Un anciano atraviesa la espesura, camina entre las ramas del silencio bajo un cielo crispado que desciende con su lento nublar sobre la tarde.
Como una red tupida de hojarasca esparcida a la sombra de este bosque, así es su corazón ya deshojado que acaricia la luz con mansedumbre.
Con su hatillo de días y el semblante de quien no ha visto nada en el sendero, un anciano atraviesa la espesura, le da, con su mirar, significado.
Juan Antonio Bernier
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