Nos engañaron
nos dijeron que el paraíso estaba bajo nuestros pies
que estaba a la sombra famélica de nuestras armas
a la sombra de nuestras marchas.
Nos engañaron
diciéndonos que Palestina sólo era una piedra invadida
por las algas que el grito bastaría para dar miedo que
éramos águilas que las piedras caían del cielo que detrás
de nosotros estaban los elefantes.
Nos engañaron
haciendo para nosotros el inventario de las mentiras
de nuestros postulados de nuestros sueños
de nuestras insurrecciones vitales.
Nos engañaron
como se engaña a la bestia al acecho
como se engaña a niños tiernos
como se engaña a clientes tontos.
Nos engañaron
de la raíz de las uñas a la de nuestra lengua vendiéndonos
mercancía echada a perder en los subsuelos de la
memoria.
Henos aquí flamantes de esta temeridad rencorosa.
Henos aquí sanos en nuestra sangre limpia lavada
y relavada con el jabón de sus mentiras.
Henos aquí irreductibles ahora.
Pero, ¿qué hacemos camaradas
una vez engañados
una vez lavados?
¿qué hacemos
sino jugar a las cartas en el polvo
de sus mentiras?
Hamid Skif
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