miércoles, 24 de junio de 2009

EL CLUB DE LOS UTOPISTAS

¿Quiénes somos?
los indigentes del poder
e indigestos para los poderosos
los que tienen la garganta atada al corazón
los que hacen habitables las comisarías
los no llamados a la cena de la OMC
los que tiran un verso y enseñan mil manos
los que desayunan café con sueños
los que tienen correo electrónico
y siguen escribiendo cartas de amor
los que tienen menos y no quieren para ellos más
los que abren los brazos y no los cierran sobre cuellos
los que escriben día con luna y presente con libertad
los que para dar ruedas de prensa deben ir al hospital
los enfermos de neoliberalismo
y que nos recetarán otros mundos
los que saben esperar y ya no aguantan
los que pagan las facturas y reciben las fracturas
los que inhalan poesía y detestan el CO2
los que asumen errores y no insisten en ellos
los que rechazan las balas
los que derriban gigantes y construyen molinos
los que desobedecen a las porras
y se escudan en los hechos
los que crean redes políticas
y no se enredan en el politiqueo
los balsámicos balseros de la sensata locura
los Utopistas: nosotras y nosotros.
Me gusta este Club.

Ángel Calle

lunes, 22 de junio de 2009

Amazonía

No es una sala de estar
no es una capilla para el velorio
no es esa la cama de tierra que lo parío
ni es un catre pa'que descanse
ni es la selva que defiende
con sus restos
Es el no lugar de la lengua
alborotada que me grita:
ningún otro genocidio, carajo!

Ricardo Landa

viernes, 19 de junio de 2009

La pura verdad

Si ustedes lo permiten,
prefiero seguir viviendo.

Después de todo y de pensarlo bien, no tengo
motivos para quejarme o protestar:

siempre he vivido en la gloria: nada
importante me ha faltado.

Es cierto que nunca quise imposibles; enamorado
de las cosas de este mundo con inconsciencia y dolor
y miedo y apremio.

Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría; tuve
sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables.

Me averguenza verme cubierto de pretensiones; una gallina torpe,
melancólica, débil, poco interesante,

un abanico de plumas que el viento desprecia,
caminito que el tiempo ha borrado.

Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin
darme cuenta, voy iniciando
una madurez equilibrada, capaz de enloquecer a
cualquiera o aburrir de golpe.

Mis errores han sido olvidados definitivamente; mi
memoria ha muerto y se queja
con otros dioses varados en el sueño y los malos sentimientos.

El perecedero, el sucio, el futuro, supo acobardarme,
pero lo he derrotado
para siempre; sé que futuro y memoria se vengarán algun día.
Pasaré desapercibido, con falsa humildad, como la
Cenicienta, aunque algunos

me recuerden con cariño o descubran mi zapatito
y también vayan muriendo.

No descarto la posibilidad
de la fama y del dinero; las bajas pasiones y la inclemencia.

La crueldad no me asusta y siempre viví deslumbrado
por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne perfecta.

Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud
y en mi destino y en la buena suerte:

sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido
y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra desidia.

Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una palabra;
compartir este calor, esta fatalidad que quieta no
sirve y se corrompe.

Puedo hablar y escuchar la luz
y el color de la piel amada y enemiga y cercana.

Tocar el sueño y la impureza,
nacer con cada temblor gastado en la huida

Tropiezos heridos de muerte;
esperanza y dolor y cansancio y ganas.

Estar hablando, sostener
esta victoria, este puño; saludar, despedirme

Sin jactancias puedo decir
que la vida es lo mejor que conozco.

Paco Urondo

miércoles, 17 de junio de 2009

Deberíamos

Deberíamos nacer ancianos,
despiertos, capaces de decidir
nuestro destino en la Tierra,
saber desde la primera encrucijada
qué camino tomar
y que irresponsable sólo sea
el deseo de ir más lejos.
Después, hacernos al caminar,
aún más y más jóvenes,
maduros y fuertes alcanzar
las puertas de la creación,
traspasarlas y entrar enamorados
a la adolescencia,
ser niños cuando nazcan nuestros hijos.
Igual serían siempre más viejos que nosotros,
nos enseñarían a hablar,
y nos mecerían para dormirnos,
desapareceríamos cada vez más,
seríamos cada vez más pequeños,
como un granito de uva, de arveja o de trigo...


Ana Blandiana

domingo, 14 de junio de 2009

Me sirve no me sirve

La esperanza tan dulce
tan pulida tan triste
la promesa tan leve
no me sirve

no me sirve tan mansa
la esperanza

la rabia tan sumisa
tan débil tan humilde
el furor tan prudente
no me sirve

no me sirve tan sabia
tanta rabia

el grito tan exacto
si el tiempo lo permite
alarido tan pulcro
no me sirve

no me sirve tan bueno
tanto trueno

el coraje tan docil
la bravura tan chirle
la intrepidez tan lenta
no me sirve

no me sirve tan fría
la osadía

sí me sirve la vida
que es vida hasta morirse
el corazon alerta
sí me sirve

me sirve cuando avanza
la confianza

me sirve tu mirada
que es generosa y firme
y tu silencio franco
sí me sirve

me sirve la medida
de tu vida

me sirve tu futuro
que es un presente libre
y tu lucha de siempre
sí me sirve

me sirve tu batalla
sin medalla

me sirve la modestia
de tu orgullo posible
y tu mano segura
sí me sirve

me sirve tu sendero
compañero.

Mario Benedetti

miércoles, 10 de junio de 2009

Desde aquí

Desde aquí
vigilamos
el eccema de violencia que cubre el mundo
los movimientos de los ejércitos
y el hambre
algo de la desesperación que hay en el mundo
algo del sufrimiento
algo del dolor que chirría en los cuerpos
en la carne quemada

Vigilamos
nada más.


Uffe Harder

lunes, 8 de junio de 2009

Último brindis

Lo queramos o no
Sólo tenemos tres alternativas:
El ayer, el presente y el mañana.

Y ni siquiera tres
Porque como dice el filósofo
El ayer es ayer
Nos pertenece sólo en el recuerdo:
A la rosa que ya se deshojó
No se le puede sacar otro pétalo.

Las cartas por jugar
Son solamente dos:
El presente y el día de mañana.

Y ni siquiera dos
Porque es un hecho bien establecido
Que el presente no existe
Sino en la medida en que se hace pasado
Y ya pasó...,

como la juventud.

En resumidas cuentas
Sólo nos va quedando el mañana:
Yo levanto mi copa
Por ese día que no llega nunca
Pero que es lo único
De lo que realmente disponemos.

Nicanor Parra

viernes, 5 de junio de 2009

Hablas de la civilización, y de que no debe ser

Hablas de la civilización, y de que no debe ser,
o de que no debe ser así.
Dices que todos sufren, o la mayoría de todos,
Con las cosas humanas por estar tal como están.
Dices que si fueran diferentes sufrirían menos,
Dices que si fueran como tú quieres sería mejor.
Te escucho sin oír.
Si las cosas fuesen diferentes, serían diferentes: esto es todo.
Si las cosas fuesen como tú quieres, serían sólo como tú quieres.
¡Ay de ti y de todos los que pasan la vida
queriendo inventar la máquina de la felicidad!

Fernando Pessoa

miércoles, 3 de junio de 2009

CONTRA JAIME GIL DE BIEDMA

De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación —y ya es decir—,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colemena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?

Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.

Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
—seguro de gustar— es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.

Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.

A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!

Jaime Gil de Biedma

lunes, 1 de junio de 2009

Aprender a mirar

Aprender a mirar de otra manera.
Aprender a confíar de un nuevo modo.
Aprender a esperar
como si el mundo se estuviera haciendo.
Aprender,aprender...
Aprender todo desde el entusiasmo
sin apoyar el corazón en lenguas muertas.
Aprender a vivir
continuamente:
ser los discípulos
de un profesor que no da títulos
que ejerce una sabiduría
provisoria y mudable:
ser los aficionados al conocimiento
los aprendices
para siempre
los que se morirán
ignorantes
de casi todo.

Francisca Aguirre