Nunca iría a la guerra
para defender un territorio,
una bandera, una patria
o un Dios.
Ni para que viviese más tranquilo
el señor Obispo,
el señor Marqués,
o para que
la Sociedad Española de Contratas,
Sociedad Anónima,
no perdiese dinero.
Si algún día
debo coger un fusil,
será para defender
tu mirada y tu sonrisa.
Sólo entonces,
y no me hará
la más mínima gracia,
porque no fui educado
para matar.
Antonio José Quesada Sánchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario