jueves, 13 de diciembre de 2018

Barbie




Las dudas no han oscurecido su mirada.
No tiene venas indiscretas en las piernas
ni líneas en el rostro que señalen
la frecuencia de un gesto
o de una desesperanza.
Su perfección es impecable.
Te recuerda tu verdad de mujer que envejece
la curva cada vez más notoria del vientre
la aflicción de los pechos
el temor puntual cada mañana
de que aparezcan alrededor de los ojos
las primeras arrugas
la primera hebra blanca
en el pelo que llevas más corto
para suavizar el paso de los años.
Es como chocar contra un muro
que no habías visto
pero que estaba a mitad del camino
para esta caída
de la que te levantarás otra
menos hiriente
quizás menos apetecible
para estos ejercicios lacerantes
en los que pusiste la vida
amando hasta no ser
dejándote llevar por desiertos de muerte.
Lo que perece con el tiempo
No es solo el músculo o la piel.
Lo que has ganado
no son solo estas heridas
que destilan piedad.
Ahora estás a salvo y son las cinco.
Tu hija celebra el cumpleaños de su
muñeca. Las niñas comienzan a llegar.


Soledad Álvarez

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