El poder pensó la manera
de tener el control absoluto del mundo:
Encarceló a la mente
y así anuló el conocimiento.
Sin conocimiento se atrofió la inteligencia,
y sin inteligencia los barrotes se escondieron;
así el poder adquirió un control de la Tierra ilimitado.
El egoismo fue su carcelero.
Pero siempre hay presos insumisos:
El amor fue uno de ellos.
Encabezó un motín de abrazos y de besos
que hicieron resurguir las rejas de la niebla.
La mente fue consciente de su encierro.
El poder ya no duerme tranquilo
se pasa las noches en vela; porque tiene miedo.
Milagros Morales García