jueves, 27 de diciembre de 2018

Me he acostumbrado


Me he acostumbrado,
(así, como quien no quiere la cosa)
a los domingos sin resaca,
al amor sin golpes
y a la gente sin doblez.
No es que mi vida sea menos emocionante:
es que las emociones son reales, son sencillas.
Y por tanto,
hacen bien.
Ana Elena Pena

domingo, 23 de diciembre de 2018

Soy


Me despojo
me libero de las ataduras,
de las voces que llenan mi pensamiento
de inseguridad, de miedo, de oscuridad.
Me construyo
más humana, más natural, más libre
menos sumisa, menos incapacitada y menos temerosa
y voy a entregarme a la felicidad,
la cual yo me construiré,
la cual yo forjaré,
la cual yo cuidaré.
Franciny Molina

viernes, 21 de diciembre de 2018

Como carroña



Desnuda de su piel,
deshonrada como la violada
a la que ya
no quieren violar,
como un cadáver abofeteado,
como el agonizante
al que escupen en la cara,
como un animal vivo, cuando
muriendo en el matadero
se convierte en el artículo de consumo,
degradada como carroña
que se desprecia a sí misma,
como excremento de carroña,
humillada
tan profundamente,
como jamás podría ser humillado
un varon —
una mujer
sobre la camilla ginecológica
bajo la mirada
de los médicos.
Ana Swir

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Ella tiene miedo



Al lado de la mujer
está acostado su hombre.
La mujer tiene miedo
de que él vuelva a matarla.
¿No vas a volver a matarme?
pregunta la mujer.
No te voy a matar, dice el hombre.
Pero ella tiene miedo
de que él vuelva a matarla.
Entonces corre a la ventana y salta al pavimento.
Y ya está a salvo
de bruces sobre el pavimento.
Él ya no volverá a matarla.
Anna Świrszczyńska

lunes, 17 de diciembre de 2018

Coraje



No seré esclava de ningún amor.
A nadie
devolveré el sentido de su vida,
su derecho al crecimiento constante
hasta el último aliento.
Maniatada por el oscuro instinto
de la maternidad,
sedienta de ternura como el asmático
de aire,
con qué empeño construyo en mí
el hermoso egoísmo humano,
reservado desde hace siglos
para el varón.
Contra mí
están todas las civilizaciones del mundo,
todos los libros santos de la humanidad
escritos por ángeles místicos
con la expresiva pluma del relámpago.
Diez Mahomas
en diez elegantemente enmohecidas
lenguas
me amenazan con la condenación
en la tierra y en el cielo eterno.
Contra mí
está mi propio corazón.
amaestrado por milenios
en la cruel virtud de la víctima.
Anna Swir

sábado, 15 de diciembre de 2018

COMO PÁJAROS PERDIDOS XXXVI



La policía irrumpió en la casa y atrapó a los participantes de aquella fiesta. Se los llevó a la cárcel por lujuriosos y perversos. Era natural. La policía no puede irrumpir en las calles y acabar con otros escándalos, como el de la miseria.
Jaime Sabinés

jueves, 13 de diciembre de 2018

Barbie




Las dudas no han oscurecido su mirada.
No tiene venas indiscretas en las piernas
ni líneas en el rostro que señalen
la frecuencia de un gesto
o de una desesperanza.
Su perfección es impecable.
Te recuerda tu verdad de mujer que envejece
la curva cada vez más notoria del vientre
la aflicción de los pechos
el temor puntual cada mañana
de que aparezcan alrededor de los ojos
las primeras arrugas
la primera hebra blanca
en el pelo que llevas más corto
para suavizar el paso de los años.
Es como chocar contra un muro
que no habías visto
pero que estaba a mitad del camino
para esta caída
de la que te levantarás otra
menos hiriente
quizás menos apetecible
para estos ejercicios lacerantes
en los que pusiste la vida
amando hasta no ser
dejándote llevar por desiertos de muerte.
Lo que perece con el tiempo
No es solo el músculo o la piel.
Lo que has ganado
no son solo estas heridas
que destilan piedad.
Ahora estás a salvo y son las cinco.
Tu hija celebra el cumpleaños de su
muñeca. Las niñas comienzan a llegar.


Soledad Álvarez

martes, 11 de diciembre de 2018

LA INÚTIL MUERTE




Han quedado sobre la tierra

los oscuros cuerpos de los hombres de inútil muerte,
y en el oculto corazón de los demás arde todavía la llama del odio estúpidamente despierto.
Inútil odio.

En un apacible cobijo

de hermosas paredes
todo ha sido cambiado;
dos hombres importantes se han sonreído, se han dado la mano.

De nuevo todo inútil,

la lucha de los vivos,
la muerte de los muertos.

De nuevo todo inútil,

el hambre...


Agnès Agboton


domingo, 9 de diciembre de 2018

MARGINADOS




La orfandad nos acecha
con aislamiento frío en el mutismo.
En medio de las sombras deliran los cartílagos
y la luz se resiste
a que todo en nosotros sea un hueco
de carencia y marasmo.
El animal que rige nuestra piel
efectúa la huida a un bosque oculto,
donde la luna escapa al Gran Hermano.

Nos persigue el exilio
en la desolación de terremotos
y en el cuerpo del mundo el agua nos sumerge
en la ciudad de arena.
Las nubes contaminan nuestros bronquios
con trazados de chemtrails.
En el viaje la alquimia nos da vértigo,
la desnudez nos llena de peligros
y olvidamos lo efímero de todo.

Los refugiados miran
con miedo sobre el sol de medianoche
y un pánico de niebla el declive del Nasdaq.
El petróleo dirige
el llanto de los niños de la Tierra
y una lágrima cae
en los labios hambrientos de los hombres,
mientras un grito agónico de ancianas
horada la memoria de la gente.

Prostitutas muy jóvenes
se hacinan en los cuartos y no salen
a contemplar las horas en la nostalgia apátrida
que el barro les delata.
Clientes que deslizan su mentira
a través de los cuerpos
transmutando billetes en placer,
convierten la fricción en un teatro
donde ya nada es lo que parece.

Parados en sus casas
vagan en extravío por las cuevas
sin futuro ni aire, en túneles de bronce.
Darwinismo feroz
que convierte recursos en basura.
Redactan el currículum
como el mito de Sísifo, girando,
en la explosión de lunas sin cristales,
caminando sin rumbo por la línea.

Los náufragos respiran
en el mar del estrecho, tan temible,
al tiempo que las algas y las estrellas rojas
simbolizan las pérdidas
en océanos llenos de esperanza.
Un púlsar es latido
de inmigrantes que llegan sin papeles,
en pateras que son como un espejo
de la incesante búsqueda de vida.

Los desahuciados lloran
desnudos sobre sacos de cemento
en un ritual de lodo, despojados del numen,
arrastrando la nada.
Vacíos de hipotecas imposibles
donde el robo es lo único
que destella al final de rutas vanas,
en espíritus ávidos de sueños
que la lluvia destroza cada noche.


Ana Muela Sopeña




viernes, 7 de diciembre de 2018

ADÁN Y EVA XV



Bajo mis manos crece, dulce, todas las noches. Tu vientre manso, suave, infinito. Bajo mis manos que pasan y repasan midiéndolo, besándolo; bajo mis ojos que lo quedan viendo toda la noche.
Me doy cuenta de que tus pechos crecen también, llenos de ti, redondos y cayendo. Tú tienes algo. Ríes, miras distinto, lejos.
Mi hijo te está haciendo más dulce, te hace frágil. Suenas como la pata de la paloma al quebrarse.
Guardadora, te amparo contra todos los fantasmas; te abrazo para que madures en paz.

Jaime Sabinés







miércoles, 5 de diciembre de 2018

Mujer


Mujer de niebla,
ataviada con sueños e ilusiones
para sobrevivir en la batalla.

Mujer de lluvia,
sumergida en el viaje por la Tierra,
dispuesta a luchar siempre con su luz.

Mujer de bruma,
alucinando con rituales
de belleza adherida a laberintos.

Mujer del bosque,
dibujada en las ramas de los árboles,
llamando a los humanos.

Mujer galáctica,
que vuelas sin cesar por el espacio
más allá de frecuencias infinitas.

Mujer del mar,
observando la vida submarina,
preocupada por las tortugas y ballenas.

Mujer de fuego,
encendida despacio
para brillar con pulsos de la historia
e iniciar sin demora el despertar.

Mujer de agua,
disolviendo las luchas y tensiones
para dar de beber a los sedientos.

Mujer relámpago,
adivinadora del futuro,
profeta de la sal y de la escarcha.

Mujer lunar,
magnética en el caos, trueno en tormentas,
Lilith, complicidad de lo ancestral.

Mujer de Venus,
aliada con la esencia del amor.

Mujer de Urano,
que siembras libertad entre las rocas.

Mujer de nieve,
purificas el tiempo creador.

Mujer de hielo,
soledad del ayer y del mañana.

Mujer de nube,
protegida por ángeles y arcángeles.

Mujer de sombra,
buceadora en campos de misterios.

Mujer raíz,
para entender el alma de las cosas.

Mujer estrella,
que pactas con la música del mundo.

Mujer umbral,
preparada con armas para el cambio.

Mujer visión,
que ves dentro del tiempo y de la herida.

Mujer rocío,
que fertilizas todo lo que tocas.

Mujer arena,
capaz de vislumbrar la hora mágica.


Ana Muela Sopeña


lunes, 3 de diciembre de 2018

Envidia del pene




Envidio a los hombres que pueden anhelar
con infinita vaciedad
el cuerpo de una mujer,
que esperan que su anhelo
haga un niño,
que su oquedad misma
fertilice lo oscuro.
Las mujeres no se hacen ilusiones sobre esto,
ya que son a la vez
casas y túneles,
copas y las que escancian el vino,
ya que conocen el vacío como estado temporal
entre dos plenitudes,
y no ven en ello ningún romance.
Si yo fuera hombre,
condenado a esa infinita vaciedad,
y no teniendo alternativa,
encontraría, como los otros, sin duda,
una mujer
para bautizarla Vientre de Luna,
Madona, Diosa del Cabello de Oro
y hacerla tienda de mi deseo,
paracaídas de seda de mi lujuria,
icono ojiazul de mi sagrada comezón sexual,
madre de mi hambre.
Pero ya que soy mujer,
debo no sólo inspirar el poema
sino también escribirlo a máquina,
no sólo concebir al niño
sino también darlo a luz,
no sólo dar a luz al niño
sino también bañarlo,
no sólo bañar al niño
sino también alimentarlo,
no sólo alimentar al niño
sino también llevarlo
a todas partes, a todas partes…
mientras que los hombres escriben poemas
sobre los misterios de la maternidad.
Envidio a los hombres que pueden anhelar
con infinita vaciedad.

Erica Jong


sábado, 1 de diciembre de 2018

“Os inquiridores”



Está o mundo coberto de piolhos:
Não há palmo de terra onde ñão suguem,
Não há segredo de alma que ñão espreitem
Nem sonho que ñão mordam e pervertam.
Nos seus lombos peludos se divertem
Todas as cores que, neles, são ameaças:
Há—os castanhos, verdes, amarelos,
Há—os negros, vermelhos e cinzentos.
E todos se encarniçam, comem todos,
Concertados, vorazes, no seu tento
De deixar, como restos de banquete,
No deserto da terra ossos esburgados.




El mundo está cubierto de piojos:
No hay palmo de tierra del que no chupen,
Ni secreto de alma que no acechen
Ni sueño que no muerdan ni perviertan.

En sus lomos peludos se divierten,
Siendo amenazas, todos los colores:
Los hay castaños, verdes, amarillos,
Los hay rojos, negros y grisáceos.
Y todos se encarnizan, comen todos,
Acordes y voraces en su intento
De dejar, como restos de banquete,
En el erial terrestre huesos mondos.
José Saramago