miércoles, 13 de febrero de 2019

SOBRE EL MITO DE SANTA TECLA



Un hombre pedirá  mi mano
y me la cortaré.
Nacerá otra
y volveré a cortarla.

El hombre pensará:
qué perfecta mujer, es un árbol de manos:
podrá ordeñar las cabras,
hacer queso,
cocer los garbanzos,
ir por agua al río,
tejer mis calzoncillos.

Pero yo seguiré cortando mis manos
cuando me diga:
Mujer, te he pedido,
y debes ordeñar las cabras.
Mujer, eres mía,
trae agua del río,
sírveme el queso,
ve al pueblo por vino.

Mis manos caerán como caen las flores
y se moverán por el campo,
necias:
No ordeñarán las cabras,
no irán por vino al pueblo,
jamás zurcirán sus calzoncillos
y nunca,
mucho menos,
acariciarán sus testículos.

El hombre dirá:
Qué mala mujer,
es una maldición de manos.

Irá por un hacha,
cortará mis brazos.
Nacerán nuevos.
Entonces pensará
que el inicio de la vida se encuentra en el ombligo
y cortará mi cuerpo en dos.

Mis miles de manos cortadas
se volverán azules
y se moverán.
Secarán el trigo,
jugarán con el agua,
secarán el río,
arrancarán las raíces del pasto,
envenenarán a las cabras,
al queso.

Y el hombre pensará:
Qué maldición más grande:
prohibido debe estar pedir a una mujer
que tiene voluntad.

 Elena Salamanca


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