Nacemos para hacer mil gestos bellos
sonreír, o besar, o acariciarnos
apenas con las yemas de los dedos.
Somos los habitantes de la Tierra
felices e inocentes herederos
de la vida, del salto de la trucha
en el claro remanso, de la astuta,
geométrica tarea de la araña.
Venimos a este mundo a embellecerlo
riéndonos en corro para darnos consuelo.
Somos seres humanos. Los que pueden amarse
sabiendo lo que son. Los que aprendemos.
Alberto Porlan
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