lunes, 8 de abril de 2019

Lilith



Pertenecía al linaje
de las diosas – pájaro.
Tenía ese par de alas bordadas.
Entonaba agudas melodías
y en su voz
era una mujer libre.
La eligieron para ser
la primer esposa de Adán.
Y por un tiempo él
conoció el placer
de la magia corporal
el olor del almizcle
y escuchó la música
de las esferas celestiales
en su periplo constante.
Luego quiso someterla.
Estar por encima.
Poseer lo que no puede ser poseído.
No entendía que ella era diosa
y que al levantarse desplegaba
la aurora entintada de violetas
y que en la noche comandaba el oscilar de las mareas
y que con sus brazos
orquestaba el coro de los pájaros.
¿Cómo podía quedarse
a los pies de aquél
que deseaba encadenarla?
¿Para qué servían las alas
si no para volar?


Kyra Galván

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