lunes, 25 de junio de 2012

Desheredados

En mi sueño viajaba por el mundo
contemplando muy triste
la realidad de los espejos.

Los niños trabajaban en las minas
con sus pulmones sucios por el polvo,
con lágrimas de asbesto
como desheredados
desde su nacimiento.

Otros niños andando en las basuras
recogiendo las pilas o el metal,
para poder venderlos en mercados
con el alma infinita, sin raíces,
sin futuro ni alba.

Niños de uno y dos años
ordenando ladrillos en fábricas sin ley,
cobrando medio euro cada día.

Y niñas en prostíbulos
de apenas nueve años,
viviendo en un castigo sin indulto,
sin solución de nada.

Desperté de mi sueño
y constaté con pena
que la realidad era peor.


Ana Muela Sopeña

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