De pronto, el aire
se abatió, encendido,
cayó, como una espada,
sobre la tierra. ¡Oh, sí,
recuerdo los clamores!
Entre el humo y la sangre,
miré los muros
de la patria mía,
como ciego miré
por todas partes,
buscando un pecho,
una palabra, algo
donde esconder el llanto.
Y encontré sólo muerte,
ruina y muerte
bajo el cielo vacío.
José A. Goytisolo
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