domingo, 29 de septiembre de 2013

Mascarones de proa

Me hundo y luego vuelvo a renacer de nuevo.
No pueden las tormentas con mi rostro y su pena.
Derivo mar adentro.
Me tragan los abismos
y resurjo de nuevo sobre el mar y las olas.
Yo soy insumergible.
Como esos mascarones de los barcos antiguos
que navegan soberbios del tajamar en lo más alto.


Elsa López

viernes, 27 de septiembre de 2013

MONÓLOGO DO VELLO TRABALLADOR / MONÓLOGO DEL VIEJO TRABAJADOR

 agora tomo o sol. Pero até agora
traballéi cincoenta anos sin sosego.
Comín o pan suando día a día
nun labourar arreo.
Gastéi o tempo co xornal dos sábados,
pasóu a primavera, veu o inverno.
Dinlle ao patrón a frol do meu esforzo
i a miña mocedade. Nada teño.
O patrón está rico á miña conta,
eu, á súa, estóu vello.
Ben pensado o patrón todo mo debe.
Eu non lle debo
nin xiquera iste sol que agora tomo.

Mentras o tomo, espero.  

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Ahora tomo el sol. Pero hasta ahora
trabajé cincuenta años sin sosiego.
Comí el pan sudando día a día
en un trabajar continuo.
Gasté el tiempo con el jornal de los sábados,
pasó la primavera, vino el invierno.
Le di al patrón la flor de mi esfuerzo
y mi juventud. Nada tengo.
El patrón está rico a mi cuenta,
yo, a la suya, estoy viejo.
Bien pensado el patrón todo me lo debe.
Yo no le debo
ni siquiera este sol que ahora tomo.

Mientras lo tomo, espero.  

Celso Emilio Ferrereiro

miércoles, 25 de septiembre de 2013

DEBAJO DE LA CAMA


ese chiquillo que escapa
de la casa de sus padres
–perseguido por su padre–
y se refugia en la casa de su abuela
debajo de la cama de su abuela

ese niño que se mea
debajo de la cama de su abuela
–aterrado ante los zapatos
y las amenazas del padre–
ese chiquillo nunca
saldrá de debajo de la cama
es otro el que recibe la paliza del padre

es por otro niño
por quienes lloran la madre y la abuela
porque él nunca saldrá de debajo de la cama


Patricio Rascón  

lunes, 23 de septiembre de 2013

ALMACÉN



Somos seres de plástico, productos envasados
al vacío. Llevamos fecha oculta
de caducidad. Carne
sin alma. Seres almacenados
en números, cifras, cuentas
de óxido, posesiones
baldías. Acumulamos residuos:
toda una vida apilada en
ese gran vertedero. Nada hay que sea nuestro,
sin embargo, más allá de este amor
que nos quema la sangre. Seres intercambiables;
contratas, negocios, fincas,
huesos, cenizas. Mira:
la codicia ha llegado.
Se ha instalado en tu casa.
Ha cogido tus llaves.


Adolfo Cueto  

sábado, 21 de septiembre de 2013

CARRETERAS CORTADAS



Esos otros caminos
por los que nunca pasamos, los que dejamos 
a un lado, hechos de miedo
y valor, como un destello en la noche, un 
fogonazo en la niebla, ¿adónde
irían a dar? ¿Por quién
preguntan ahora?,
ahora que es tarde y, de pronto,
todo este viento del Sur
acariciando tu frente...

                                    La añoranza abre huecos
por carreteras cortadas, en autopistas
vacías, que nos reclaman al cabo. ¿Oyes al niño que corre
por las habitaciones? ¿Cómo crece y se afeita, y
sale luego a la calle? Hoy se cruza
contigo. Y, aunque tenga tu rostro,
es ya ese otro que avanza
–se desvía, se aleja–,
tan distinto a ti mismo: el que no
serás ya, el que nunca

habrás sido.

Adolfo Cueto

jueves, 19 de septiembre de 2013

ÁFRICA


Doliente el gesto de la mujer
que duerme sobre un barullo lejano,
que tiene mil rostros y uno
aún sin resolver.

Mujer de tantos desconsuelos:
conoce el hambre y la mueca
y aquel gusano de seda
sin memoria.

Mujer del África pura,
mi pequeño gusano,
esa que olvida todo,
mas nunca el dolor.


ALDA MERINI  

martes, 17 de septiembre de 2013

Bienaventurado

Bienaventurado el latifundista,
suya será, también, la Tierra Prometida.
El dictador de las colonias de ultramar
pues su bigote merecerá el embalsamiento de los años.
Bienaventurado el político que escoge zapatos con cuña, 
su voz será lo único que quede bajo el peso de una losa.
Bienaventurado el dios minúsculo porque se rindió en el último peldaño,
el caza recompensas,
suyo es el mérito de los salarios.
Bienaventurado el último poeta, bienaventurado sea, y alguna plaga reciba.
Los cierra sobres, siempre que den por terminada su huelga indefinida. 
Y así se les sequen los labios, decía una maldición gitana.
Bienaventurado el lector que cree haber encontrado el doble sentido,
el marido juguetón que utiliza un puño americano.
Bienaventurado el cura de mi pueblo, famoso por sus blancas manos,
los empresarios paternalistas, por incumplir nueve Mandamientos.
Bienaventurado el consentidor de plegarias porque de él será el privilegio del último suspiro, 
el saqueador de columnas, también bienaventurado, inventor de los paraguas desechables.
Bienaventurado el pescador de aguas bravas, el cuerno del unicornio, la figura de Buda en estado catatónico, el arlequín alegre, bienaventurado el domador de mariposas, el carcelero que realiza horas extras, el listo y  la lista, el amo de la casa, las casas sin cosas, los santos oficios.

Bienaventurado el marmolista, merecedor de los royalties de nuestros epitafios y amén.

José Antonio Fernández