Mi padre
convocaba a los pájaros
cada mañana
y dialogaba en el lenguaje
de los pentagramas.
En su mesa de primavera
compartía el trigo y la cebada.
Escribía mensajes de paz
en todos los árboles de su huerto,
en el vuelo silencioso
de la paloma
que habitaba el campanario,
en el rocío de otras madrugadas.
Pero nadie fue testigo
de esta siembra silenciosa.
Pablo Cassi
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