A menudo no sé si
caer de costado,
si morir de repente
por una sobredosis
de Chopin,
si sentarme a
esperar
que pase el enemigo
en su ataúd
o asaltarlo en el
bar de la esquina
y decirle que es
tonto, por ejemplo.
Demasiado a menudo
no sé dónde
guardar lo que me duele,
las ganas de escapar
o de borrarme, el anhelo de hundirme
en tu cáliz
secreto,
y entender que la
vida,
más allá del
oxígeno,
es sólo una
metáfora.
Katy Parra
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