jueves, 13 de enero de 2011

dois.

nunca vi mexer-se o segredo dos planetas:
noites olhando a noite, enquanto me fazia homem
e despia de mim a leveza dos pequenos pés.

contava através da janela as constelações muito antigas,
imaginava episódios de neve nos campos que nunca tive,
desejava incontidamente que um anjo me abrigasse
em suas asas e me levasse até à aparição da flor original.

não dei conta que me debruçava, que me esquecia da mesa
onde os pratos prolongavam o amor da minha mãe,
o pão que se abria sem ruído — concreto e cheio.
desaprendi como se lavam as mãos, sabes. não sei mais
como a mão toca o ombro ou como se dorme abraçado.

e penso que há um altar vazio,
uma oração que só a minha boca pode dizer.

dos.

nunca vi revolverse el secreto de los planetas:
noches mirando la noche, mientras me hacía hombre
y despojaba de mí la ligereza de los pequeños pies.

contaba a través de la ventana las constelaciones muy antiguas,
imaginaba episodios de nieve en los campos que nunca tuve,
deseaba incontenidamente que un ángel me abrigase
en sus alas y me llevase hasta la aparición de la flor original.

no reparé en que me inclinaba, que me olvidaba de la mesa
donde los platos prolongaban el amor de mi madre,
el pan que se abría sin ruido —concreto y lleno.
desaprendí como se lavan las manos, sabes. no sé más
como la mano toca el hombro o como se duerme abrazado.

y pienso que hay un altar vacío,
una oración que sólo mi boca puede decir.


Vasco Gato

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