Y lleno del coraje
Del humilde
Pablo E. Cárdenas
Y siempre estaré allí
Aún escuchando lenguaje bereber
Aún en el castigo
De una noche
Extremadamente cálida
Porque tú
Océano irrepetible
Irreverente
Me llevas a la
Memoria de la
Volatilidad y alegría
De mi pueblo
No estoy
Es verdad
Pero mi corazón aúlla
En el recuerdo de su canto
Y ahora sé
Que estoy en cuarentena
Sé que salí
Desnudo o en harapos
Con un nudo en la garganta
Pero volveré tranquilo
Con mis muertos
Y lleno del coraje
Del humilde
Pablo E. Cárdenas
jueves, 26 de febrero de 2009
SIEMBRA
Cuando de mí no quede sino un árbol
cuando mis huesos se hayan esparcido
bajo la tierra madre;
cuando de ti no quede sino una rosa blanca
que se nutrió de aquello que tú fuiste
y haya zarpado ya con mil brisas distintas
el aliento del beso que hoy bebemos;
cuando ya nuestros nombres
sean sonido sin eco
dormidos en la sombra de un olvido insondable;
tú seguirás viviendo en la belleza de la rosa,
como yo en el follaje del árbol
y nuestro amor en el murmullo de la brisa
¡Escúchame!
Yo aspiro a que vivamos
en las vibrantes voces de la mañana.
Yo quiero perdurar junto contigo
en la savia profunda de la humanidad:
en la risa del niño,
en la paz de los hombres.
en el amor sin lágrimas.
Por eso,
como habremos de darnos a la rosa y al árbol,
a la tierra y al viento,
te pido que nos demos al futuro del mundo...
MIGUEL OTERO SILVA.
cuando mis huesos se hayan esparcido
bajo la tierra madre;
cuando de ti no quede sino una rosa blanca
que se nutrió de aquello que tú fuiste
y haya zarpado ya con mil brisas distintas
el aliento del beso que hoy bebemos;
cuando ya nuestros nombres
sean sonido sin eco
dormidos en la sombra de un olvido insondable;
tú seguirás viviendo en la belleza de la rosa,
como yo en el follaje del árbol
y nuestro amor en el murmullo de la brisa
¡Escúchame!
Yo aspiro a que vivamos
en las vibrantes voces de la mañana.
Yo quiero perdurar junto contigo
en la savia profunda de la humanidad:
en la risa del niño,
en la paz de los hombres.
en el amor sin lágrimas.
Por eso,
como habremos de darnos a la rosa y al árbol,
a la tierra y al viento,
te pido que nos demos al futuro del mundo...
MIGUEL OTERO SILVA.
domingo, 22 de febrero de 2009
HE ANDADO MUCHOS CAMINOS...
He andado muchos caminos
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra.
Y pedantones al paño
que miran, callan y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra...
Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.
Nunca, si llegan a un sitio
preguntan a donde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja.
Y no conocen la prisa
ni aún en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino,
donde no hay vino, agua fresca.
Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y un día como tantos,
descansan bajo la tierra.
Antonio Machado
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra.
Y pedantones al paño
que miran, callan y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra...
Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.
Nunca, si llegan a un sitio
preguntan a donde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja.
Y no conocen la prisa
ni aún en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino,
donde no hay vino, agua fresca.
Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y un día como tantos,
descansan bajo la tierra.
Antonio Machado
miércoles, 18 de febrero de 2009
LOS ESCLAVOS.
Ellos no saben nunca dónde mirar ni qué.
Se acostumbran. Les dicen...
Este camino es ancho...
Y van. Sin preguntar. Por donde pasa el amo
de látigos y horas.
(No saben que ese difícil y estrecho, es el camino
de la libertad.)
La libertad...
Ellos la desconocen. Viven solos y a oscuras.
Con las manos cogidas hasta el pie. Y en los
ojos vendas de cigarrillos que no les dejan ver...
(Han oído tantas veces que la libertad
puede resultar peligrosa.)
No llegan nunca a levantar la mano.
Bajan las cabezas. Y resignadamente
(no digo con humillación)
avanzan en sus vidas que otros
les han comprado.
Cuando mueren o saltan lo hacen en silencio.
(Los amos cuidan de que sus sepulcros
permanezcan anónimos.)
JOSE INFANTES
Se acostumbran. Les dicen...
Este camino es ancho...
Y van. Sin preguntar. Por donde pasa el amo
de látigos y horas.
(No saben que ese difícil y estrecho, es el camino
de la libertad.)
La libertad...
Ellos la desconocen. Viven solos y a oscuras.
Con las manos cogidas hasta el pie. Y en los
ojos vendas de cigarrillos que no les dejan ver...
(Han oído tantas veces que la libertad
puede resultar peligrosa.)
No llegan nunca a levantar la mano.
Bajan las cabezas. Y resignadamente
(no digo con humillación)
avanzan en sus vidas que otros
les han comprado.
Cuando mueren o saltan lo hacen en silencio.
(Los amos cuidan de que sus sepulcros
permanezcan anónimos.)
JOSE INFANTES
sábado, 14 de febrero de 2009
Libre te quiero
Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza.
Pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.
Agustín García Calvo
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza.
Pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.
Agustín García Calvo
viernes, 13 de febrero de 2009
Nueva tesis feminista
¿Cómo decirte
hombre
que te necesito?
No puedo cantar a la liberación femenina
si no te canto
y te invito a descubrir liberaciones conmigo.
No me gusta la gente que se engaña
diciendo que el amor no es necesario
-"témeles, yo le tiemblo"
Hay tanto nuevo que aprender,
hermosos cavernícolas que rescatar,
nuevas maneras de amar que aún no hemos inventado.
A nombre propio declaro
que me gusta saberme mujer
frente a un hombre que se sabe hombre,
que sé de ciencia cierta
que el amor
es mejor que las multi-vitaminas,
que la pareja humana
es el principio inevitable de la vida,
que por eso no quiero jamás liberarme del hombre;
lo amo
con todas sus debilidades
y me gusta compartir con su terquedad
todo este ancho mundo
donde ambos nos somos imprescindibles.
No quiero que me acusen de mujer tradicional
pero pueden acusarme
tantas como cuantas veces quieran
de mujer.
Gioconda Belli
hombre
que te necesito?
No puedo cantar a la liberación femenina
si no te canto
y te invito a descubrir liberaciones conmigo.
No me gusta la gente que se engaña
diciendo que el amor no es necesario
-"témeles, yo le tiemblo"
Hay tanto nuevo que aprender,
hermosos cavernícolas que rescatar,
nuevas maneras de amar que aún no hemos inventado.
A nombre propio declaro
que me gusta saberme mujer
frente a un hombre que se sabe hombre,
que sé de ciencia cierta
que el amor
es mejor que las multi-vitaminas,
que la pareja humana
es el principio inevitable de la vida,
que por eso no quiero jamás liberarme del hombre;
lo amo
con todas sus debilidades
y me gusta compartir con su terquedad
todo este ancho mundo
donde ambos nos somos imprescindibles.
No quiero que me acusen de mujer tradicional
pero pueden acusarme
tantas como cuantas veces quieran
de mujer.
Gioconda Belli
martes, 10 de febrero de 2009
Si no fuera por ti
Si no fuera por ti
tendría que levantarme temprano en los días
y pensar en los quehaceres.
Si no fuera por ti
me ocuparía de la mugre
que se acumula en nuestra casa
y pasaría los días en hacerla brillar
para tu bien, mi vida para mi bien.
Si no fuera por ti
estaría relegada al triste oficio
de saquear tus bolsillos
para comprar novedades con descuento
y saldar cuentas atrasadas.
Si no fuera por ti
me desnudaría a la altura de tus deseos
y tendría que comer a tus horas
cuidar de tu ropa
y fingir juventud y dicha eterna.
Si no fuera por ti, oh! cuánto te lo agradezco
si no fuera por ti que tuviste la feliz idea
de abandonarme a tiempo.
Mirka Rabasa Díez
tendría que levantarme temprano en los días
y pensar en los quehaceres.
Si no fuera por ti
me ocuparía de la mugre
que se acumula en nuestra casa
y pasaría los días en hacerla brillar
para tu bien, mi vida para mi bien.
Si no fuera por ti
estaría relegada al triste oficio
de saquear tus bolsillos
para comprar novedades con descuento
y saldar cuentas atrasadas.
Si no fuera por ti
me desnudaría a la altura de tus deseos
y tendría que comer a tus horas
cuidar de tu ropa
y fingir juventud y dicha eterna.
Si no fuera por ti, oh! cuánto te lo agradezco
si no fuera por ti que tuviste la feliz idea
de abandonarme a tiempo.
Mirka Rabasa Díez
domingo, 8 de febrero de 2009
Tienda en casa
Reciba, sin gastos de envío,
su sonrisa restaurada y blanqueada,
fácil de montar,
sin baterías,
biodegradable,
autoadhesiva,
inodora,
a prueba de bombas,
retransmisiones bélicas en directo,
genocidios,
intervenciones aliadas y ataques a objetivos no civiles
que al final resultan ser un puente, una fábrica,
quién sabe si algún parque,
eso sí, no civil.
Pruebe sin compromisos
nuestra sonrisa
sometida a los mejores controles de calidad
y vuelva a brillar con luz propia
en todo tipo de acontecimientos.
Si no queda conforme,
le devolvemos su tristeza.
Irene Sánchez Carrón
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Si no queda conforme,
le devolvemos su tristeza.
Irene Sánchez Carrón
viernes, 6 de febrero de 2009
ÁRBOL EN ALGÚN BOSQUE
Tal vez antes de ser mujer
fui árbol en algún bosque
y las ramas crecían hacia el cielo
siempre intentado ver
el horizonte
y estuve allí por siglos
enraizada
aferrada a la tierra
bebiendo el cielo
habitada de pájaros y estrellas
Tal vez antes de ser mujer
diseminé retoños
dejé semillas
y el viento fue mi amante
en los silencios
mi piel era corteza
y mis colores símbolos
del transcurso del tiempo
en crecimiento
A veces pienso en ello
y el bosque
no es un lugar extraño
Tal vez antes de ser mujer
fui árbol en algún bosque
aún siento el latido de la tierra
en mis venas
y hay días que regresan los pájaros
y anidan
Ana María Mayol
fui árbol en algún bosque
y las ramas crecían hacia el cielo
siempre intentado ver
el horizonte
y estuve allí por siglos
enraizada
aferrada a la tierra
bebiendo el cielo
habitada de pájaros y estrellas
Tal vez antes de ser mujer
diseminé retoños
dejé semillas
y el viento fue mi amante
en los silencios
mi piel era corteza
y mis colores símbolos
del transcurso del tiempo
en crecimiento
A veces pienso en ello
y el bosque
no es un lugar extraño
Tal vez antes de ser mujer
fui árbol en algún bosque
aún siento el latido de la tierra
en mis venas
y hay días que regresan los pájaros
y anidan
Ana María Mayol
viernes, 30 de enero de 2009
Señores de la guerra (Masters of War)
Venid señores de la guerra,
vosotros que fabricáis todas las armas,
vosotros que fabricáis mortíferos aviones,
vosotros que fabricáis todas las bombas,
vosotros que os escondéis tras muros,
vosotros que os escondéis tras escritorios,
sólo quiero que sepáis
que veo a través de vuestras máscaras.
Vosotros que no habéis hecho nada
salvo construir para destruir,
vosotros jugáis con mi mundo
como si fuera vuestro juguetito,
vosotros ponéis un arma en mi mano
y os quitáis de mi vista,
y os volvéis y corréis lo más lejos
cuando las balas vuelan raudas.
Como el Judas de antaño
mentís y engañáis,
una guerra mundial puede ser ganada
queréis que me crea,
pero veo a través de vuestros ojos
y veo a través de vuestro cerebro
como veo a través del agua
que corre por mi desagüe.
Vosotros ajustáis todos los gatillos
para que otros disparen,
luego os apartáis y esperáis
cuando las listas de muertos aumentan,
vosotros os escondéis en vuestra mansión
mientras la sangre de los jóvenes
se escapa de sus cuerpos
y se hunde en el barro.
Vosotros habéis extendido el peor miedo
que jamás pueda ser gritado,
miedo a traer hijos
a este mundo,
por haber amenazado a mi hijo
nonato y sin nombre;
no valéis la sangre
que corre por vuestras venas.
Cuánto sé yo
para hablar así a destiempo,
puede que digáis que soy joven,
puede que digáis que soy ignorante,
pero hay algo que sé,
aunque sea más joven que vosotros,
y es que ni siquiera Jesús jamás
perdonaría lo que hacéis.
Permitidme haceros una pregunta,
¿es bueno aquél dinero vuestro?
¿comprará vuestro perdón?
¿creéis que lo haría?
Me parece que descubriréis
cuando vuestra muerte cobre su peaje,
que todo el dinero que hicisteis
nunca desempeñará vuestra alma.
Y espero que muráis,
y que vuestra muerte vendrá pronto,
seguiré vuestro ataúd
en la pálida tarde,
y esperaré mientras sois bajados
a vuestro lecho de muerte,
y me quedaré sobre vuestra tumba
hasta que esté seguro de que estáis muertos.
Bob Dylan
vosotros que fabricáis todas las armas,
vosotros que fabricáis mortíferos aviones,
vosotros que fabricáis todas las bombas,
vosotros que os escondéis tras muros,
vosotros que os escondéis tras escritorios,
sólo quiero que sepáis
que veo a través de vuestras máscaras.
Vosotros que no habéis hecho nada
salvo construir para destruir,
vosotros jugáis con mi mundo
como si fuera vuestro juguetito,
vosotros ponéis un arma en mi mano
y os quitáis de mi vista,
y os volvéis y corréis lo más lejos
cuando las balas vuelan raudas.
Como el Judas de antaño
mentís y engañáis,
una guerra mundial puede ser ganada
queréis que me crea,
pero veo a través de vuestros ojos
y veo a través de vuestro cerebro
como veo a través del agua
que corre por mi desagüe.
Vosotros ajustáis todos los gatillos
para que otros disparen,
luego os apartáis y esperáis
cuando las listas de muertos aumentan,
vosotros os escondéis en vuestra mansión
mientras la sangre de los jóvenes
se escapa de sus cuerpos
y se hunde en el barro.
Vosotros habéis extendido el peor miedo
que jamás pueda ser gritado,
miedo a traer hijos
a este mundo,
por haber amenazado a mi hijo
nonato y sin nombre;
no valéis la sangre
que corre por vuestras venas.
Cuánto sé yo
para hablar así a destiempo,
puede que digáis que soy joven,
puede que digáis que soy ignorante,
pero hay algo que sé,
aunque sea más joven que vosotros,
y es que ni siquiera Jesús jamás
perdonaría lo que hacéis.
Permitidme haceros una pregunta,
¿es bueno aquél dinero vuestro?
¿comprará vuestro perdón?
¿creéis que lo haría?
Me parece que descubriréis
cuando vuestra muerte cobre su peaje,
que todo el dinero que hicisteis
nunca desempeñará vuestra alma.
Y espero que muráis,
y que vuestra muerte vendrá pronto,
seguiré vuestro ataúd
en la pálida tarde,
y esperaré mientras sois bajados
a vuestro lecho de muerte,
y me quedaré sobre vuestra tumba
hasta que esté seguro de que estáis muertos.
Bob Dylan
jueves, 29 de enero de 2009
SOLDADO SÍ
Madre dicen que debemos
ir a matar o a morir
y los que lo dicen madre
nos están matando aquí.
Soldado así yo no quiero
soldado yo
soldado contra mi hermano
soldado no.
Frente al tirano y sus leyes
yo mi corazón pondría
para que volviera el aire
para que volviera el aire
por tu casa y por la mía.
Soldado así yo sería
soldado así
soldado junto a mi hermano
soldado así.
JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO
ir a matar o a morir
y los que lo dicen madre
nos están matando aquí.
Soldado así yo no quiero
soldado yo
soldado contra mi hermano
soldado no.
Frente al tirano y sus leyes
yo mi corazón pondría
para que volviera el aire
para que volviera el aire
por tu casa y por la mía.
Soldado así yo sería
soldado así
soldado junto a mi hermano
soldado así.
JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO
Guerra ante mis ojos
Imágenes descoloridas
hiriendo los ojos.
Son escombros de bombardeos.
Estampas de lluvia silenciosa,
ríos de gente buscan la meta.
Historias carcomidas,
mercado negro.
Mundo de noche,
duermen con los pies enlazados,
estos hombres castigados.
Lunas tras sus ventanas rotas.
Muerte vivida y sentida,
gritos apagados, melodías oscuras.
Serbia lejana
próxima y maltratada.
Elvira Font
hiriendo los ojos.
Son escombros de bombardeos.
Estampas de lluvia silenciosa,
ríos de gente buscan la meta.
Historias carcomidas,
mercado negro.
Mundo de noche,
duermen con los pies enlazados,
estos hombres castigados.
Lunas tras sus ventanas rotas.
Muerte vivida y sentida,
gritos apagados, melodías oscuras.
Serbia lejana
próxima y maltratada.
Elvira Font
Pido la paz y la palabra
Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos sus versos.
Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.
Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.
¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.
Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y tantos.
BLAS DE OTERO
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos sus versos.
Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.
Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.
¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.
Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y tantos.
BLAS DE OTERO
miércoles, 28 de enero de 2009
FIDELIDAD
Creo en el hombre. He visto
espaldas astilladas a trallazos,
almas cegadas avanzando a brincos
(espadas a caballo
del dolor y del hambre). Y he creído.
Creo en la paz. He visto
altas estrellas, llameantes ámbitos
amanecientes, incendiando ríos
hondos, caudal humano
hacia otra luz: he visto y he creído.
Creo en ti, patria. Digo
lo que he visto: relámpagos
de rabia, amor en frío, y un cuchillo
chillando, haciéndose pedazos
de pan: aunque hoy hay sólo sombra, he visto
y he creído.
Blas de Otero
espaldas astilladas a trallazos,
almas cegadas avanzando a brincos
(espadas a caballo
del dolor y del hambre). Y he creído.
Creo en la paz. He visto
altas estrellas, llameantes ámbitos
amanecientes, incendiando ríos
hondos, caudal humano
hacia otra luz: he visto y he creído.
Creo en ti, patria. Digo
lo que he visto: relámpagos
de rabia, amor en frío, y un cuchillo
chillando, haciéndose pedazos
de pan: aunque hoy hay sólo sombra, he visto
y he creído.
Blas de Otero
No sé por qué piensas tú
NO SÉ POR QUÉ PIENSAS TÚ
No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo,
tú.
Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?
Me duele que a veces tú
te olvides de quién soy yo;
caramba, si yo soy tú,
lo mismo que tú eres yo.
Pero no por eso yo
he de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
yo,
tú,
no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo.
Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
a dónde vamos yo y tú…
¡no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo!
Nicolás Guillén
No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo,
tú.
Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?
Me duele que a veces tú
te olvides de quién soy yo;
caramba, si yo soy tú,
lo mismo que tú eres yo.
Pero no por eso yo
he de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
yo,
tú,
no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo.
Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
a dónde vamos yo y tú…
¡no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo!
Nicolás Guillén
EL NUDO
A veces. Uno quisiera hacerse un nudo
a lo largo del esqueleto único
en la parte más larga, más muda, más blanca,
aquella que se enredó trágicamente
en los cuernos de las Obras!
Y, no puede. ¡No alcanza!
Hácese un nudo. Uno sólo.
Mientras Ellos disparan, rugen, miente, afanan, sudan, luchan, matan.
Negocios, Guerras, Sombras, Negocios, Guerras, Bombas.
Bombas, Bombas, Bombas.
Un solo negocio, grande.
Una sola guerra.
Una sola bomba.
Uno quisiera hacerse el último nudo.
¡Y no alcanza!
Teodoro Venegas
a lo largo del esqueleto único
en la parte más larga, más muda, más blanca,
aquella que se enredó trágicamente
en los cuernos de las Obras!
Y, no puede. ¡No alcanza!
Hácese un nudo. Uno sólo.
Mientras Ellos disparan, rugen, miente, afanan, sudan, luchan, matan.
Negocios, Guerras, Sombras, Negocios, Guerras, Bombas.
Bombas, Bombas, Bombas.
Un solo negocio, grande.
Una sola guerra.
Una sola bomba.
Uno quisiera hacerse el último nudo.
¡Y no alcanza!
Teodoro Venegas
La garra de la guerra
Hay que decir lo que hay que decir
pronto
de pronto
visceral
del tronco;
Con las menos palabras posibles
que sean posibles los imposibles
hay que hablar poco y decir mucho
hay que hacer mucho
y que nos parezca poco:
arrancar el gatillo a las armas
por ejemplo
Gloria Fuertes
pronto
de pronto
visceral
del tronco;
Con las menos palabras posibles
que sean posibles los imposibles
hay que hablar poco y decir mucho
hay que hacer mucho
y que nos parezca poco:
arrancar el gatillo a las armas
por ejemplo
Gloria Fuertes
martes, 27 de enero de 2009
EN CASTELLANO
Aquí tenéis mi voz
alzada contra el cielo de los dioses absurdos,
mi voz apedreando las puertas de la muerte
con cantos que son duras verdades como puños.
Él ha muerto hace tiempo, antes de ayer. Ya hiede.
Aquí tenéis mi voz zarpando hacia el futuro.
Adelantando el paso a través de las ruinas,
hermosa como un viaje alrededor del mundo.
Mucho he sufrido: en este tiempo, todos
hemos sufrido mucho.
Yo levanto una copa de alegría en las manos,
en pie contra el crepúsculo.
Borradlo. Labraremos la paz, la paz, la paz,
a fuerza de caricias, a puñetazos puros.
Aquí os dejo mi voz escrita en castellano.
España, no te olvides que hemos sufrido juntos.
Blas de Otero
alzada contra el cielo de los dioses absurdos,
mi voz apedreando las puertas de la muerte
con cantos que son duras verdades como puños.
Él ha muerto hace tiempo, antes de ayer. Ya hiede.
Aquí tenéis mi voz zarpando hacia el futuro.
Adelantando el paso a través de las ruinas,
hermosa como un viaje alrededor del mundo.
Mucho he sufrido: en este tiempo, todos
hemos sufrido mucho.
Yo levanto una copa de alegría en las manos,
en pie contra el crepúsculo.
Borradlo. Labraremos la paz, la paz, la paz,
a fuerza de caricias, a puñetazos puros.
Aquí os dejo mi voz escrita en castellano.
España, no te olvides que hemos sufrido juntos.
Blas de Otero
General, tu tanque es más fuerte que un coche
General, tu tanque es más fuerte que un coche.
Arrasa un bosque y aplasta a cien hombres.
Pero tiene un defecto:
necesita un conductor.
General, tu bombardero es poderoso.
Vuela más rápido que la tormenta y carga más que un elefante.
Pero tiene un defecto:
necesita un piloto.
General, el hombre es muy útil.
Puede volar y puede matar.
Pero tiene un defecto:
puede pensar.
Bertolt Brecht
Arrasa un bosque y aplasta a cien hombres.
Pero tiene un defecto:
necesita un conductor.
General, tu bombardero es poderoso.
Vuela más rápido que la tormenta y carga más que un elefante.
Pero tiene un defecto:
necesita un piloto.
General, el hombre es muy útil.
Puede volar y puede matar.
Pero tiene un defecto:
puede pensar.
Bertolt Brecht
Ese general
-Aquí está el general.
¿Qué quiere el general?
- Una espada desea el general.
-Ya no existen espadas, general.
¿Qué quiere el general?
-Un caballo desea el general.
-Ya no existen caballos, general.
¿Qué quiere el general?
-Otra batalla quiere el general.
-Ya no existen batallas, general.
¿Qué quiere el general?
-Una amante desea el general.
-Ya no existen amantes, general.
¿Qué quiere el general?
-Un gran tonel de vino desea el general.
Ya no hay tonel ni vino, general.
¿Qué quiere el general?
-Un buen trozo de carne desea el general.
-Ya no existen ganados, general.
¿Qué quiere el general?
-Comer yerbas desea el general.
-Ya no existen los pastos, general.
¿Qué quiere el general?
-Beber agua desea el general.
-Ya no existe más agua general.
¿Qué quiere el general?
-Dormir en una cama desea el general.
-Ya no hay cama ni sueño, general.
¿Qué quiere el general?
-Perderse por la tierra desea el general.
-Ya no existe la tierra, general.
¿Qué quiere el general?
-Morirse como un perro desea el general.
-Ya no existen los perros, general.
¿Qué quiere el general?
¿Qué quiere el general?
Parece que está mudo el general.
Parece que no existe el general.
Parece que se ha muerto el general.
que ya, ni como un perro, se ha muerto el general,
que el mundo destruido, ya sin el general,
va a empezar nuevamente, sin ese general.
Rafael Alberti
¿Qué quiere el general?
- Una espada desea el general.
-Ya no existen espadas, general.
¿Qué quiere el general?
-Un caballo desea el general.
-Ya no existen caballos, general.
¿Qué quiere el general?
-Otra batalla quiere el general.
-Ya no existen batallas, general.
¿Qué quiere el general?
-Una amante desea el general.
-Ya no existen amantes, general.
¿Qué quiere el general?
-Un gran tonel de vino desea el general.
Ya no hay tonel ni vino, general.
¿Qué quiere el general?
-Un buen trozo de carne desea el general.
-Ya no existen ganados, general.
¿Qué quiere el general?
-Comer yerbas desea el general.
-Ya no existen los pastos, general.
¿Qué quiere el general?
-Beber agua desea el general.
-Ya no existe más agua general.
¿Qué quiere el general?
-Dormir en una cama desea el general.
-Ya no hay cama ni sueño, general.
¿Qué quiere el general?
-Perderse por la tierra desea el general.
-Ya no existe la tierra, general.
¿Qué quiere el general?
-Morirse como un perro desea el general.
-Ya no existen los perros, general.
¿Qué quiere el general?
¿Qué quiere el general?
Parece que está mudo el general.
Parece que no existe el general.
Parece que se ha muerto el general.
que ya, ni como un perro, se ha muerto el general,
que el mundo destruido, ya sin el general,
va a empezar nuevamente, sin ese general.
Rafael Alberti
lunes, 26 de enero de 2009
LA GUERRA
De pronto, el aire
se abatió, encendido,
cayó, como una espada,
sobre la tierra. ¡Oh, sí,
recuerdo los clamores!
Entre el humo y la sangre,
miré los muros
de la patria mía,
como ciego miré
por todas partes,
buscando un pecho,
una palabra, algo
donde esconder el llanto.
Y encontré sólo muerte,
ruina y muerte
bajo el cielo vacío.
José A. Goytisolo
se abatió, encendido,
cayó, como una espada,
sobre la tierra. ¡Oh, sí,
recuerdo los clamores!
Entre el humo y la sangre,
miré los muros
de la patria mía,
como ciego miré
por todas partes,
buscando un pecho,
una palabra, algo
donde esconder el llanto.
Y encontré sólo muerte,
ruina y muerte
bajo el cielo vacío.
José A. Goytisolo
El hombre de la paz
Para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que congregar todos los odios
y ademas los aviones y los tanques
para batir al hombre de la paz
tuvieron que bombardearlo hacerlo llama
porque el hombre de la paz era una fortaleza
para matar al hombre de la paz
tuvieron que desatar la guerra turbia
para vencer al hombre de la paz
y acallar su voz modesta y taladrante
tuvieron que empujar el terror hasta el abismo
y matar más para seguir matando
para batir al hombre de la paz
tuvieron que asesinarlo muchas veces
porque el hombre de la paz era una fortaleza
para matar al hombre de la paz
tuvieron que imaginar que era una tropa
una armada una hueste una brigada
tuvieron que creer que era otro ejército
pero el hombre de la paz era tan sólo un pueblo
y tenía en sus manos un fusil y un mandato
y eran necesarios más tanques más rencores
más bombas más aviones más oprobios
porque el hombre del paz era una fortaleza
para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte
matar y matar más para seguir matando
y condenarse a la blindada soledad
para matar al hombre que era un pueblo
tuvieron que quedarse sin el pueblo.
Mario Benedetti
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que congregar todos los odios
y ademas los aviones y los tanques
para batir al hombre de la paz
tuvieron que bombardearlo hacerlo llama
porque el hombre de la paz era una fortaleza
para matar al hombre de la paz
tuvieron que desatar la guerra turbia
para vencer al hombre de la paz
y acallar su voz modesta y taladrante
tuvieron que empujar el terror hasta el abismo
y matar más para seguir matando
para batir al hombre de la paz
tuvieron que asesinarlo muchas veces
porque el hombre de la paz era una fortaleza
para matar al hombre de la paz
tuvieron que imaginar que era una tropa
una armada una hueste una brigada
tuvieron que creer que era otro ejército
pero el hombre de la paz era tan sólo un pueblo
y tenía en sus manos un fusil y un mandato
y eran necesarios más tanques más rencores
más bombas más aviones más oprobios
porque el hombre del paz era una fortaleza
para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte
matar y matar más para seguir matando
y condenarse a la blindada soledad
para matar al hombre que era un pueblo
tuvieron que quedarse sin el pueblo.
Mario Benedetti
MASA
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "¡No mueras, te amo tanto!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
"¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acuedieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: "¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Lo rodearon millones de individuos,
con un ruego común: "¡Quédate, hermano!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces, todos los hombres de la Tierra
le rodearon; les dio el cadáver triste, emocionado;
incorporándose lentamente,
abrazó al primer hombre, echóse a andar ...
CÉSAR VALLEJO
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "¡No mueras, te amo tanto!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
"¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acuedieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: "¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Lo rodearon millones de individuos,
con un ruego común: "¡Quédate, hermano!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces, todos los hombres de la Tierra
le rodearon; les dio el cadáver triste, emocionado;
incorporándose lentamente,
abrazó al primer hombre, echóse a andar ...
CÉSAR VALLEJO
MENSAJE DE JUAN PANADERO AL CONGRESO MUNDIAL POR LA PAZ (Fragmento)
Aquí estoy. Aquí ya estamos.
No tenemos cara. Somos
el planeta que habitamos.
Venid. No tenemos nombre.
Aunque todos respondamos
a una misma luz: el hombre. (...)
Matadnos. Nos mataréis.
Pero es más fuerte la vida
que la muerte que ofrecéis.
Y al fin correréis la suerte
de los que matando llegan
a darle a su vida muerte. (...)
¿Queréis la guerra? No iremos.
Con la paz entre las manos
por arma, os enterraremos
¡Paz al mundo! Corazones
arrebatados y unidos
de millones y millones.
Paz para toda la gente.
Se abran y cierren los ojos
del día tranquilamente.
Paz en todos los hogares.
Paz en la tierra, en los cielos,
bajo el mar, sobre los mares.
Paz en la albura extendida
del mantel, paz en la mesa
sin ceño de la comida.
En las aves, en las flores,
en los peces, en los surcos
abiertos de las labores.
Paz en la aurora, en el sueño.
Paz en la pasión del grande
y en la ilusión del pequeño.
Paz sin fin, paz verdadera.
Paz que al alba se levante
y a la noche no se muera.
¡Paz, paz, paz! Paz luminosa.
Una vida de armonía
sobre una tierra dichosa.
Lo grita Juan Panadero.
Juan en paz, un Juan sin guerra,
un hombre del mundo entero.
RAFAEL ALBERTI
No tenemos cara. Somos
el planeta que habitamos.
Venid. No tenemos nombre.
Aunque todos respondamos
a una misma luz: el hombre. (...)
Matadnos. Nos mataréis.
Pero es más fuerte la vida
que la muerte que ofrecéis.
Y al fin correréis la suerte
de los que matando llegan
a darle a su vida muerte. (...)
¿Queréis la guerra? No iremos.
Con la paz entre las manos
por arma, os enterraremos
¡Paz al mundo! Corazones
arrebatados y unidos
de millones y millones.
Paz para toda la gente.
Se abran y cierren los ojos
del día tranquilamente.
Paz en todos los hogares.
Paz en la tierra, en los cielos,
bajo el mar, sobre los mares.
Paz en la albura extendida
del mantel, paz en la mesa
sin ceño de la comida.
En las aves, en las flores,
en los peces, en los surcos
abiertos de las labores.
Paz en la aurora, en el sueño.
Paz en la pasión del grande
y en la ilusión del pequeño.
Paz sin fin, paz verdadera.
Paz que al alba se levante
y a la noche no se muera.
¡Paz, paz, paz! Paz luminosa.
Una vida de armonía
sobre una tierra dichosa.
Lo grita Juan Panadero.
Juan en paz, un Juan sin guerra,
un hombre del mundo entero.
RAFAEL ALBERTI
EN ALGUN LUGAR
En algún lugar
tiene que haber un rayo de luz
que disipe las tinieblas del futuro
una esperanza
que no se deje matar por el desencanto
y una fe
que no pierda inmediatamente la fe en si misma
En algún lugar
tiene que haber un niño inocente
al que los demonios no han conquistado aún
un frescor de vida
que no espire putrefacción
y una felicidad
que no se base en las desgracias de los demás.
En algún lugar
tiene que haber un despertador de la sensatez
que avise el peligro de los juegos autoaniquiladores
una gravedad
que se atreva a tomarse en serio
y una bondad
cuya raíz no sea simplemente maldad frenada.
En algún lugar
tiene que haber una belleza
que siga siendo belleza
una conciencia pura
que no oculte un crimen apartado
tiene que haber
un amor a la vida
que no hable con lengua equívoca
y una libertad
que no se base en la opresión de los demás.
MARIA WINE
tiene que haber un rayo de luz
que disipe las tinieblas del futuro
una esperanza
que no se deje matar por el desencanto
y una fe
que no pierda inmediatamente la fe en si misma
En algún lugar
tiene que haber un niño inocente
al que los demonios no han conquistado aún
un frescor de vida
que no espire putrefacción
y una felicidad
que no se base en las desgracias de los demás.
En algún lugar
tiene que haber un despertador de la sensatez
que avise el peligro de los juegos autoaniquiladores
una gravedad
que se atreva a tomarse en serio
y una bondad
cuya raíz no sea simplemente maldad frenada.
En algún lugar
tiene que haber una belleza
que siga siendo belleza
una conciencia pura
que no oculte un crimen apartado
tiene que haber
un amor a la vida
que no hable con lengua equívoca
y una libertad
que no se base en la opresión de los demás.
MARIA WINE
domingo, 25 de enero de 2009
LA PAZ
Si alguien
busca la paz
yo le digo:
La paz
no está en la noche
ni en el sueño.
(La noche tiene
ortigas
que le hieren la espalda;
por el sueño
transitan los espectros.)
La paz
no está en los lagos
solitarios,
ni en los tupidos
bosques,
donde los vientos
guardan
sus secretos.
No está tampoco
(aunque haya quien
lo diga)
entre las tumbas.
La paz
no está en los muertos.
Ni en las monta¤as
coronadas de nieve,
ni en los profundos mares.
Ni entre la multitud
ni en el desierto.
Por la simple razón
de que la paz
no existe:
hay que crearla dentro.
PEDRO BARCENA
Si alguien
busca la paz
yo le digo:
La paz
no está en la noche
ni en el sueño.
(La noche tiene
ortigas
que le hieren la espalda;
por el sueño
transitan los espectros.)
La paz
no está en los lagos
solitarios,
ni en los tupidos
bosques,
donde los vientos
guardan
sus secretos.
No está tampoco
(aunque haya quien
lo diga)
entre las tumbas.
La paz
no está en los muertos.
Ni en las monta¤as
coronadas de nieve,
ni en los profundos mares.
Ni entre la multitud
ni en el desierto.
Por la simple razón
de que la paz
no existe:
hay que crearla dentro.
PEDRO BARCENA
sábado, 24 de enero de 2009
TELEVIDENTE
Aquí estoy otra vez de vuelta
en mi cuarto de Iowa City
tomo a sorbos mi plato de sopa Campbell
frente al televisor apagado
la pantalla refleja la imagen
de la cuchara entrando en mi boca.
Y soy el aviso comercial de mí mismo
que anuncia nada a nadie.
Óscar Hahn
en mi cuarto de Iowa City
tomo a sorbos mi plato de sopa Campbell
frente al televisor apagado
la pantalla refleja la imagen
de la cuchara entrando en mi boca.
Y soy el aviso comercial de mí mismo
que anuncia nada a nadie.
Óscar Hahn
miércoles, 21 de enero de 2009
El indio no es el que mira usted
El indio no es el que mira usted
en el catálogo de turismo,
cargando bultos
o llevándole comida a la mesa.
Tampoco el que ve desde la ventanilla
y pide monedas haciendo malabares,
ni el que habla una lengua muy otra
y resiste fríos nocturnos.
No, el indio está adentro,
y a veces se le sale, acéptelo,
aunque lo entierre en apellidos,
aunque lo socave bien
y niegue su manchita de infancia,
ahí está, acéptelo.
Y si aparece esa agua rancia,
voraz, el aguardiente que inflama,
ya verá que se le sale,
el indio empuja con su fuerza de siglos,
emerge ardoroso y se le sale,
con lo guardado,
con lo que dura doliendo.
No, no es otro,
el indio soy yo,
a ver, repita conmigo.
ALAN MILLS
en el catálogo de turismo,
cargando bultos
o llevándole comida a la mesa.
Tampoco el que ve desde la ventanilla
y pide monedas haciendo malabares,
ni el que habla una lengua muy otra
y resiste fríos nocturnos.
No, el indio está adentro,
y a veces se le sale, acéptelo,
aunque lo entierre en apellidos,
aunque lo socave bien
y niegue su manchita de infancia,
ahí está, acéptelo.
Y si aparece esa agua rancia,
voraz, el aguardiente que inflama,
ya verá que se le sale,
el indio empuja con su fuerza de siglos,
emerge ardoroso y se le sale,
con lo guardado,
con lo que dura doliendo.
No, no es otro,
el indio soy yo,
a ver, repita conmigo.
ALAN MILLS
lunes, 19 de enero de 2009
Bukowski en los grandes almacenes (ficción filosófica)
Es muy fácil pensar que uno no existe
Es muy fácil pensar la existencia sin uno
entre los pormenores de este espacio perfecto
Paseando entre objetos callados
enfrentando el silencio de los nombres
sobre las etiquetas pues las cosas inmóviles
de algún modo también son elocuentes
El lujo y el silencio son amantes
el lujo y el silencio se devoran los pechos
se muerden en los muslos uno al otro
mientras en la ventana se nos muere de frío
un viejo sin zapatos que recuerda a Jesús
si hubiera sido viejo
Qué temblor de silencio en los oídos
Los precios y los nombres nos recuerdan
que habría que llorar como leones
porque el mundo ha enfermado de puro indiferente
o de afán por las cosas que no duran
desmesurado amor por cosas que no duran
Qué temblor de neón y que cansancio
Entre objetos con precio con alma y denominación
delimitada nítida las cosas
te pregutan tu nombre
quién es uno qué es uno
La chica de la caja (con sus ojos de cine)
la chica de la caja conoce la respuesta:
piénselo bien
usted no es más que el ticket de su compra
Repítelo tres veces
y tómese otra copa en nuestro bar.
Mario Cuenca Sandoval
Es muy fácil pensar la existencia sin uno
entre los pormenores de este espacio perfecto
Paseando entre objetos callados
enfrentando el silencio de los nombres
sobre las etiquetas pues las cosas inmóviles
de algún modo también son elocuentes
El lujo y el silencio son amantes
el lujo y el silencio se devoran los pechos
se muerden en los muslos uno al otro
mientras en la ventana se nos muere de frío
un viejo sin zapatos que recuerda a Jesús
si hubiera sido viejo
Qué temblor de silencio en los oídos
Los precios y los nombres nos recuerdan
que habría que llorar como leones
porque el mundo ha enfermado de puro indiferente
o de afán por las cosas que no duran
desmesurado amor por cosas que no duran
Qué temblor de neón y que cansancio
Entre objetos con precio con alma y denominación
delimitada nítida las cosas
te pregutan tu nombre
quién es uno qué es uno
La chica de la caja (con sus ojos de cine)
la chica de la caja conoce la respuesta:
piénselo bien
usted no es más que el ticket de su compra
Repítelo tres veces
y tómese otra copa en nuestro bar.
Mario Cuenca Sandoval
domingo, 18 de enero de 2009
Los portadores de sueños
En todas las profecías
está escrita la destrucción del mundo.
Todas las profecías cuentan
que el hombre creará su propia destrucción.
Pero los siglos y la vida
que siempre se renueva
engendraron también una generación
de amadores y soñadores,
hombres y mujeres que no soñaron
con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo
de las mariposas y los ruiseñores.
Desde pequeños venían marcados por el amor.
Detrás de su apariencia cotidiana
Guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando
por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos
muertos como pájaros.
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños,
atacados ferozmente por los portadores
de profecías habladoras de catástrofes.
los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías
dijeron que sus palabras eran viejas
y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso es antigua
en el corazón del hombre.
Los acumuladores de riquezas les temían
lanzaban sus ejércitos contra ellos,
pero los portadores de sueños todas las noches
hacían el amor
y seguía brotando su semilla del vientre de ellas
que no sólo portaban sueños sino que los
multiplicaban
y los hacían correr y hablar.
De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida
como también había engendrado
a los que inventaron la manera
de apagar el sol.
Los portadores de sueños sobrevivieron a los climas gélidos
pero en los climas cálidos casi parecían brotar por
generación espontánea.
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias torrenciales
tuvieron algo que ver con esto.
La verdad es que como laboriosas hormiguitas
estos especímenes no dejaban de soñar y de construir
hermosos mundos,
mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se
llamaban compañeros,
que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban
en las muertes,
se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se ayudaban
en el arte de querer y en la defensa de la felicidad.
Eran felices en su mundo de azúcar y de viento
de todas partes venían a impregnarse de su aliento
de sus claras miradas
hacia todas partes salían los que habían conocido
portando sueños
soñando con profecías nuevas
que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores
y de que el mundo no tendría que terminar en la hecatombe.
Por el contrario, los científicos diseñarían
puentes, jardines, juguetes sorprendentes
para hacer más gozosa la felicidad del hombre.
Son peligrosos
—imprimían las grandes rotativas
Son peligrosos
—decían los presidentes en sus discursos
Son peligrosos
—murmuraban los artífices de la guerra.
Hay que destruirlos
—imprimían las grandes rotativas
Hay que destruirlos
—decían los presidentes en sus discursos
Hay que destruirlos
—murmuraban los artífices de la guerra.
Los portadores de sueños conocían su poder
por eso no se extrañaban
también sabían que la vida los había engendrado
para protegerse de la muerte que anuncian las profecías
y por eso defendían su vida aún con la muerte.
Por eso cultivaban jardines de sueños
y los exportaban con grandes lazos de colores.
Los profetas de la oscuridad se pasaban noches
y días enteros
vigilando los pasajes y los caminos
buscando estos peligrosos cargamentos
que nunca lograban atrapar
porque el que no tiene ojos para soñar
no ve los sueños ni de día, ni de noche.
Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de sueños
que no pueden detener los traficantes de la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos
que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
la semilla de estos sueños no se puede detectar
porque va envuelta en rojos corazones
en amplios vestidos de maternidad
donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
que los albergan.
Dicen que la tierra después de parirlos
desencadenó un cielo de arcoiris
y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.
Nosotros sólo sabemos que los hemos visto
sabemos que la vida los engendró
para protegerse de la muerte que anuncian las profecías.
Gioconda Belli
está escrita la destrucción del mundo.
Todas las profecías cuentan
que el hombre creará su propia destrucción.
Pero los siglos y la vida
que siempre se renueva
engendraron también una generación
de amadores y soñadores,
hombres y mujeres que no soñaron
con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo
de las mariposas y los ruiseñores.
Desde pequeños venían marcados por el amor.
Detrás de su apariencia cotidiana
Guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando
por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos
muertos como pájaros.
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños,
atacados ferozmente por los portadores
de profecías habladoras de catástrofes.
los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías
dijeron que sus palabras eran viejas
y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso es antigua
en el corazón del hombre.
Los acumuladores de riquezas les temían
lanzaban sus ejércitos contra ellos,
pero los portadores de sueños todas las noches
hacían el amor
y seguía brotando su semilla del vientre de ellas
que no sólo portaban sueños sino que los
multiplicaban
y los hacían correr y hablar.
De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida
como también había engendrado
a los que inventaron la manera
de apagar el sol.
Los portadores de sueños sobrevivieron a los climas gélidos
pero en los climas cálidos casi parecían brotar por
generación espontánea.
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias torrenciales
tuvieron algo que ver con esto.
La verdad es que como laboriosas hormiguitas
estos especímenes no dejaban de soñar y de construir
hermosos mundos,
mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se
llamaban compañeros,
que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban
en las muertes,
se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se ayudaban
en el arte de querer y en la defensa de la felicidad.
Eran felices en su mundo de azúcar y de viento
de todas partes venían a impregnarse de su aliento
de sus claras miradas
hacia todas partes salían los que habían conocido
portando sueños
soñando con profecías nuevas
que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores
y de que el mundo no tendría que terminar en la hecatombe.
Por el contrario, los científicos diseñarían
puentes, jardines, juguetes sorprendentes
para hacer más gozosa la felicidad del hombre.
Son peligrosos
—imprimían las grandes rotativas
Son peligrosos
—decían los presidentes en sus discursos
Son peligrosos
—murmuraban los artífices de la guerra.
Hay que destruirlos
—imprimían las grandes rotativas
Hay que destruirlos
—decían los presidentes en sus discursos
Hay que destruirlos
—murmuraban los artífices de la guerra.
Los portadores de sueños conocían su poder
por eso no se extrañaban
también sabían que la vida los había engendrado
para protegerse de la muerte que anuncian las profecías
y por eso defendían su vida aún con la muerte.
Por eso cultivaban jardines de sueños
y los exportaban con grandes lazos de colores.
Los profetas de la oscuridad se pasaban noches
y días enteros
vigilando los pasajes y los caminos
buscando estos peligrosos cargamentos
que nunca lograban atrapar
porque el que no tiene ojos para soñar
no ve los sueños ni de día, ni de noche.
Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de sueños
que no pueden detener los traficantes de la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos
que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
la semilla de estos sueños no se puede detectar
porque va envuelta en rojos corazones
en amplios vestidos de maternidad
donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
que los albergan.
Dicen que la tierra después de parirlos
desencadenó un cielo de arcoiris
y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.
Nosotros sólo sabemos que los hemos visto
sabemos que la vida los engendró
para protegerse de la muerte que anuncian las profecías.
Gioconda Belli
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