Soy el que sabe que
no es menos vano
que el vano
observador que en el espejo
de silencio y
cristal sigue el reflejo
o el cuerpo (da lo
mismo) del hermano.
Soy, tácitos
amigos, el que sabe
que no hay otra
venganza que el olvido
ni otro perdón. Un
dios ha concedido
al odio humano esta
curiosa llave.
Soy el que pese a
tan ilustres modos
de errar, no ha
descifrado el laberinto
singular y plural,
arduo y distinto,
del tiempo, que es
de uno y es de todos.
Soy el que es nadie,
el que no fue una espada
en la guerra. Soy
eco, olvido, nada.
Jorge Luis Borges
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