Con vos quería hablar, hijo de la
grandísima.
Ya me tienes cansado
de tanta esquividad y apartamiento,
con tus significantes y tus
significados
y tu látigo húmedo
para tiranizar mi pensamiento.
Ahora te quiero ver, hijo de la
grandísima,
porque me marcho al tiro al país de
los mudos
y de los sordos y de los sordomudos.
Allí van a arrancarme la lengua de
cuajo:
y sus rojas raíces colgantes
serán expuestas adobadas en sal
al azote furibundo del sol.
Con vos quería hablar, hijo de la
grandísima.
Óscar Hahn
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