jueves, 9 de junio de 2011

Deseo

Que no se vaya el día diluido en el viento,
que no se muera el alma detrás de los fracasos,
que se remanse el río después de la tormenta,
que canten los amigos un as de corazones
y otro amigo nos abra ventanitas al cielo,
que no vuelvan los gritos a destruir concordias,
que nazca una esperanza en la sonrisa,
que sea como un rito descorrer los cerrojos
y asomarse a la vida con ilusión ferviente,
que no pierda su rumbo la palabra
enredada en la bruma del silencio,
que brille con luz propia y que su luna
sea como una gloria compartida.

Que sean los poetas heraldos del cariño,
sembradores de sueños y promesas de paz.

Teresa Berenguer

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