La vida nos sorprende,
nos pilla de improviso
con la cama deshecha
y la comida puesta,
a punto de vivir,
sencillamente...
Nos acorrala en cada nueva esquina,
en cada tren perdido,
en cada paso dado,
en cada beso.
La vida nos sujeta, nos arrulla,
nos aborda sin más, nos interroga,
nos deja sin aliento, nos ahoga,
nos arrastra,
nos eleva,
nos desploma...
Y al final, sin avisar,
nos abandona.
Marisa de la Peña
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