viernes, 22 de junio de 2018

MANIFIESTO



no será perdonada la osadía del vuelo,
no será comprendida.
no será perdonada la mujer que eleve
sus pies hasta el punto
donde el ocaso se vuelva amanecer
del otro lado del mundo.
no será.
porque es difícil entenderse
con la gente con alas.
ellas estorban cuando a uno le ofrecen
sillas y butacas,
sólo están cómodas en los bancos de plaza
o al borde de la cornisa del más alto
edificio
o en la colina capital, atalaya del valle.

para que una mujer no tenga alas
hay que cometer el desatino
de arrancárselas,
hay que matar la luz
de su pupila
y asesinar el canto
con que duerme a sus hijos y
eliminar el grito
con el que clama
para pedir justicia.
no será perdonada la mujer que tenga alas,
no será.
porque hay que animarse a ir con ella
en caída libre.
hay que entregar el aire,
los pulmones, las terrestres piernas
del temor y la duda.
estas alas que tengo
me pesan,
me han quebrado la espalda
en la soledad profunda
donde suelo
quedarme detenida,
mis alas
son el único sustento
para seguir estando viva.

Celia Inés López Miranda

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